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Óscar Oliva: Medalla del Premio Nacional de Artes

José Natarén
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
Óscar Oliva, uno de los grandes poetas del siglo, recibió la Medalla del Premio Nacional de Artes en la rama de Lingüística y Literatura, por parte del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, el jueves 17 de noviembre del 2022 en Palacio Nacional. El poeta fue postulado al Premio por el Ayuntamiento Constitucional de Tuxtla Gutiérrez, su ciudad natal.

Óscar Oliva, recibió la Medalla del Premio Nacional de Artes

Poesía de la inteligencia y del delirio, de la inmensidad iluminada por la palabra, teje y desteje la urdimbre de nuestras relaciones con la realidad, transmuta la visión particular en nuevos sentidos y significados sobre los grandes temas: el tiempo, la muerte, el amor, la cólera y la locura, con la reiteración de símbolos, frases poéticas, personajes y escenas a lo largo de su diálogo con el mundo, original en cuanto penetra la hondura de nuestra condición y emerge del abismo de la experiencia humana con la potencia colectiva que lo anima.


Presentamos el discurso que el poeta ofreció en representación de los galardonados:
“Pensamos que la cultura y el arte, en constante movimiento, es la obra de todos los pueblos del planeta, es el trabajo de toda la historia universal, la formidable exploración de lo más profundo del corazón humano, con las expresiones propias de cada época, región, cosmogonías, desde donde se abarcan las distintas maneras de apropiarnos la realidad, las múltiples realidades, con todos nuestros sentidos.
Las preguntas acerca de quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, qué universo habitamos, el arte y la ciencia se lo preguntan constantemente, sin obtener respuesta. Surge una nueva pregunta y es el desafío, que todos, todas, enfrentamos a diario, en cualquier trabajo que realicemos y, en este desafío está toda la manifestación de nuestra alegría y esperanza. Preguntas hechas de tiempo, singulares, colectivas, en cualquier momento, peligroso o no, en el tiempo de los asesinos o en el tiempo del crecimiento de las montañas, de las flores más pequeñas. Al preguntar repensamos el mundo, efímero como nosotros mismos, en el punto más extremo del espacio que habitemos. Como seres humanos, necesitamos renovarnos una y otra vez, en nuestros trabajos diarios, totalmente integrados al proceso de transmisión de la cultura y el arte, con todo lo que representa este salto formidable de la ciencia y los medios electrónicos que estamos viviendo; con nuestra imaginación apegada a la más cruda realidad, en el un no sé qué queda balbuciendo de Juan de la Cruz, o en el ángel terrible de Rainer María Rilke.
Sabemos, como todos, que, en este universo, todo está relacionado con todo, el trabajo individual con el trabajo colectivo, la filosofía con la ciencia, la lucha por la verdad con la justicia, la poesía con la música, nuestros cuerpos con la arquitectura del cosmos, la mitología con la más descarnada realidad. Por eso todas las mujeres y hombres, necesitamos que nuestros países vivan en paz, sin guerras, sin niñas asesinadas, sin racismo, sin discriminación de ninguna clase, sin migrantes apaleados y, muchas veces, asesinados o muertos en accidentes provocados por el desprecio a sus vidas.
Queremos que el yo épico de Walt Whitman, el tú de Paul Celan, el solo de flauta de carrizo de Luis Hernández y las polifonías de las diversidades, sean parte de la celebración de la vida”.

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