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Agencias

Diario de Chiapas

Y en un abrir y cerrar de ojos, 2021 terminó. 365 días después el COVID-19 sigue ahí, amenazante, como desde hace casi 600, pero menos mortífero que entonces. Es por ello que, a diferencia de 2020, este año sí que el deporte transcurrió en medio de algo que podríamos llamar ‘nueva normalidad’. Y es que los estadios han sido el termómetro de la lenta y dolorosa transición de la oscuridad al otro lado del túnel. El año empezó con competiciones canceladas, coliseos vacíos, aún, y el cifras de contagios y decesos que superaban día a día récords históricos. Paulatinamente el público regresó a los estadios; primero, de a puñados de cientos, como en la NBA. Algunos miles, como en el Súper Bowl. La final de la Champions League debió cambiar de sede para volver a sentir el calor del público. La Eurocopa y la Copa Oro de Concacaf evocaron los ‘viejos tiempos’, o un viso de los nuevos, ‘la post-pandemia’, pero los Juegos Olímpicos de Tokios, los primeros en la historia sin espectadores en las gradas, fueron un recordatorio de la fragilidad humana.

En 2021 volvió el deporte y hubo quienes recuperaron algo después de haber perdido tanto. En algunos casos, hasta lo más simple: la sonrisa. La sonrisa de un gol, la liberación de volver a un estadio de mano de los seres más queridos, o la pasmosa alegría de un título largamente esperado, como los de Atlas, Cruz Azul, la Selección Argentina, la ‘Azzurra’, Atlético Mineiro, los Milwaukee Bucks, los Tampa Bay Buccaneers, los Atlanta Braves. Si la pandemia derivó en un intercambio del statu-quo deportivo a través de los desbarajustes económicos e institucionales, situación que facilitó la coronación de equipos en franca sequía, será motivo de un análisis mucho más cuantioso. A saber, pero es posible que no haya sido una coincidencia. El año de los regresos y los reencuentros, las maldiciones destruidas; la encarnación de los sueños, de aquello que muchos no habían imaginado con ver jamás.

El año del Olimpo, de la piscina de oro de Caeleb Dressel, del dominio incontestable de Emma McKeon; el año en el que volaron Elaine Thompson y Lamont Jacobs; el año en el que Eliud Kipchoge volvió a estirar los límites de la resistencia humana; el año de goles por montones de Robert Lewandowski, de la redención de Messi y el reencuentro de ‘La Azzurra’ con la gloria.

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