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Agencias

Diario de Chiapas

Con la serie igualada, el pensar en cómo se deberá de cumplir sobre la duela para tener la oportunidad de salir adelante en esta serie, los Lakers deben echar mano de Anthony Davis para cumplir con el propósito.

Una avasallante serie de inicio que dejó a los Rockets con la victoria, hizo pensar a los angelinos en que deberían modificar para hacer valer su participación y fue precisamente en el segundo juego, cuando Lakers aprovechó para empatar el marcador y no quedar con un 0-2 en la serie.

Un 0-2 hubiera sido complicado de gestionar dada la confianza con la que suelen jugar Harden y compañía cuando vienen bien dadas. Esta serie queda empatada a uno y con el panorama abierto, como los jugadores de D’Antoni.

Sí se quiso imprimir un punto más de velocidad en el juego. LeBron James se había quejado tras ese primer encontronazo de las dificultades para frenar el movimiento, ya fuera de balón o de las propias personas, de los Rockets, tanto en estático como en las transiciones. Así que los Lakers pasaron al ataque, presionando un poco más en la línea defensiva para forzar pérdidas y lanzar contras fulgurantes. Fue como la gota china, que viene al caso tratándose del equipo de Yao Ming y Daryl Morey.

El otro golpe de timón fue algo más improvisado: JaVale McGee se hizo daño en el tobillo izquierdo, se retiró, y Dwight Howard no fue el que se encargó de su puesto, no jugó. Vogel decidió ir con una alineación más corta de centímetros, con un Markieff Morris muy acertado sobre todo en ataque, y poniendo a Anthony Davis de pívot en los momentos en los que se decidió todo. Davis ha repetido hasta la saciedad que el puesto en el que quiere jugar es el de ‘4’, pero tenía poco sentido no probarle de ‘5’ ante el conjunto con el quinteto más bajo de toda la competición.

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