• Spotify
  • Mapa Covid19

Editorial

Maza Cruz, un corrupto y…candidato de Morena a la alcaldía de Coita

Bien dicen que hay que ser “cochi, pero no tan trompudo” y eso es justo lo que cada día experimentamos de nuestros políticos chiapanecos, sea el nivel que se diga y mande. No es posible que a menos de cinco meses de que concluyan las administraciones municipales se encuentren estelas de corrupción o llámese irregularidades financieras, de años atrás, sin comprobar.

La Auditoría Superior del Estado (ASE), con su fugitivo ex titular y hoy candidato usurpador indígena, José Uriel Estrada Martínez, es una clara muestra del cochinero que se ventila en el ajuste de las cuentas públicas que debieron haber ya solventado los alcaldes con licencia que andan buscando fuero para otros tres años, como es el caso particular del presidente de Ocozocoautla, Javier Alejandro Maza Cruz.

Si querían pruebas para que no estén recriminando que se critica sin fundamentos, ahí están los 26 millones de pesos que “desaparecieron” de las arcas del Ayuntamiento coiteco, pues al mes de abril de 2024, dicha autoridad no ha podido solventar las irregularidades que presenta en el sitio oficial la Auditoría Superior del Estado.

Se imaginan qué clase de “políticos” se tienen en la palestra rumbo a una nueva administración municipal, si en su pasado reciente, aun en funciones, pues su separación de Meza Cruz es temporal, se tienen irregularidades que no se da crédito cómo es que quieren ocultarlas.

Lo que hay que destacar en el trabajo de la ASE, es la labor honesta de los auditores que hacen la chamba como debe ser, misma que a lo largo de los últimos cinco años se las echaba abajo el equipo de confianza del ex auditor, pues se encargaban de “limpiar” los expedientes de los presidentes municipales “manos largas”, quienes se mochaban para quedar exonerados.

Usted avalará lo dicho cuando señalamos que no existe una sola denuncia contra un solo alcalde o alcaldesa de la gestión 2021-2024 por no comprobar millonarias y escandalosas cifras respecto a cuentas públicas. Los casos de los ediles de Simojovel, San Fernando, Yajalón, Pijijiapan y muchos más que se sirvieron con la cuchara grande es una prueba palpable del compadrazgo y amiguismo que cosechó Estrada Martínez.

Ocozocoautla es el ejemplo perfecto, en pleno proceso electoral, de cómo el alcalde y su gente no entregaron la documentación que justifique la erogación de casi 177 mil pesos en el desarrollo de ordenamientos jurídicos aplicables a cada operación registrada.

Es inaudito que el edil con licencia no haya comprobado el destino de más de cinco millones 500 mil pesos en difusión institucional y publicidad, adquisición de juguetes, renta de audio e iluminación, contratación de escenarios y grupos musicales, además de otros 69 mil pesos para pagar rentas, pero no se sabe de qué tipo.

Casi 450 mil pesos se esfumaron en supuestas publicaciones en el Periódico Oficial para que produjera efectos jurídicos el Plan de Desarrollo Municipal 2021-2024. Y si esto fuera poco, casi un millón de pesos no se solventaron en asesorías que debería haber hecho los supervisores del Ayuntamiento.

Lo catastrófico es el “gasto” de casi 2 millones de pesos de “precios unitarios pagados que no contaron con soporte técnico”. Otro millón 995 pesos están sin comprobar por los “finiquitos” otorgados a la base trabajadora. Más de 302 mil pesos no aparecen por el pago de sueldos, salarios y gratificaciones de fin de año a policías.

Otros 6 millones 219 mil pesos en saldo a deudores que no fueron comprobados, recuperados o depurados, y otra más de aproximadamente 6 millones de pesos por no haber realizado los reintegros ante la Tesorería de la Federación de los recursos no devengados y reintegrados al 15 de enero de 2023.

Qué fácil era para los alcaldes señalados y unos 40 más que en este espacio fueron evidenciados por entregar “documentación justificada inexistente, recursos otorgados no comprobados, cancelados, depurados, etcétera”, salir limpios de sus transas.

Con todo esto, con qué cara Morena les permite a sus candidatos participar por una reelección, con qué calidad moral un aspirante puede aspirar al poder o mantenerse en éste si todo lo que ha hecho ha sido una detestable corrupción en perjuicio de la ciudadanía.

Se comprueba que la honestidad, la transparencia, la democracia y todos esos conceptos que la dirigencia de Morena y todos los partidos políticos pregonan respetar son solo un ardid, una treta, una artimaña y una mezquindad de quienes se dicen representantes populares. Les queda mejor que se acepten como unos sinvergüenzas que les vale un comino el bienestar del pueblo.

Qué fácil sería que la dirigencia estatal o nacional del partido en el poder dijera: Cancelada la candidatura por no ser transparente en su actuar. Sin ir a misa, las aleluyas serían la consagración de cómo debe actuarse ante un inminente caso de corrupción en el que también deberían llamar a cuentas al ex titular de la ASE, José Uriel Estrada Martínez.

Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *