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Hay que confiar en AMLO en el tema de las pensiones

El tema de las pensiones ha dado de qué hablar. Ahora en todas las mesas de los hogares mexicanos, en las tertulias, en el trabajo, se lee, se escucha y se comenta los alcances de lo que será el Fondo de Pensiones para el Bienestar impulsado por el gobierno del Andrés López Obrador.

Ante la falta de comprensión de los asuntos financieros, y en este caso, de los dineros que por décadas han ahorrado la clase trabajadora, surgen muchas preguntas a la que sus respuestas siguen siendo vagas, desorientan a los que están vigentes en sus empleos y, sobre todo, no hay una visión clara a futuro de lo que pasará con el que se encuentra “guardado” en las afores.

Hoy sabemos que el decreto firmado por el mandatario federal es una iniciativa que permitirá a las y los trabajadores obtener el 100 por ciento de su salario en la edad de jubilación y sería el primero de julio cuando se aplique el primer pago pensión del dinero que se tenga en dicho fondo.

Lo que en este primer punto no se sabe ni se ha dicho es a partir de cuándo aplica y si contempla a las personas que se acaban de pensionar, aunque no todos será beneficiarios de este programa, porque sólo será aplicable para aquellos trabajadores que tengan más de mil semanas cotizadas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social o del ISSSTE, cuyo monto máximo será de 16 mil 500 pesos, aunque puede ser menos.

El decreto detalla que “aquellos trabajadores que reciban una pensión menor a dicho monto, tendrán garantizado el 100 por ciento de la tasa de reemplazo”. El problema de las dudas que se tienen es que ni en el IMSS, el ISSSTE y las Afores, brindan la información precisa para aclararlas, y no es porque no sepan, pero en el caso de las dos primeras instituciones, su personal sigue siendo pedante, sin educación.

Lamentable en este sentido, porque los esfuerzos que se presumen desde las altas esferas no se reflejan cuando se acude a los empleados de los módulos de información. En la mayoría de los casos, el personal, sobre todo de base, mantiene la línea burocrática de que “si no lo le gusta, quéjese”, le contestan al usuario, al derechohabiente.

A raíz del anuncio de que el gobierno les quitará las pensiones a las afores, de las personas mayores de 70 años que no las hayan reclamado, en estas instituciones están retrasando los trámites de las personas que están tramitando el retiro de sus recursos (Afore e Infonavit) bajo el pretexto de que “no hay sistema o que el gobierno no ha liberado las cuentas”.

Se entiende que están ganando tiempo para definir el siguiente paso en tanto se formaliza el decreto del Fondo de Pensiones para el Bienestar, pues aunque el gobierno lo haya oficializado, aún se esperará el resolutivo que emita la Suprema Corte de Justicia de la Nación, luego de las impugnaciones que presentarán los partidos políticos en el Congreso del Estado, que han dicho que este programa es una farsa, pues de lo que se trata es apropiarse de los recursos de las cuentas inactivas o no reclamadas, las cuales oscilan en alrededor de 40 mil millones de pesos.

Se estima que el Fondo implicará un costo aproximado de 130 mil millones de pesos en los primeros diez años, dijo el secretario de Hacienda y Crédito Público. Serán elegibles para recibir la pensión los trabajadores que se retiren a la edad de 65 años, que coticen en el sistema Afore (es decir, desde julio de 1997 en el caso del IMSS y desde abril de 2007 en el caso del ISSSTE).

El presidente López Obrador dijo que además de los 40 mil millones de pesos que tienen que entregar las afores, se cuenta con otras fuentes de financiamiento para el fondo de pensiones, como lo que ingresa por el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado, deudas de los estados con el ISSSTE y con el SAT.

Al presidente hay que creerle, o por le menos, dejar asentado lo que asegura: Desde el inicio va a alcanzar para compensar a los trabajadores, y que se contempla las utilidades que se tengan del Tren Maya y del Aeropuerto Felipe Ángeles.

En esto último es donde entra la sospecha o, mejor dicho, los números no cuadran, porque estos dos proyectos, el primero ya terminado y el segundo aún por concluir en su totalidad, no tienen utilidades y por lo que se ve, tardarán años en consolidarse.

Por un lado, hay que confiar en el compromiso asumido por el mandatario federal, y por otro, esperemos que el tan cacaraqueado tema no sea utilizado con fines políticos, ahora que estamos a un mes de la elección y donde la presidencial se torna cada día más pareja.

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