Edén Gómez Bernal/Diario de Chiapas
Ante la llegada de Todos Santos, muchas tradiciones reaparecen para recordar a quienes ya no están. Una de ellas es adornar las tumbas o capillas con flores.
Desde sus inicios, la utilización de flores se derivó por la manera y tradición con la que se velaba a los muertos, ya que a diferencia de cómo actualmente conocemos, en estas ceremonias antes se dejaban a los cuerpos a la intemperie por varios días, lo que ocasionaba que, en épocas de calor, el olor de los cuerpos en descomposición fuera muy fuerte, por lo que utilizaban inciensos y se cubría con flores los cadáveres.
Esta práctica se mantuvo hasta nuestros tiempos porque por medio de las flores se demuestra el cariño, respeto y honor a los difuntos, por lo que son utilizadas varios tipos de flores.
La flor de cempasúchil es la más usada en el Día de Muertos, ya que es la más representativa por su color y es que se tenía la creencia que el color naranja es el único que puede servir como guía para los muertos, y estos puedan volver al mundo de los vivos en esta temporada.
Muchas personas aún continúan con la tradición de llevar ofrendas florales a sus muertos, sobre todo las que en vida disfrutaban o tenían gusto, así como la señora Edith Molano Ríos, quien visita a su madre en el Panteón Municipal de Tuxtla Gutiérrez.
“Más que todo alegrar su tumba, ya que están en un lugar más elevado que nosotros, que estamos felices de estar aquí con ellos, usando las flores que más le gustaban, ahora son esas las que traje, para que tenga un camino lleno de colores con las flores y su veladora para más luz”, expresó.
