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Adriana Santos / Diario de Chiapas
De lunes a sábado desde las 5 de la mañana, Heriberto Cruz Molina se levanta a preparar su mercancía, empanadas y un buen pozol arrecho que vende en las calles de la ciudad.
Beto, como es conocido por su clientela, es originario del municipio de Cintalapa, de donde salió hace 30 años junto con su madre, para probar suerte en la capital chiapaneca.
“Cuando vine a la ciudad, me quería regresar, porque tenía miedo, sobre todo me daba temor, mucho temor, atravesar las calles por los carros”, contó Beto.
Tiene 45 años y desde muy pequeño se ha asumido como un hombre homosexual, situación que también lo identifica, además de su gran sombrero, entre sus clientes debido a la picardía con la que usa su orientación sexual para vender sus productos.
“Cuando vi este (sombrero) en internet que lo usan los japoneses me gustó y con ese la gente ya me identificaba. De ahí me puse El Arrecho y dije: voy a arrechear, porque es lo que le gusta a la gente”, señaló en entrevista.
Además de vender esta bebida tradicional chiapaneca, Beto también trabaja como vigilante en el estacionamiento del Parque Bicentenario, puesto que se encarga de su madre, con quien vive.
Con una flor detrás de la oreja y sus gestos exagerados, recorre las calles de la ciudad buscando ganarse el pan de cada día. Pese a que ha recibido miradas de desaprobación, sostuvo que él es feliz con el personaje que ha creado para ‘enamorar’ a sus clientes.
En su pequeño negocio le ha dado para emplear a dos personas más, siendo el vendedor más arrecho que el pozol.

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