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Marco Alvarado/ Diario de Chiapas

Hasta el año 2019, 83 por ciento de los fallecimientos fetales registrados ocurrió antes del parto, y 15 por ciento durante el proceso de alumbramiento; las mujeres de 25 años son las que presentaron la mayor frecuencia de embarazos con complicaciones que terminaron en la muerte del producto, de acuerdo con la estadística referente a la muerte fetal, de producto y de la madre.

Durante 2019, en México se registraron 23 mil 868 defunciones fetales, casos que fueron atendidos, en 73 por ciento de los casos, en hospitales de la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

De estas muertes, mil ocurrieron en Chiapas, según lo informado por la Secretaría de Salud.

Del total de embarazos que terminaron en muerte fetal 16 mil 288 fueron atendidos por médicos gineco-obstetras y seis mil por otro tipo de médico. En contraparte, el personal que menos atendió este tipo de procedimiento fueron las enfermeras, con 53 casos.

Las muertes fetales tardías, ocurridas entre las 28 y más semanas de gestación, representaron el mayor número de casos con nueve mil 387 casos, seguidas de las precoces, de 12 a 19 semanas, con poco más de seis mil casos.

Por sexo del feto, los hombres tuvieron la mayor frecuencia de fallecimiento, con 12 mil 535 casos registrados, respecto a las mujeres, con nueve mil 195 casos.

El mes que registró el mayor número de muertes fetales fue mayo, con un total de dos mil 193 casos, seguido de marzo, julio, agosto y septiembre con números de fallecimientos similares.

Entre los abortos, que corresponden a los casos en los que la edad gestacional del feto es inferior a las 22 semanas, el aborto espontáneo es el más común entre las muertes fetales con siete mil 561 casos.

Con esta información se actualizan los principales indicadores nacionales de las Estadísticas de mortalidad fetal, que tienen como objetivo proporcionar información que permite conocer y comparar el volumen, tendencias y características de este hecho demográfico en los diferentes ámbitos geográficos del país, hasta el nivel de localidad, para contar con un insumo que permita realizar el análisis y la evaluación de acciones dirigidas a la elaboración de programas de salud materno infantil.

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