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José Salazar / Diario de Chiapas

A 18 kilómetros al noroeste del municipio de Ocozocoautla, -para ser más precisos- en la carretera 63 que va y viene con rumbo a Apic-Pac, existe una zona de conservación de no más de 42 hectáreas, cubierto por helechos, enormes robles protegidos por orquídeas y bromelias, que se ha convertido en un ‘paraíso’ para los saqueadores que llegan desde Berriozábal.

Estas tierras, hace más de 35 años eran propiedad de extranjeros, destinadas a la ganadería y el cultivo de café. Hoy llevan por nombre “Laguna Bélgica”, son el santuario de más de 236 especies de aves, residentes y migratorias; venados, jabalís, tepescuincles, armadillos, tigrillos, refugio del puma, por su colindancia con la reserva de la biosfera del Ocote, utilizan este santuario como un corredor biológico.

LA NINFA

En esta área, se ubica una laguna en proceso de pantano, alimenta canales y escurrimientos de la carretera; cubierta por la maleza. Por instantes, se escucha un ruido, pareciera que un puerco se ha metido a la laguna, en su desesperación emitiera chillidos, pero no es así, dice Romero Montejo Hernández, encargado de la conservación y vigilancia del parque.

-Esos son los sonidos que emiten las ranas, para ser más específicos, la Ninfa de Ojos Rojos, aunque sólo se le puede ver de noche.

Lo dice mientras me agacho para tratar de buscar, a la Ninfa, el agua turbia, la maleza, y los mosquitos que no permiten una posición cómoda para detectarla.

JS: ¿Cómo es la Ninfa?

-Es una rana con un verde intenso, como las hojas, cuando están tiernas y con la peculiaridad de que sus ojos son rojos, por ello en la noche es fácil detectarlas.

Romeo tiene un año en “Laguna Bélgica”, pero más de diez trabajando para la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn). Él es moreno, viste camisa color arena, con la leyenda “monitoreo biológico y social”, un gorra del mismo color, pantalón negro, una mochila en su espalda, al caminar se ayuda con una vara.

Hace unos minutos, habíamos iniciado el recorrido por uno de los tres senderos de la reserva, el clima y la vegetación eran diferentes, son 500 metros, me había dicho, en ese transcurso recorrimos la Laguna, varios puntos y lugares para descansar.

EL LUGAR DEL SAQUEADOR

Subiendo por el “Sendero Montaña”, la mejor recomendación es caminar despacio, con calma, respirar profundo para sentir el aroma del árbol de pimienta, que se encuentra en la primera estación, varios metros más adelante, se aprecian unos agujeros que son utilizados por los pájaros raquetas como nidos.

En este ascenso se pasan por 17 escalones, donde se aprecian los diferentes tipos de bosques, palmeras arborescentes de más cinco metros de alto; Romeo se adelanta un poco, se coloca un remanso, dirige la mirada hacia unos árboles de más de 25 metros, que están protegidos por decenas de bromelias y epifitas.

Él levanta una bromelia del suelo –mira, así como está, los saqueadores se llevan la flor, lo demás lo tiran, matándola por completo, también se llevan los helechos, por lo general recolectan más de dos costales.

JS: ¿Los conoces?

– Sí, los conocemos, porque somos tres personas quienes nos encargamos de cuidar este lugar.

JS: ¿Cómo hacen esta actividad?

-Ellos vienen cuando está lloviendo, porque creen que hay menos vigilancia, con unas varas de 10 metros despegan las orquídeas y bromelias de los árboles. Cuando no las alcanzan se trepan, no les importa batirse, porque traen una segunda muda de ropa, para cuando salen a la carretera pasan desapercibidos.

JS:¿Qué pasa cuando los sorprenden?

-Les decimos que están en una zona de conservación y que están cometiendo un delito; se van, algunos nos juegan la vuelta, se meten por otro lado.

Hay uno de ellos, que cuando escucha ruido, se tira al suelo, se esconde entre los helechos, pero detectamos sus cosas y lo buscamos hasta encontrarlo. Él no entiende que al tirarse al suelo corre el riesgo de ser picado por una Nauyaca o Coralillo, y morir.

JS: ¿Ellos, vienen siempre?

-Hay una persona que responde al nombre de Tomas Pérez, que llega desde Berriozábal, a saquear esta reserva desde hace más de 10 años; esa persona no entiende, cuando se le sorprende dice:

-No, estoy haciendo nada, si no me quería llevar la planta, si quiere la entierro de nuevo, lo hace, recoge sus cosas, se sube al camión, se baja más adelante e ingresa por otro lado.

Así lo hace siempre, esta persona viene, saquea, con el único objetivo de venderlo en su vivero y florería, pero nosotros no podemos hacer nada, con estas acciones lo único que hace es aminorar las especies.

El problema más grande que afronta esta zona de conservación son los viveros de Berriozábal, todos los helechos, orquídeas que se venden en ese municipio son extraídas de esta zona.

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