Jeny Pascacio / Diario de Chiapas
Contrario al incremento de ventas que esperaban, locatarios de los mercados públicos Rafael Pascacio Gamboa y Juan Sabines, aseguraron que no es un buen cierre de año debido al ambulantaje, inseguridad en la zona, la crisis económica y por la pandemia del COVID-19.
Diario de Chiapas realizó un recorrido por los dos principales mercados del centro de Tuxtla Gutiérrez, para observar las últimas compras en vísperas de los festejos de fin de año.
“No quiero entrevistas, quiero vender”, dijo una comerciante de pollos del ‘mercado viejo’, como es conocido entre los tuxtlecos el Mercado Rafael Pascacio Gamboa. Al instante otra vendedora del mismo giro respondió que hay pocas ventas y se sienten desanimadas.
“No hemos vendido mucho. Para nosotros el 23 y 30 de diciembre son días claves porque la gente viene hacer compras de último minuto, algunos porque esperan la quincena, pero este 30 estuvo muy tranquilo, demasiado tranquilo”, agregó Ramiro Náfate del local 162 “El Centenario”.
Se dedica a la venta de adornos navideños y ropa de Niño Dios, “muchas familias están en el proceso de la pandemia y eso nos trajo una disminución grande en las ventas; si a eso se le agrega el cierre de fábricas por la misma contingencia, es una cadena y ahora los productos los encontramos más caros y eso también afecta”.
El alza de los costos de los proveedores puso en jaque a los locatarios de varios giros, como el de Ramiro, pues tuvo que subir hasta 10 pesos a los costos de los artículos que ofrece. “Específicamente de diciembre, hemos venido sólo el 40 por ciento de lo que vendíamos en otros años”.
Para Mirella del local 233 “La morena” del Mercado Juan Sabines, los locatarios no pueden recuperarse debido al ambulantaje que existe a la vista de las autoridades municipales, “que no hacen nada”.
“La gente no quiere venir al mercado porque es inseguro. Hay mucho peligro allá afuera con las bandas delictivas y los ciudadanos lo saben, por eso no quieren venir. Hay cámaras, las autoridades están entendidas de todo, pero siguen sin hacer nada”.
Claudia Guadalupe Mendoza, del local 78 del ‘mercado viejo’, coincidió en que el Ayuntamiento de la capital de Chiapas debe levantar y otorgar otro espacio a los ambulantes para que dejen de perjudicar a los comerciantes que sí pagan y están regulados.
“Queremos que nos apoye y que limpie las calles, nosotros no estamos en contra de que vendan, pero, así como pagamos nosotros que también paguen ellos”.
Claudia vende ropa de Niño Dios de todos los tamaños y estilos. Relató que su abuelita inició con el negocio, pero durante la pandemia falleció y ahora ella y otros familiares se hacen cargo.
“Sí viene la gente grande que sigue tradiciones, pero también hemos visto que perdimos a muchos de nuestros clientes por el COVID, principalmente, y por otras enfermedades propias de la edad”.
“Vienen los hijos, ya no vienen las personas que venían, se nos fueron muchas. Mi abuelita también y ella tenía su propia clientela”.
La comerciante reconoció que sus ventas estuvieron mejor el año pasado, “cuando estaba el COVID a todo lo que da”.
Los entrevistados coincidieron en que ahora los ciudadanos están sufriendo por el incremento de costos, no hay empleo, entre otros factores que, a ellos como comerciantes, tampoco les permiten recuperarse.
