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Marco Alvarado/Diario de Chiapas

El comercio ilegal en mercados del centro de México y la contaminación de su hábitat ponen en riesgo al Ambystoma Mexicanum, la especie de ajolote que el Banco de México plasmó en el nuevo billete de 50 pesos.

Los aztecas llegaron a considerarlo un “monstruo acuático” al que llamaron Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl; una especie de anfibio de la que hay 32 especies, 17 presentes solo en México, destacó la coordinadora de la licenciatura en Biología del Instituto de Ciencias Biológicas de la Unicach, Ruth Percino-Daniel.

“Históricamente los ajolotes eran muy importantes en la mitología Azteca, porque se les relaciona con cuestiones medicinales y religiosas, es un animal mitológico por esta capacidad que tiene de regeneración de tejidos, la especie Ambystoma Mexicanum es una especie muy estudiada por esta cuestión, además que a otras especies les atribuyen propiedades medicinales llegando incluso a preparar un jarabe de ajolote.

Estos anfibios están rodeados de misterio, fantasía y características que la ciencia busca desentrañar, al tiempo que los lugares donde viven y se reproducen están cada vez más amenazados por el ser humano.

El Ambystoma Mexicanum, endémico de Xochimilco, es un elemento importante del nuevo papel moneda, y también un recordatorio de la vulnerabilidad de esta especie.

“El comercio ilegal ha puesto a muchas especies al borde de la extinción, en algunos mercados los venden tan baratos que se promueve la captura de la especie, aunque en vida silvestre cada vez son más difíciles de encontrar”.

Este nuevo billete no solo retrata motivos temáticos de la cultura Azteca, también el ecosistema de ríos y lagos de Xochimilco, en donde el ajolote es un elemento central al ser una especie endémica de México, cuyas características sorprenden a la ciencia.

“Son animales carnívoros que devoran insectos, larvas de libélulas y otros invertebrados de cuerpos de agua, y cuya existencia debemos tener presente como parte de nuestra diversidad biológica y que debemos valorar; a diferencia de otros anfibios, entre los ajolotes algunas especies pueden transformarse en una salamandra, pero hay al menos cuatro especies que nunca se transforman y siempre viven en la fase acuática, llegando a vivir unos 20 años”.

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