Enrique Buenrostro/ Diario de Chiapas
¿Qué espera el auditor superior del estado, Uriel Estrada Martínez, para informar de las irregularidades en la adquisición de contenedores para Tuxtla Gutiérrez?
Se equivoca el funcionario si apuesta por el olvido en el escandaloso caso, porque debe aclarar los arreglos entre Carlos Morales Vázquez, hoy presidente municipal con licencia, y la empresa Veolia, a la que benefició a través de una licitación a modo.
Denuncia y pruebas le fueron presentadas por parte de la entonces regidora, Adriana Guillén Hernández, sin embargo, los meses transcurren sin que sepamos el avance de la investigación.
Uriel Estrada tiene un compromiso con los habitantes de la capital, puede demostrar que está en el cargo para servir, o quedar señalado como otro cómplice del robo a la capital de Chiapas a través de la compra de estos contenedores.
El grave caso de corrupción que sigue sin resolverse, pone en entredicho al propio Estrada Martínez quien, gracias al beneficio de la duda, se le permitió desempeñar el cargo pese a que tiene en contra denuncias de organismos internacionales por presunta tortura.
Hoy, Uriel Estrada tiene mucho que aclarar; los desfalcos en los gobiernos municipales son un secreto a voces y el hombre que debe ponerle un alto brilla por su ausencia.
¿Estará enterado el Ejecutivo estatal de que este funcionario pretende pasar en lo oscurito cuando la realidad demanda que aplique la ley?
De ser así, entonces es momento de poner el foco de atención sobre el mismo auditor, y comprobar si es cierto que las carpetas de investigación que archiva en su escritorio fueron guardadas luego de haber negociado los casos, de ser cierto, estamos ante un escándalo en proceso.
