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Israel y Palestina: problema del mundo entero

Anamari Gomís

Hamas juntó muchísimo dinero por medio de criptomonedas en los meses previos a su ataque a Israel, dijo Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts, quien ha sido profesora universitaria y es una conocida líder progresista, que está orientada al consumidor, las oportunidades económicas y la red de seguridad social. Ella y otros dos senadores, junto con varios legisladores abordarán este tema con el presidente Biden para tratar del terrorismo criptofinanciado. Cito directamente de un sitio en google que explica: “una criptomoneda es cualquier tipo de unidad digital, creada u obtenida mediante el cálculo matemático, cuyo sistema está basad en internet y que se utiliza como un medio de cambio o una forma de valor digitalmente almacenado.” Lo entiendo, pero no del todo. Los líderes de Hamas son sofisticados y su cometido reside en borrar del planeta al Estado de Israel por medios militares e imponer en su lugar un Estado Islámico en su territorio.

El Corán dice en su apartado de Victoria, AL-FATH, “que Allah castigará a los hipócritas, hombres y mujeres, a los idólatras, hombres y mujeres, a los que tienen mal pensamientos sobre Allah. Están rodeados de maldad y Allah está enojado con ellos, los ha maldecido y les ha preparado el infierno, un destino miserable.” (El Corán, traducción de Jorge Rodríguez Galicia, editorial Mirlo, Col. Fractales, México 2023 p. 332).

Los dioses, en general, de todas las culturas parecen tener una relación con Xipe Tótec, el dios mexica de la vida y de la muerte, un dios desollado. Deberíamos conocer, o por lo menos yo, más de él. En una misa de difuntos por la hermana de una amiga, el cura que oficiaba en la iglesia de San Jacinto dijo que nadie que no fuera católico entraría al reino de los cielos. O sea, que en el mejor de los casos habrá diferentes paraísos e infiernos para todas las religiones, supongo.

El territorio de Palestina es difícil de determinar y sus fronteras colindan con Israel. Palestina viene de los antiguos filisteos, mismos que se mencionan en la Biblia y también en otros textos de la antigüedad. Eran nativos de la costa al sur de la Palestina histórica y fenicia. Se asentaron en Canaán. Reemplazaron la tutela egipcia en esa parte. Conocieron pronto el hierro y dominaron a las tribus hebreas de aquellas tierras más o menos en el siglo X antes de Cristo. El conflicto comenzó desde entonces y en la Biblia la palabra palestino se utiliza de manera peyorativa.

Desde el siglo XII a.C los filisteos establecieron un estado propio y sus límites territoriales se encontraban en Gaza, Ascalón y Asdod. Con organización militar y su conocimiento de las armas derrotaban a los hebreos hacia el 1050 a.C. Es un muy añejo el lío de los israelitas y los filisteos, luego palestinos. La Biblia se refiere a David, rey de Judá e Israel y que derrotó a los filisteos en enfrentamientos que fatigaron unos contra los otros.

Muchos años después, los árabes conquistaron Palestina. El profeta Mahoma designó Jerusalén como la “quibla”, el sitio al que deben dirigirse los rezos. Después los musulmanes cambiaron sus plegarias hacia la Meca. Como sea, Jerusalén se transformó en una ciudad sagrada para los musulmanes. Los musulmanes permitieron a los pueblos bajo su dominio que mantuvieran sus propias religiones. Transcurrió un largo siglo antes de que la mayoría se convirtiera al islamismo. Se dejó en libertad a los cristianos y a los judíos. Es una larga historia la de estos pueblos.

Poco después del Holocausto nazi, terminada la Segunda Guerra, muchos judíos abandonan Europa y se establecieron en Palestina. En 1947 las Naciones Unidas determinan dividir el territorio palestino entre judíos y árabes. Muchos no estaban de acuerdo, pero finalmente se declaró el Estado de Israel. Un gran grupo de árabes de la antigua Palestina fue expulsada, después de haberle declarado la guerra a Israel. Los judíos ganaron y los árabes que se quedaron adoptaron el nombre de palestinos. Aquí se inicia el drama que aún persiste hasta este momento, aunque el problema arranca de muy atrás. Tanto los judíos como los palestinos tienen el derecho de pertenecer a un Estado propio.

Como dice el conocido historiador israelí Yuval Noah Harari, “Israel paga hoy el precio de años de arrogancia, durante los cuales nuestros gobiernos y muchos israelíes comunes sentían que éramos mucho más fuertes que los palestinos, que podíamos simplemente ignorarlos. Hay mucho que criticar sobre la forma en que Israel ha abandonado el intento de hacer la paz con los palestinos y ha mantenido bajo ocupación a millones de palestinos durante décadas”. Este artículo se ha difundido por todos lados, hasta por WhatsApp. Harari lleva razón y también la lleva cuando especifica que los horrores cometidos por Hamas deben sancionarse.

Mi amiga Miriam Zachs, que vive en Canadá, y es judía, me envió una fotografía, aparecida en el New York Times, del populista Netanyahu llorando sobre el hombre del presidente Biden, como un hijo con su padre. La foto se tomó un día después del ataque al hospital de Gaza, donde varios murieron. Todavía no queda claro quién mandó los misiles, si los israelíes o Hamas en un acto de descuido o por culpar a Israel. La instantánea es ridícula, opina Miriam. Se trata de un líder, de derecha y populista, “pero debería –me escribe—mostrar entereza. Se está poniendo de víctima”. Es cierto, la solución debe ser consensuada entre palestinos e israelíes en la ONU o en otro sitio donde se diriman crisis brutales entre países. Es necesario, urgente el que esto se haga.

El grave problema seguirá siendo Hamas, una organización siniestra que asesina en nombre de Allah.

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