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Luis Octavio Vado Grajales

En las democracias electorales modernas, los partidos políticos son el principal actor. No existe un sistema electoral, que realmente podamos llamar tal, que hoy pueda prescindir de ellos; sin embargo, también se ha hablado de su crisis.

Esta crisis de los partidos, se ha dicho, se fundamenta en la desconfianza de la ciudadanía acerca de que realmente la representen, y no sean meros mecanismos de promoción de intereses agregados.

Sea cierta o no tal crisis, la realidad es que los partidos existen, que son instituciones permanentes, y que hasta hace pocos años tenían, en México, el monopolio de las candidaturas electorales, pues para acceder a una de ellas, era indispensable que la persona fuera abanderada por un partido.

Pero a partir de la reforma electoral de 2012, se instauró en el México moderno la posibilidad de una candidatura independiente.

Esta figura se traduce en que una persona aparezca como opción en la boleta, no gracias al respaldo de un partido o una coalición de los mismos, sino gracias al apoyo ciudadano, cumpliendo desde luego los requisitos que deben atender también las candidaturas partidistas.

¿Cómo se llega a una candidatura de este tipo? El primer paso es que la persona interesada, cumpliendo los requisitos de ley para el caso de acceda al cargo, manifiesta su intención ante el INE, si se trata de un puesto de representación federal, o el órgano electoral administrativo de su entidad, si pretende contender para un cargo local.

Para realizar lo anterior, es importante que constituya una asociación civil, que se encargará de la cuestión económica del o la aspirante a candidatura independiente. Si, desde el momento en que manifiesta su intención, va a ser fiscalizada por el INE.

Posteriormente, si ha entregado toda la documentación respectiva, pasará a la etapa de obtención del apoyo ciudadano, comúnmente conocida como recolección de firmas. Esta etapa, que en el caso de las personas aspirantes a la candidatura independiente presidencial ya se está realizando, se ejecuta generalmente utilizando una aplicación para teléfonos inteligentes, y mediante el apoyo de otras personas, que recaban en la calle, plazas y parques, el respaldo de la ciudadanía.

Es importante saber lo siguiente: respaldar mediante la aplicación a un aspirante a candidato independiente, no significa un compromiso de votarle, en caso de llegar a la boleta.

El INE realiza una verificación de los apoyos, a fin de cerciorarse de que sean auténticos, y que provengan de ciudadanas y ciudadanos que efectivamente cuentan con credencial para votar vigente. El porcentaje a reunir varía según el cargo, normalmente es del 2% del total de personas que podrían votar en la elección respectiva.

Agotado el plazo, las autoridades electorales determinan qué aspirantes consiguieron llegar, al menos, al mínimo de respaldos ciudadanos (que en el caso de quienes aspiran actualmente a la candidatura presidencial independiente ronda poco más de 78,000) para que obtenga el derecho a ser registrada/o como candidatura.

Es entonces cuando, en el periodo de campañas, podrá contender contra las candidaturas partidarias, y tendrá acceso tanto a financiamiento público como a radio y televisión. En las etapas anteriores, todos los gastos deberá sufragarlos con los recursos que consiga.

Las candidaturas independientes no sustituyen a los partidos políticos. Los complementan.

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