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¿Quién protege a Carlos Morales?

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

¿Quién protege a Carlos Morales?

A estas alturas sería ingenuidad pensar que nadie está detrás del intento de Carlos Morales por reelegirse como alcalde de Tuxtla Gutiérrez. Lo sensato sería preguntar quién o quiénes lo respaldan. Porque sin el debido patrocinio no creo que éste haya tenido el valor para desafiar a las instituciones, así como lo está haciendo y esté buscando la reelección por encima de las leyes.

Obvio, los primeros en los que se sospecha son los líderes de Morena, quienes en primer lugar aceptaron que Morales haya inscrito con ellos su precandidatura por la diputación federal del Distrito 9, con cabecera en Tuxtla, y luego parece que hasta les dio alegría que esté pretendiendo ser su candidato a la presidencia municipal capitalina. Eso a pesar de que existen restricciones legales a su postulación.

El otro del que se sospecha es Plácido Morales Vázquez, su hermano, quien presume ser amigo íntimo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Conociendo los antecedentes delictivos de este peculiar personaje, quien fue capaz de robarse hasta las bancas del parque cuando fue presidente municipal de Coita, no se duda que sea él el que está apoyando las maniobras legaloides que pretenden impugnar las resoluciones de los órganos electorales en contra de su hermanito.

A la verdad, es imposible imaginarse a Carlos Morales hacer tantas cochinadas sin el visto bueno de Morena y de la Cuarta Transformación, a los que les debe sin lugar a dudas ser alcalde de Tuxtla Gutiérrez.

¿Por qué cree que no ha habido consecuencias de ninguna índole en su contra tras revelarse los actos de corrupción, la violencia política de género y malversación de recursos públicos cometidos durante su gobierno? La respuesta lógica es complicidad.

Lo trágico de este asunto es que el régimen que prometió ser diferente, o sea la 4T, parece estar implicado hasta las cachas.

 

NO SON DIFERENTES

Seamos claros. Carlos Morales ha sido denunciado no una, ni dos, ni tres, sino muchas veces de hacer negocios ilegales con la empresa Veolia, cuyas ganancias se presume son repartidas entre funcionarios del Ayuntamiento, incluido él, y los altos mandos de esa corporación francesa.

Al respecto, nadie del gobierno estatal, ni federal, ni del partido en mención, se ha pronunciado en su contra. Vaya, ni siquiera ha habido un jalón de orejas.

Tal vez dirán que a ellos no les compete denunciar, emitir sentencias y perseguir el delito, pues no son Ministerio Público, ni jueces, ni policías. Pero, hombre, ¿no que serían los autores de la transformación de México? ¿Dónde está aquello de que son diferentes?

A mediados de 2020, Morales Vázquez fue denunciado ante las autoridades por haber violado deliberadamente la Ley de Adquisiciones de Chiapas en la compra por adjudicación directa de 3 mil 834 contenedores de basura que hizo a Veolia por un monto superior a los 28 millones de pesos.

El caso que es un claro fraude fue atraído por la Auditoría Superior del Estado, cuyo titular fue designado por el gobierno de la Cuarta Transformación.

La investigación que debió no llevarse más que un par de meses, es la hora en que el auditor superior, Uriel Estrada Martínez, no ha emitido el fallo. Son ya casi 8 meses de que la ASE ha venido protegiendo a Carlos Morales. Y tanto ha sido el nivel de proteccionismo, que en diciembre del año pasado Morales tuvo el descaro de hacer una nueva compra de contenedores por adjudicación directa a la misma empresa por más de 10 millones de pesos.

Por otro lado, la resolución de no sancionar a Morales Vázquez por haber hecho promoción personalizada con recursos públicos también habla de la reprobable manipulación sobre las instituciones que algunos morenistas hacen desde el poder a favor de los suyos.

Veamos. El Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas había documentado que el acalde usó recursos de los tuxtlecos para promocionar su imagen. No obstante, el magistrado Gilberto Bátiz, quien fue el instructor, resolvió no sancionarlo. ¿Por qué? Porque tiene una relación antiquísima con la familia Morales Vázquez, especialmente con los hermanos Carlos y Plácido.

Éste último ahora mismo funge como magistrado presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, una posición desde la que ejerce gran influencia sobre el sistema de justicia. Sería necio no pensar que abusó de su poder para proteger a su hermano.

Recuerda que Yassir Vázquez Hernández y Fernando Castellanos fueron criticados por el proteccionismo del que gozaron siendo alcaldes. Nadie los tocó por los diversos actos de corrupción que cometieron en sus respectivas gestiones. Hoy disfrutan de impunidad, igual que Carlos Morales. ¿No que eran diferentes?

 

SON IGUALITOS

La última envalentonada de Carlos Morales es buscar que le permitan participar en la próxima elección, pero sin dejar el cargo.

Sus abogados están metiendo recursos para saltarse la disposición del Artículo 17 del Código de Elecciones y Participación Ciudadana del Estado de Chiapas que a la letra dice: “Los presidentes municipales, deberán obtener la licencia respectiva de separación de su encargo a más tardar noventa días antes de la jornada electoral”.

Son absurdos los argumentos con los que el edil quiere tachar de inconstitucional el precepto que lo obliga a retirarse del cargo. No vale la pena siquiera mencionarlos.

Lo que importa saber es que él está intentando torcer la ley, leerla a su conveniencia para que en el caso de obtener la candidatura pueda hacer campaña política con los recursos del municipio. Sí, quiere disponer del dinero que sirve para que usted y yo tengamos agua potable, seguridad, alumbrado en las calles, atención médica, medicamentos, entre otros, para hacer política.

Este caso se parece mucho al de Jaime Bonilla, quien quiso cambiar las leyes para extender su periodo como gobernador de Baja California de dos a cinco años. Pero la indiscreción de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien reveló el apoyo del gobierno de López Obrador para que el morenista se saliera con la suya, hizo que la SCJN declarara inconstitucional la llamada Ley Bonilla.

AMLO había dicho que “sea quien sea, no tolero que nadie viole la letra de la Constitución, yo soy partidario de la democracia”. Censuró las chicaneadas para retorcer la ley y las calificó como de “los tiempos de antes”. Por su parte, Sánchez Cordero había opinado que la Ley Bonilla era “inconstitucional”.

Pero nos mintieron. Hicieron todo a su alcance para que Bonilla se quedara como gobernador cinco y no dos años, que fue el periodo para el que lo eligieron.

Entonces, el que no lo quiera ver que no lo vea, pero es muy claro el apoyo que morenistas y funcionarios de la Cuarta Transformación le están dando a Carlos Morales para que logre la reelección. Aprueban su registro, no toman en cuenta los impedimentos legales y no censuran los intentos absurdos que éste hace para participar en la elección evadiendo la ley.

Morena y la 4T prometieron ser diferentes. En este caso han mentido con descaro. Si no frenan la reelección ilegal de Carlos Morales nos dirán que no son diferentes a los políticos del pasado, sino igualitos.

 

yomariocaballero@gmail.com

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