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Hoy inicia el 2024

Jorge Fernández Menéndez

Ayer falleció nuestro muy querido colega Ricardo Rocha. Un muy buen amigo de muchos años atrás, que generó algunas de las mejores páginas del periodismo de las últimas décadas, pero, por sobre todas las cosas, un extraordinario ser humano. Un gran abrazo con todo el afecto a los suyos. Se te extrañará Ricardo.

Vamos con otros temas. Más allá de los resultados electorales de ayer, ambos previsibles, lo cierto es que hoy comienza la campaña para los comicios presidenciales, las gubernaturas, el congreso, que se definirán el año próximo.

Se ha dicho que el estado de México es un laboratorio, siempre lo he dudado si hablamos de resultados, porque en muy pocas ocasiones en los últimos sexenios han coincidió los resultados de los comicios en el estado de México con los presidenciales que se realizan al año siguiente.

El electorado puede ser volátil, incluso cuando hay una operación política tan intensa como la que hemos visto este domingo (o como la que vimos hace seis años en el estado de México para que ganara Alfredo del Mazo) pero lo cierto es que la definición de una elección general se da por otras variables que pueden cambiar, o no, a lo largo de un año.

Debemos comenzar por un dato central: Morena tiene sus precandidatos ya en campaña y mañana mismo comenzará el proceso formal para decidir quién encabezará la boleta en el 2024: Claudia Sheinbaum llegará con la carta de haber encabezado la operación electoral en el estado de México; Marcelo Ebrard anunciará hoy mismo su propuesta para seleccionar candidato que difícilmente aceptarán Claudia y Adán Augusto López porque implica renunciar a sus cargos; el secretario de Gobernación se prendió una medalla en la solapa habiendo alcanzado el acuerdo que el presidente López Obrador quería en la expropiación del tramo ferroviario del Grupo México.

Pero lo cierto es que los tres están haciendo proselitismo; no se percibe que alguno de ellos, le guste o no el resultado del proceso interno, vaya a renunciar e irse por otro partido; y sus niveles de conocimiento superan con amplitud a cualquier adversario potencial de la oposición.

Ese es el mayor problema de la misma. Hay personajes con conocimiento de nombre, como Luis Donaldo Colosio (herencia de su padre sin duda) y algunos otros porque están en el escenario político desde hace años, como Santiago Creel, pero casi ninguna figura emergente, sólo Lily Téllez. Pero hay que ir más allá: una de los casos que se tendrán que definir en las próximas horas y días es si habrá alianza opositora o no para el 2024, si es así como se elegirá al candidato o candidata e incluso qué alianza habrá. Movimiento Ciudadano insiste en ir solos e incluso anunció que tendrá aspirante formal en diciembre (a sólo seis meses de la elección), aunque muchos especulan que lo que busca es una alianza, pero sólo con el PAN, reiterando la del 2018 que llevó a Ricardo Anaya y tuvo resultados electorales para el olvido.

En el PRI nadie sabe si Alejandro Moreno realmente apuesta a la alianza. Todo indica que sí, pero movimientos como proponerse él mismo como candidato, o bloquear a otros aspirantes del tricolor, es una forma indirecta de boicotearla. Alito no es un candidato viable, salvo que se quiera replicar el modelo de Roberto Madrazo en el 2006. De los otros priistas que participan creo que la única que podría ser viable es Claudia Ruiz Massieu. Manolo Jiménez que triunfará en Coahuila y tiene un muy buen perfil personal, iniciará un camino que, creo, que tiene la mira más puesta en el 2030 que en el 2024, pero por lo pronto es un político aceptable para muchos y que gana elecciones, aunque sea todavía en un ámbito local.

No creo que el Verde y mucho menos el PT finalmente vayan solos: irán en alianza con Morena y en todo caso podrán ir con candidatos propios en algunas gubernaturas para rescatar los registros, como en el Verde en Chiapas.

Si esos son los escenarios poco podrá hacer la oposición si va dividida el año próximo. Pero incluso yendo en alianza, tiene que definir con claridad sus candidatos, no sólo para la presidencia, sino también para todos los cargos que estarán en disputa, en forma destacada para el congreso y las gubernaturas.

Tienen razón los ex gobernadores del PAN, encabezados por Vicente Fox, que pidieron este fin de semana a su partido que se abra a la sociedad para elegir candidatos y se olvide de candados como los que quiere imponer Marko Cortés, de tener un millón de firmas de apoyo para poder competir. Repetir una distribución de candidaturas como en 2018 no hará competitiva a una alianza opositora, menos contra un partido de estado que está dispuesto, como lo vimos en la jornada de ayer, a hacer lo necesario para que ganen sus candidatos. Si querían ver como funciona el Plan C, ya tuvimos una prueba en el estado de México (y también, en menor medida en Coahuila, con la declinación forzada de dos partidos) pero en 2024 la operación estará potenciada geométricamente y llevada a todo el territorio nacional.

Por supuesto que en un año pueden pasar muchas cosas, por eso en el estado de México el PRI ganó en cinco veces consecutivas las elecciones del estado de México y en tres de esas ocasiones perdió al año siguiente la presidencial. Pero para que haya cambios tiene que haber estrategia, escenarios, personajes que impulsen esa transformación. Al día de hoy los vemos sólo en Morena. La oposición se sigue tomando su tiempo como si en realidad lo tuviera.

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