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“Todo lo que estamos diciendo es darle una oportunidad a la paz “ John Lennon

Reflexiones

Fernando Álvarez Simán

“Todo lo que estamos diciendo es darle una oportunidad a la paz “

John Lennon

Casi inesperadamente, el mundo se enteró que el 29 de febrero de este año el gobierno de Estados Unidos y la organización político, militar y religiosa de Afganistán denominada “Talibanes” habían firmado un acuerdo de paz. El acuerdo era producto de 18 meses de negociaciones entre los talibanes y representantes del gobierno de Estados Unidos en Qatar.

Con el acuerdo, se busca poner fin a una guerra civil de 40 años y a la ocupación militar americana más larga de la historia que además del costo humano ha significado un gasto financiero de un billón de dólares para Estados Unidos.

País desgarrado por la guerra, primero contra la ocupación soviética que apoyaba a una facción política del país y luego contra Estados Unidos; Afganistán requiere con urgencia vislumbrar que es posible lograr una estabilidad política que frene una violencia fratricida que cubre cuatro décadas. Más de la mitad de los afganos actuales no conocen periodos largos de paz.

Desde 1919 Afganistán mantenía relaciones de cooperación con el Imperio Ruso. Esa relación se basaba en que, para los Zares, el territorio afgano podría representar una amenaza o la primera defensa ante invasiones de occidente. Esa cooperación continuó con la Unión Soviética.

Cuando el Imperio Británico de las Indias se disolvió, nace entre otros países, Pakistán; que rápidamente busca el apoyo americano para contener a la etnia pashto, mayoría en el norte de Pakistán y etnia fundamental en Afganistán. Ese apoyo pakistaní cambió luego por el de China para el contrapeso a la India. Pero la contención pakistaní a los pastunes continuó.

País con etnias enfrentadas entre sí pero que han anhelado siempre la libertad; Afganistán ha sido un histórico territorio estratégico. La historia de la actual guerra civil se remonta un golpe de estado en 1973 cuando el último rey del país Mohamed Zahir Shah gobernaba. Aprovechando un viaje para una atención médica, su primo Mohammed Daoud Khan lo derroca y establece un gobierno republicano.

A pesar de ser un soberano impopular y el golpe de estado fue recibido por los ciudadanos con entusiasmo, el nuevo gobierno no representó una opción real de cambio. El presidente estableció un sistema de partido único y buscó apoyo de la Unión Soviética.

Pronto Pakistán entendió que, si Afganistán recibía apoyo soviético, los pastunes representarían una amenaza para su estabilidad, por lo tanto; vía sus servicios de inteligencia y apoyados por Estados Unidos, entrenaron y armaron a la insurgencia afgana contra los soviéticos. Esos combatientes recibieron el nombre de “Muyahidines” y fueron el germen de los talibanes; quienes hoy están a las puertas de lograr una paz verdadera o afianzarse en el poder en Afganistán sin la sombra de Estados Unidos.

Los Talibanes

En idioma Pashto, una de las dos lenguas mayoritarias en Afganistán, Talibán significa “estudiante”. Este grupo político y religioso surgió en la década de los años 90s del siglo pasado al norte de Pakistán. El hecho que posibilitó su llegada a Afganistán es la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán y el apoyo financiero de Arabia Saudita.

Los pastunes, que se extienden en un área que abarca Pakistán y Afganistán, eran atraídos por la promesa de los talibanes de restaurar la paz perdida con la invasión soviética y restaurar las leyes islámicas una vez que alcanzaran el poder. En consecuencia, desde Pakistán, pronto comenzaron a conquistar territorio afgano.

El avance era incontenible porque los afganos estaban insatisfechos con la clase política surgida al fin de la ocupación soviética y los choques violentos entre todas las facciones victoriosas. En 1996 los talibanes capturaron la capital Kabul y derrocaron el régimen establecido. Solo dos años después, a sangre y fuego, controlaban ya el 90 por ciento del territorio afgano.

Los talibanes conquistaban simpatías locales a partir de frenar la corrupción; fortalecieron la seguridad pública, hicieron florecer el comercio y ofrecían dureza a los robos comunes. Además, activaron las ejecuciones públicas. Los hombres del territorio bajo su mando debían dejarse crecer la barba y las mujeres tenían que usar el burka que todo lo cubría. Los talibanes prohibieron la televisión, la música y el cine, y desaprobaron que las niñas de 10 años o más fueran a la escuela.

Pero se ganaron la animadversión mundial y luego la de la población civil debido a la destrucción del patrimonio cultural afgano y la sistemática violación de los derechos humanos que promovían con tal de asegurar la paz interna. Esa animadversión mundial creció cuando en el 2001 luego de los ataques a las Torres Gemelas en Estados Unidos, los talibanes fueron acusados de proteger a Osama Bin Laden y a la legendaria organización terrorista Al Qaeda.

En octubre de ese año, una coalición militar liderada por Estados Unidos invadió Afganistán y, en la primera semana de diciembre, el régimen talibán colapsó. Sin embargo, continuaron haciendo la guerra y provocando que numerosas áreas del país se convirtieran en inseguras por la guerra contra Estados Unidos.

Desde el 2013, el grupo cuenta con oficinas en Qatar con la intención de buscar una negoción para ponerle un alto a la guerra. Ese año, anunció que su primer líder y fundador el Mulá Omar había fallecido dos años atrás en un ataque de tropas americanas. Su segundo líder falleció en el 2016 y Mawlawi Hibatullah es quien autorizó las conversaciones de paz.

La guerra civil afgana

Prácticamente son 40 años de guerra civil en Afganistán en dos distintas etapas. Primero los rebeldes muyahidines desde 1979 contra la Unión Soviética y el régimen afgano establecido bajo su protección. Esa etapa costó la vida a dos millones de afganos. En 1989 los soviéticos retiraron sus tropas, pero mantenían el apoyo militar y financiero a un régimen que era combatido por los mismos muyahidines que se enfrentaron a los rusos.

Luego de la retirada soviética, los afganos pelearon entre sí, los talibanes derrocaron al gobierno apoyado por la Unión Soviética y controlaron el país apoyados luego del colapso soviético por Pakistán; el otro grupo era denominado la “Alianza del Norte” que integraba diversos grupos étnicos apoyados por Irán, Rusia, la India y Turquía.

La guerra continuó luego del 2001 contra la ocupación americana. En esa segunda etapa, los talibanes y las tropas americanas llevan 19 años de lucha. La etapa inicia cuando en el 2001 los americanos y 40 países aliados expulsan a los talibanes del poder con el objetivo de negarle a Al Qaeda una base segura de operaciones en Afganistán. Desde entonces, la guerra ha involucrado principalmente a las tropas del gobierno afgano y estadounidense que luchan contra los insurgentes talibanes.

Eso hace que la guerra civil afgana sea el más largo conflicto en que los Estados Unidos hayan combatido, superando los 17 años de enfrentamientos directos de su ejército con las tropas de Vietnam del Norte y las guerrillas de Vietnam del Sur en la denominada “guerra de Vietnam”. En Afganistán, las tropas extranjeras han sumado hasta 140 mil soldados, el 90 por ciento de ellos siendo miembros del ejército americano.

En Afganistán la guerra civil ha provocado el deceso de 2,500 soldados americanos en combate. El costo de la guerra para los contribuyentes americanos suma un billón de dólares y para los afganos, en promedio, desde el inicio de la guerra civil, cada año mueren 3,500 civiles. En consecuencia, Afganistán es el país más pobre de todo Asia. Desde el 2001, más de 2.5 millones de afganos han abandonado su país, que además cuenta con casi 500 mil desplazados internos.

El costo de la guerra, su larga duración, la pérdida de vidas y la constante violación de los derechos humanos; ha hecho que, tanto en Estados Unidos como en Afganistán, la guerra se vuelva impopular y posibilitara el inicio de conversaciones.

El acuerdo logrado el 29 de febrero es calificado de “imperfecto, pero necesario” porque en el conflicto hay incidencia de Pakistán por la etnia pastún y por la influencia de otros países; además porque nada garantiza que los diversos grupos políticos y étnicos afganos se puedan poner de acuerdo para gobernar. Sin embargo; el acuerdo se considera necesario para detener el derramamiento de sangre de una larga guerra civil.

Mejor un mal arreglo que la continuidad de la guerra

Tras la firma del acuerdo, las tropas americanas en Afganistán que suman 9 mil soldados en cinco bases militares, tendrán 14 meses para abandonar el país; durante ese proceso de retiro, los talibanes tendrán que respetar un alto al fuego. Estados Unidos por su parte, garantizará la seguridad de sus tropas en tierra con la fuerza aérea, quienes, en caso de ataque, responderían con bombardeos.

Mientras eso sucede, los talibanes junto con las distintas facciones de la “Alianza del Norte” realizarán rondas de conversaciones para la futura gobernabilidad afgana. Adicionalmente, los talibanes cancelarán sus alianzas con Al Qaeda y otros grupos terroristas internacionales y Washington quiere mantendrá oficiales de inteligencia por la amenaza del Estado Islámico y Al Qaeda.

El acuerdo también incluye el intercambio de prisioneros antes de las conversaciones de las distintas facciones afganas, ello significa la liberación de cinco mil prisioneros talibanes a cambio de que los insurgentes liberen a mil soldados del gobierno.

Con una población de 32.5 millones de habitantes, Afganistán tiene al 74 por ciento de su población viviendo en zonas rurales. Otros 3 millones de personas, forman parte de su diáspora por todo el mundo, especialmente en sus vecinos Pakistán e Irán. El 46 por ciento de la población tiene menos de 14 años y casi el 60 por ciento es menor de 30 años.

Con una guerra civil de más de 40 años, la mayoría de la población no conoce la paz. Eso es un elemento más que emociona a los afganos; pero que no les quita la desconfianza. Con todo ello, la mayoría espera que los esfuerzos de paz, puedan prosperar.

Pero también existe una preocupación generalizada sobre los motivos de los talibanes al firmar un acuerdo que han descrito como una “victoria” porque además divulgan los acuerdos entre sus tropas diciéndoles que es una “retirada táctica” para asegurar la victoria. Además, se teme que Estados Unidos pueda usar el acuerdo como una excusa para retirarse, dejando a los demás países involucrados en el conflicto con la capacidad de expandir su influencia.

Los afganos ven los acuerdos de paz como una solución de corto plazo para detener la guerra civil. Están conscientes que corresponderá a ellos solucionar sus problemas si son capaces de lograr una convivencia pacífica entre las distintas etnias que componen el país; si no lo logran, la violencia regresará. De cualquier forma, siempre es bueno darle una oportunidad a la paz.

*Docente-Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas

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