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Un desacuerdo con Lorenzo Meyer

Un desacuerdo con Lorenzo Meyer

José Fernández Santillán 

En Memoria de Alejandro Cedillo Cano

El domingo, 26 de abril, Lorenzo Meyer, publicó en El Universal un artículo titulado “Portugal, México y 180° de diferencia”. Allí afirma: “[…] mientras en Portugal la lucha contra la pandemia provocada por el COVID-19 saca a flote la solidaridad esencial de los actores políticos y ésta se impone sobre sus diferencias, en México tiene lugar el fenómeno opuesto: una agudización de esas diferencias.” Esta afirmación está sustentada en la carta que le envió Rui Rio, presidente del conservador Partido Socialdemócrata (PSD)—la primera fuerza de oposición en Portugal—a sus militantes en la cual afirma que atacar al gobierno del socialista Antonio Costa en estos momentos “no es patriótico” y llama a la unión del país. (El País, 20/04/2020, citado por Lorenzo Meyer).

Meyer agrega: “La actitud de la oposición portuguesa frente a un gobierno que debe organizar en muy corto tiempo un esfuerzo nacional para enfrentar lo inesperado, la coloca en una posición con 180° de diferencia respecto de la adoptada por su contraparte mexicana.”

Conviene precisar que, en el mismo artículo de El País, se destaca que la buena sintonía entre ambas partes frente a la epidemia, se reflejó en un sondeo mensual hecho por Intercampus: “Las dos grandes formaciones crecen en intención de voto: el Partido Socialista (PS) con el 35.4%, cuatro puntos más que en la primera semana de marzo (aún sin estado de emergencia) y el PSD con el 23.3%, dos puntos más.

Sus líderes, Costa y Rio, también suben cuatro décimas entre la consideración de los portugueses (3.8 y 3.4, respectivamente, en una escala del 1 al 5). Sólo el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, les supera con un 4.” Este último dato (que no toma en cuenta Meyer) es importante: Portugal tiene un sistema parlamentario, es decir, tiene un Presidente de la República, quien es el Jefe de Estado, y un Primer Ministro, quien es el Jefe de Gobierno.

En el sistema portugués el Presidente juega un papel importante. Gracias a Marcelo Rebelo de Sousa (proveniente del Partido Socialdemócrata) en su país prevalece la política de la conciliación, no la política de la confrontación. Por eso sus compatriotas lo tienen en alta estima.

No le resto méritos a Antonio Costa: el 10 de noviembre de 2015 se celebraron elecciones en Portugal. El partido más votado fue el Socialdemócrata, encabezado por el entonces primer ministro Pedro ­Passos Coelho. Obtuvo el 39% de los sufragios, pero no logró formar mayoría. En vista de ese traspié, Antonio Costa integró una coalición con el Partido Comunista, el Partido Verde y el Bloque de Izquierda. Así se construyó “La Jerigonza”.

La coalición de izquierda funcionó tan bien que sacó a Portugal de la recesión y lo hizo crecer a una tasa mayor que el promedio de la Unión Europea.

Los votantes portugueses respaldaron la línea de Antonio Costa en las elecciones del 6 de octubre del año pasado: el Partido Socialista fue el que más sufragios obtuvo (aunque no la mayoría absoluta).

Conviene resaltar que frente a la pandemia del COVID-19, el gobierno portugués ha tenido una actitud ejemplar: declaró inmediatamente el estado de emergencia, le ha dado todo el respaldo económica y logísticamente al sector salud. Ha convocado y promovido la unidad nacional. El resultado es que en Portugal el COVID-19 le ha quitado la vida a 973 personas e infectado a 24,505. Un número, lamentable, pero reducido en comparación con su vecina España.

Un dato relevante es que los partidos portugueses han logrado su institucionalidad a fuerza de grandes sacrificios: operaron en la clandestinidad o en el exilio durante la dictadura salazarista (1933-1974). Luego, cuando se implantó la democracia, han fortalecido su arraigo social; no importa quién los presida, sino las directrices marcadas en conjunto.

En México, por el contrario, el partido gobernante es un partido personal que, ciertamente, forma parte de la coalición Juntos haremos Historia, pero, como es público y notorio, el mandamás es López Obrador.

Ciertamente, AMLO, hizo un llamado a la unidad: “Aunque han querido los conservadores alentar la división, polarizar, no han podido ni podrán. Llamo a la unidad, incluso llamo a la unidad a los adversarios, a los conservadores, la patria es primero, que ya le bajen una rayita.” Empero, en esa misma alocución se desdijo: “No es el coronavirus, ni siquiera la crisis económica, lo que les preocupa (a sus adversarios).

No, lo que está en juego es si triunfa el cambio verdadero o fracasa. Ése es el desafío y el debate de fondo.” Muestra palmaria de que López Obrador tiene una idea conflictiva de la política; perspectiva muy diferente de la que tienen los partidos y dirigentes portugueses.

En México, partidos políticos, gobernadores, grupos empresariales y organizaciones de la sociedad civil han llamado a construir un acuerdo nacional frente a la emergencia sanitaria y económica; pero López Obrador no cede: enfatiza las diferencias por encima de la solidaridad. Eso no es patriótico.

Cierto, Portugal y México son diferentes: ellos tienen una democracia, nosotros vamos camino a un populismo autoritario.   

Email: jfsantillan@tec.mx

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