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  • El 18 de marzo es el Día Mundial del Sueño. Everardo Camacho, académico del Doctorado en Investigación Psicológica, apunta que la fecha es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de trabajar en una cultura del descanso que contribuya a cuidar la salud de las personas en el largo plazo

Cuando las niñas y los niños duermen es cuando más se libera en sus organismos la hormona del crecimiento; por lo tanto, mientras más efectivo sea su descanso, mejor será su desarrollo. Éste es apenas un ejemplo, quizá el más conocido, de los procesos bioquímicos que ocurren durante el sueño… o que dejan de ocurrir si, por el contrario, las personas, de la edad que sea, no dedican el tiempo adecuado a dormir. Por eso, en el marco del Día Mundial del Sueño que tiene lugar el 18 de marzo, Everardo Camacho recuerda algo que todos deberíamos tener presente: “dormir bien es básico”.

Para el investigador del Departamento de Educación, Psicología y Salud (DPES) del ITESO, más allá de una fecha que pueda olvidarse al día siguiente y no se recuerde sino hasta la próxima vuelta del calendario, el Día Mundial del Sueño debe ser aprovechado para reflexionar. “Uno cree que, al ser procesos tan naturales, todas las personas sabemos comer y dormir bien, y no es cierto”. Añade que una gran cantidad de personas “no descansa bien, y es una factura que tarde o temprano va a llegar por la cantidad de procesos químicos que ocurren durante el sueño y que quedan interrumpidos cuando no descansamos bien. Son procesos de salud a largo plazo, y ahora que la medicina está aumentando la expectativa de vida, debemos preguntarnos con qué calidad vamos a vivirla”.

Hace dos años, con la irrupción de la pandemia y el confinamiento derivado de ella, uno de los aspectos de la vida de las personas que sufrieron severas modificaciones fue el descanso. En primer lugar, el cambio de las rutinas generó desfases en los ritmos de descanso y, por otro lado, el exceso de información provocó que, en muchos casos, aparecieran cuadros de ansiedad y depresión que impactaron en la calidad del sueño. Hoy la complicación es el regreso a la cotidianidad. “El regreso está siendo difícil. A las personas se nos olvidó cómo era el tráfico, por ejemplo. Estamos en un nuevo proceso de adaptación que incluye un nuevo patrón de sueño”.

Camacho, quien es integrante del cuerpo académico del Doctorado en Investigación Psicológica del ITESO, señala que el primer paso para mejorar la calidad del sueño es crear una estructura que permita ordenar la calidad y la cantidad del descanso, y aprender a distribuir las actividades hacia un estilo de vida saludable en el que el sueño tenga un lugar importante. Pone el ejemplo de un avión: “debemos ir preparándonos, bajando el nivel de las actividades que hacemos. No es recomendable hacer ejercicio o cenar media hora antes de irse a dormir, o seguir revisando pendientes en la computadora o el celular. Hay que buscar actividades que propicien la transición al descanso, procurar las condiciones adecuadas de luz y temperatura”.

Para el investigador es muy importante “educar a los niños para que duerman bien”. Refiere que hay estudios en los que se comienza a ver que, incluso antes de la pandemia, se trata del segmento poblacional con más alteraciones en el descanso, relacionadas con el exceso de tiempo en pantalla y los celulares. Hay casos, cuenta, en los que las y los menores refieren hasta dos horas menos de sueño de las que sus tutores creen que están teniendo, porque usan el celular cuando se supone que ya deberían estar durmiendo.

El académico comenta que actualmente está colaborando en una investigación, que podría presentar resultados a finales de año, a partir de la información recabada en las llamadas que la ciudadanía estuvo haciendo a la línea de apoyo que habilitó el Gobierno de Jalisco y con la que esta casa de estudios colaboró para brindar soporte psicoemocional durante la contingencia sanitaria.

Algunos consejos para prepararse para el descanso:
· No hagas ejercicio ni comas abundantemente al menos media hora antes de ir a dormir.
· Procura condiciones adecuadas de luz, temperatura y ruido.
· Haz una rutina para que tu cuerpo sepa que estás a punto de descansar.
· Si te funciona, usa el celular con alguna aplicación que te permita relajarte, pero sin seguir revisando tus pendientes del siguiente día.
· Realiza ejercicios de respiración y de relajación.

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