- Ante la falta de oportunidades laborales, se emplean en el cambio de dólares, euros y quetzales a pesos; obtienen ganancias moderadas
José Cancino / Corresponsal Diario de Chiapas
Tapachula, Chiapas.- Migrantes, mayoría haitianos, subsisten y obtienen algunos pesos a cambio del canje de divisas en Tapachula, en una nueva tarea que no implica tener patrones o solicitar empleo en empresas privadas de la localidad.
Los extranjeros se han posicionado en puntos estratégicos donde se da mayor flujo de migrantes, principalmente afuera de las oficinas improvisadas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), en el mercado de Laureles II, así como en las inmediaciones del parque central Miguel Hidalgo.
Los “cambiadores” entregan pesos a cambio de dólares, quetzales, peso colombiano y hasta euros que utilizan personas provenientes del continente africano, trueque en el que obtienen ganancias moderadas que les permiten adquirir alimentos y vivienda en su día a día en Tapachula.
Por ejemplo, por cada 50 dólares (unos 975 pesos), los extranjeros entregan un estimado de 950 pesos a los solicitantes, y aunque el cobro podría superar a las casas de cambio, los migrantes que realizan este trueque se sienten más seguros y en confianza con personas que están en condición de tránsito por México.
“Yo así gano algo y puedo llevar comida a mi esposa y mi hijo, que también tienen que trabajar, lo que más piden cambiar son dólares, porque todos sabemos que es una moneda que se maneja en muchas partes de Latinoamérica y es lo que más cargan los que llegan a Tapachula”, sostuvo Kevin Abemayar, un ciudadano haitiano que se dedica a esta labor.
Poco a poco, la función de cambiadores es tomada por extranjeros, debido a que las oportunidades de empleo en la región sur de Chiapas son escasas para la comunidad migrante, que a diario remar contracorriente por la xenofobia en Tapachula y otras localidades.
Incluso, hay denuncias de los propios extranjeros que en las casas de cambio abusan de la necesidad que tienen de obtener pesos mexicanos y se los cambian a precios que laceran aún más la economía de las familias migrantes.
