- Borrachos y escándalos ensombrecen las celebraciones a San Marcos y San Pedro
- Policías municipales solapan consumo de alcohol en la vía pública y el alcalde desprotege a pobladores
M de R
Habitantes del barrio San Miguel viven un martirio debido a las festividades de San Pedro y San Marcos, ya que la zona se ha convertido en una cantina pública con desmanes durante la noche y madrugada.
El alcalde de Tuxtla Chico, Julio Gamboa Altuzar, está maniatado por los organizadores de esta festividad pagana, debido a que no sanciona dichas indisciplinas cometidas en agravio de los lugareños, que exigen frenar el consumo de alcohol y el desorden.
En fotografías obtenidas a través de los afectados, denuncian que policías municipales enviados por el mismo alcalde, solapan el consumo de bebidas embriagantes y que sujetos que acuden a una vivienda situada sobre la Avenida Aldama Norte, donde veneran a ambos santos, realicen sus necesidades fisiológicas en las banquetas de varias casas, lo que genera contaminación y fétidos olores.
La noche del sábado pasado, un grupo de sujetos armó escándalo por espacio de tres horas, en las inmediaciones del acceso a la celebración de San Pedro y San Marcos. A unos cuantos metros, dos policías municipales en plena convivencia con borrachos; un total desorden que es denunciado por los vecinos.
Para el domingo, el sitio ha amanecido convertido en un basurero, donde se inerva latas de cerveza, plásticos y desechos de comida que fueron arrojados por quienes llegaron a embriagarse y a realizar desorden total.
Pobladores lamentaron que este descontrol sea solapado y hasta impulsado por la autoridad municipal, que nada hace por mantener el orden en la cabecera municipal y en medio de festividades que se han contaminado con situaciones como las denunciadas.
La festividad de los Negritos, como es conocida en Tuxtla Chico, por la pinta de la caras de niños que son ofrecidos para alabar a ambos santos, se ha manchado por la mala organización y la falta de intervención del alcalde Julio Gamboa, que no llega ni a pararse a su pueblo.
