Luis R. Gordillo
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
En esta época contemporánea, prácticamente toda la humanidad conoce el nombre de uno de los científicos más famosos de todos los tiempos: Albert Einstein, quien nació un día como hoy, 14 de marzo, pero en el lejano año de 1879, en la ciudad de Ulm (Alemania), aunque posteriormente se nacionalizó suizo y finalmente, norteamericano.
Antes de él, Isaac Newton (1643-1727) era el científico más conocido y después de él, Stephen Hawking (1942-2018), logró también fama y reconocimiento mundial. Las aportaciones de estos gigantes del conocimiento, han cambiado a la humanidad e inspirado a legiones de otros científicos que continúan la labor iniciada por ellos.
Pero Albert Einstein no solo nos dejó conocimientos científicos (su fórmula E=m•c2, es sin duda, la más famosa de la historia). También nos dejó un legado de sabiduría, expresado en frases que muestran la extraordinaria inteligencia de este genio universal, sobre las que bien vale la pena ponernos a pensar.
Hoy, en el 149 aniversario de su nacimiento, me permito compartir algunas de sus frases más célebres:
Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica, yo sugerí la mejor de todas: La paz.
No sé con qué armas se
luchará en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas.
¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
Cada día sabemos más y entendemos menos.
Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.
¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?
El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.
El azar no existe; Dios no juega a los dados.
La religión sin la ciencia
estaría ciega, y la ciencia sin la religión estaría coja también.
Hay dos cosas infinitas: el
Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.
Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás.
Intenta no volverte un hombre de éxito, sino
volverte un hombre de valor.
Si A es el éxito en la vida, entonces A = X + Y + Z. Donde X es trabajo, Y es placer y Z es mantener la boca cerrada.
¡Gracias, Albert Einstein!
