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Revoluciones trasatlánticas

Jorge Alberto Rincón Acebo jorgearinconacebo@gmail.com

En América, Haití, Francia.
El hambre es un motor de búsqueda, despojo hasta del alimento masticado lentamente. Atragantase, curiosamente no mitiga el hambre. Quien come poco aprovecha al máximo, el exceso es perjudicial.
Todos estos factores se conjugaron en Francia de los borbones e Inglaterra, poseedora de la válvula de escape colonial en las trece colonias en Norte América.
El caldo se vino cocinando a fuego lento desde el siglo XIII.
Surgiendo un predominio de la clase se venía formando en las ciudades desde hace cuatro siglos, los llamados burgueses.
Ni son guerreros que arrebatan con las armas al productor, ni zánganos como reyes, emperadores y clerecía, llámese católica, ortodoxa, anglicana. musulmana, hindú, zoroastriana, chamánica.
Pero, se quedan con el trabajo sin guerra, ahora los ejércitos son pagados con sus dineros, doblones o letras de cambio, simples papeles. Cuando se pelean, niegan la deuda. Son tan zánganos como los emperadores y la clerecía. Se dicen llamar -además de burgueses- “banqueros”.
El mantenimiento de gastos por guerra o boato, exigieron el despojo institucionalizado a través de impuestos despojatorios, carentes de humanismo.
¡Así ha acontecido desde antes de la escritura! Apriétales las tuercas, despójalos de alimento. Se morirán los necesarios. Curiosamente, como carnívoros acosados, protestaron. Tomaron la cárcel del reino.
En La Bastilla, sin pretenderlo, ocurrió la primera muerte.
Zánganos y trabajadores acudieron a las cortes a exigir Libertad e Igualdad, en vez de equidad y fraternidad.
Si las tres cosas son ideales, como fe, esperanza y caridad.
Palabras cargadas de bellos deseos inconcretables.
Las trece colonias, es una mezcla de jodidos. Vinieron a joder a los aborígenes, son parecidos a nosotros, los peninsulares pero con otro idioma, sin Papa. Producen, son prácticos. Quieren ganar sin pagar a la Corona. Desencadenando su separación, ahora se extienden al Oeste, coquetean con comprarle a Napoleón la Luisiana. A la corona, los pantanales de La Florida. ¡No se debe permitir!
¿Acaso son mejores los franceses, habitando el área de Quebec?
¿Son tan malos con los lugareños, separándolos de sus familias para catequizarlos, dejándolos consumirse por hambre?
¿En dónde está tu dios corporal para salvarlos?
¿En la otra vida es como ganar en la lotería?
Continuará…

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