Roque Gil Marín Vassallo Comitán, Chiapas
Con la caída de la capital del Imperio Romano de Oriente: la bella ciudad de Constantinopla -hoy Estambul, Turquía- en poder de los turcos, que la tomaron por las armas en el año 1453 D.C., y que fueron comandados por el sultán Mehmed II; lo que se reconoce como la Edad Media, así termina y se inicia el Renacimiento que dio paso a la Edad Moderna y con la que terminan también, los casi dos mil años de dominio del Imperio Romano sobre el mundo antiguo.
Esto significa que la puerta que daba acceso a los reinos y países europeos hacia el oriente, se había cerrado totalmente por los conquistadores turcos, que impidieron el paso al comercio de las especias, perfumes, sedas, joyas, diamantes, perlas, alfombras y otros productos que en ese entonces solo se producían en la India y el lejano oriente y que iban con destino a Europa, por lo que en este continente (Europa) se produjo un grave conflicto en las altas esferas sociales y especialmente en las familias y señoríos feudales.
Por estas razones, las dinastías europeas se aprestaron a serias aventuras en búsqueda de una vía que los llevara por mar hacia el oriente, sin tener que pasar por el mar Mediterráneo ni por la península arábiga, y esta empresa tuvo serias limitaciones por las teorías acerca de la forma de nuestro planeta, que infundían temor y desconfianza tanto entre los navegantes como entre las noblezas y los poderosos señores feudales que poseían dinero suficiente para financiar el costo de dicha empresa.
Esto fue motivo para que el Rey de Lusitania -o sea, Portugal- Enrique II “El Navegante”, fundara una escuela de navegación que ubicó en el Cabo Sagres en el Atlántico, y en esta escuela estudiaron marinos como Vasco de Gama, que descubrió una ruta marítima hacia la India bordeando África; y también es posible que hayan estudiado tanto Américo Vespusio, como Cristóbal Colón.
Las rutas descubiertas por los portugueses no podían ser usadas por los otros reinos, pues el Vaticano decidía “Por mandato divino” que fueran propiedad exclusiva de estos, llegando a ser dueños de casi medio mundo.
Por todo esto, durante 20 años Cristóbal Colón recorrió todos los confines de Europa buscando apoyo y ofreciendo su proyecto de descubrir las Indias Occidentales visitando Inglaterra, Francia, Alemania, Portugal y España, hasta que el 17 de abril de 1492, los reyes católicos Fernando de Aragón y Doña Isabel de Castilla, firmaron Las Capitulaciones de Santa Fe, en el pueblo de Santa Fe, provincia del reino moro de Granada y le otorgaron a Colón el título de Almirante de la Mar Océano, Adelantado y beneficios económicos; y para los reyes la propiedad absoluta de los territorios que se descubrieran.
El 3 de agosto de 1492, Colón partió del Puerto de Palos de Moguer con las 3 carabelas: La Niña, la Pinta y La Santa María, que después de dos meses con nueve días en los que iba creciendo el temor y el arrepentimiento, los reclamos y la desconfianza, eran las 5:05 horas de la madrugada del 12 de octubre de 1492, cuando el vigía Rodrigo de Triana gritó emocionadamente: Tierrra a laaa vistaaa, llegando a lo que era la isla de Guanahaní en las Bahamas, que Colón bautizó con el nombre de San Salvador, y la gran aventura se había consumado.
Por lo anterior, preguntamos: ¿Cómo sería nuestro continente si en lugar de que hubieran venido los españoles, el proyecto de Colón hubiera sido aceptado y apoyado por los ingleses, franceses o alemanes?
Si antes de Colón hubieron otros que estuvieron por estos lugares, esto no tiene ninguna importancia, porque no hubieron cambios ni transformaciones de ningún tipo; en cambio, con la llegada del genovés se completó el ciclo universal y oceánico de la civilización. Salud.
