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Pisotean derechos de alcaldesa de Aldama

No es la primera vez que, en Chiapas, anteponiendo el llamado “usos y costumbres”, los hombres pisotean los derechos de las mujeres, como si ellas no pudieran llevar a cabo tareas propias del desarrollo de sus pueblos.

El patriarcado, el machismo y la cerrazón de los hombres en las comunidades indígenas ha dado de qué hablar por mucho tiempo en algunas zonas de Chiapas. Zinacantán, Chenalhó, Pantelhó, San Juan Chamula, Pueblo Nuevo Solistahuacán, San Juan Cancuc y Oxchuc, sólo por citar algunos municipios donde resaltan los “buenos modales” de los hombres “sinrazón”

No es posible que a estas alturas del Siglo XXI se continúen presentando casos de intimidación y avasallamiento a una autoridad municipal por parte de sujetos sin escrúpulos, como se registró en el municipio indígena de Aldama -se ubica a 10 minutos de Ocosingo-, donde la alcaldesa Angelina Díaz Méndez fue obligada a “entregar” la chequera del Ayuntamiento y que ella sólo sirva como macetera decorativa al frente de dicho ente institucional.

Salvador Jiménez Santiz, quien se autodenomina presidente municipal “por usos y costumbres”, así como el síndico municipal, Gilberto López Lunez, y Mateo de la Cruz Hernández, ex síndico y presidente del comisariado de Bienes Comunales, fueron quienes encabezaron la humillación a la presidenta municipal.

La amenazaron de prenderle fuego con gasolina a ella y a su esposo si no accede por la buena para que sean estos sujetos los que “administren los recursos de las arcas municipales. Qué osadía tan bárbara que se presenten estos hechos.

Hoy este suceso es propicio para que por lo menos, la Comisión Estatal de Derechos Humanos intervenga de inmediato y fije postura a acto tan desdeñable, y, por su parte, la fiscalía general del Estado persiga de oficio las denuncias en contra de la presidenta municipal y detenga a estas “bellas personas”.

La autoridad no puede pasar desapercibido este hecho porque de llegar a concretarse la barbarie anunciada, la cabeza de varios funcionarios estaría de por medio al ser omisos.

La LXVIII Legislatura debe poner manos a la obra de inmediato para atender la solicitud de renuncia de la alcaldesa, y quien solicitó la intervención directa del mandatario chiapaneco, Rutilio Escandón Cadenas y del propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

El tema no es menor no sólo por la seguridad en la integridad física de la familia de la alcaldesa, sino por la ingobernabilidad que puede registrar el municipio si les permiten a estos seres “sin cerebro” tomar el poder del municipio.

Desgraciadamente este tipo de atropellos directos también se han presentado de manera sutil en muchos personajes disfrazados de políticos, que ha a través de la modalidad de las “juanitas”, han hecho a un lado o negociado los puestos de representación popular.

En los últimos 14 años, en periodos sexenales o trienios se detectó que algunas legisladoras cedían su lugar para darle la “oportunidad” a sus suplentes para que ocupara el cargo. Una forma por demás ligera, sin problemas legales, para ocupar un puesto que sólo fue acuñado con el respaldo del partido que la nominaba y que una vez que había tomado protesta, cedía el escaño.

La historia de las “Juanitas” se acuñó después de que Rafael Acosta “Juanito” renunciara a su cargo como jefe delegacional de Iztapalapa para dejar a su lugar a Clara Brugada, allá por el año 2009. Este ejemplo sirvió para que la cascada de suplencias se diera en gran parte del país, y donde Chiapas no ha sido la excepción.

Aunque la Ley Electoral ha cambiado y se ha emparejado la igualdad en los puestos de elección popular, en los municipios indígenas continúa prevaleciendo el machismo. En el 2018 Chiapas fue nota nacional debido a que más de 60 casos se registraron entre diputaciones, alcaldesas y regidurías, principalmente acciones de avasallamiento del Partido Verde, que es el que dominaba en dicho sexenio.

Ojalá que las autoridades estatales dejen un precedente de jerarquía para tratar este caso y no permitir más violaciones a los derechos de las mujeres que fungen como alcaldesas y en cualquier puesto de representación popular. Si no se aplica la ley, se seguirá siendo rehén de grupos violentos que, en lugar de garantizar la democracia y las buenas obras, infundan terror y horror, como pasa actualmente, por ejemplo, en Pantelhó, con el grupo auto defensa “El Machete”.

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