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Oxchuc, una advertencia a tiempo

El municipio de Oxchuc, prácticamente por tradición, ha sido una zona donde los conflictos se han dirimido con grescas, enfrentamientos en los que el saldo casi siempre ha sido fatal. Difícil situación 1para las autoridades de gobierno poder hacer entrar en razón a los grupos en disputa por la sencilla razón de que su forma de pensar y actuar es determinante, no hay puntos medios o de reflexión.

Lamentable decirlo, pero es una situación que se ha generalizado a otras zonas habitadas por indígenas, pero que también hay que decirlo, donde algunos líderes se han aprovechado de la inocencia de su gente para ponerlos como carne de cañón, mientras ellos obtienen prebendas.

Sin embargo, la “normalización” de la violencia en este municipio también ha despertado la ambición de otros grupos que hoy se han dado cuenta que es un buen negocio esto de dividir a la gente. Los conducen a enfrentarse entre hermanos de raza e incluso de sangre. Su avaricia y codicia no tiene límites.

Pero todo tiene un límite y los exabruptos parece que ya han rebasado a las autoridades municipales que éstas han alzado la voz para solicitar al Congreso del Estado, la vía incorrecta, para que se aplique la ley contra lo que ellos llaman el grupo paramilitar Frente Comunitario.

El lunes, a primera hora, cientos de indígenas que representaban a las 124 comunidades y 25 barrios en los que está conformado el municipio indígena de Oxchuc, llegaron hasta el centro del estado para denunciar que atrás del grupo beligerante se encuentran nada menos que hombres ya conocidos por las autoridades de justicia, contra quienes existen denuncias por encabezar movimientos que han traspasado los límites de la prudencia.

Aunque cierto es que es este tipo de regiones suele encontrarse nombres homónimos hasta en apellidos, algunos son “clientes consentidos” o encubiertos por las autoridades de la delegación de Gobierno Indígena que opera con sede en San Cristóbal de las Casas y que nunca han ejercido el peso de la ley para poner orden. Es más, han dejado crecer los conflictos.

Los señalamientos se centran en Juan Gabriel Méndez, Oscar Gómez López, Enrique Gómez López; Regina Encinos Méndez, síndica concejal; Reynaldo Gómez Méndez, regidor concejal; Miguel Ángel Montoya, párroco de Oxchuc; y Erik Everman, un extranjero estadounidense que se hace pasar por fotógrafo.

Desde hace dos meses, este municipio ha estado incomunicado por los bloqueos que realiza el grupo llamado paramilitar con las consecuentes afectaciones para trasladar enfermos, para agilizar la comunicación con poblaciones como Aldama, Ocosingo y los que conducen a Chilón, Bachajón y toda la zona norte.

Los habitantes de estos municipios ya han iniciado pláticas para bloquear todo tipo de servicios hacia Oxchuc y esto se puede salir de contexto ante el hartazgo social que ha generado la postura de quienes en su momento fueron también autoridades municipales y que, a punta de pistola, piedras y palos, quieren seguir “gobernando” para ellos.

La situación se torna grave porque no hay clases y son miles los niños que están padeciendo este problema y continúan retrasándose en su educación. Qué triste que por la tozudez de unos cuantos la zona este en peligro de un enfrentamiento mayúsculo.

Si la Secretaría de Gobierno a través de la Subsecretaría Indígena no apresura sus dotes de negociadores, el conflicto puede reventar. Sólo hay que recordar que en grescas pasadas han salido a relucir armas de gran calado y la furia destructora de la gente puede tener un desenlace fatídico.

Los indígenas llegaron al Congreso del Estado para que intervenga, pero está claro que no es la instancia correcta, debido a que nuestros diputados no se meten en asuntos que se resuelven a través de los usos y costumbres como es el caso de Oxchuc. Sólo actuarán cuando la misma Fiscalía General del Estado o la Secretaría de Gobierno, determinen que hay que hacerlo.

La crispación social está en vilo y no es una cuestión de ser alarmista, sino de sensatez, primero porque los productos de la canasta han escaseado y los que se venden están por las nubes en su precio, además, y lo más crítico, es que los apoyos gubernamentales están parados por la misma situación.

No hay condiciones de seguridad para que lleguen con el recurso, producto de los programas sociales, las becas, las pensiones Bienestar, los desayunos escolares y demás obras paternalistas que el gobierno federal ha dado con tal de tenerlos de su lado.

La presencia de los indígenas tiene su mensaje que la autoridad no debe pasar desapercibido, no sea que el día de mañana le estén lloviendo las críticas como pasó, por ponerlo como ejemplo, con el caso de la llegada de “Otis”, el ciclón categoría cinco, y que las autoridades municipales, estatales y federales de Guerrero, no tomaron en cuenta, cuando hoy se ha comprobado que por lo menos 28 horas antes se había alertado de la peligrosidad del fenómeno natural.

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