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Golpe a Bayardo lo encamina a otro escenario

Es inconcebible que los partidos políticos no se alineen a los preceptos de la democracia que con tanta alharaca promocionan. La elección de un candidato interno de un partido o coalición, debe, ante todo, respetar al adversario, más si es del mismo frente.

Pero, no, no tienen la menor intención de atenerse a las reglas del juego y lo que ofensivo es que en la práctica, alguno de los contrincantes, los que se dicen honestos, pulcros, transparentes, aseste un martillazo que noquea al rival, y no necesariamente porque éste vaya arriba en las encuestas o tenga la preferencia ciudadana, no. El problema es extremista porque las dirigencias de los partidos les vale un soberano comino los acuerdos previos.

Eso es justo lo que pasó a Bayardo Robles Riqué, uno de los participantes por parte del frente Fuerza y Corazón por Tuxtla, que fue bajado a la mala de la contienda. Decimos bajado porque sin comunicarle el proceso, el PRI, PAN y PRD, le alzó la mano a Francisco Rojas para que participe como el precandidato, por lo pronto, para la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez.

La soberbia de Rojas Toledo es evidente. Lo que tanto ha criticado hoy lo pone en práctica: el albazo, la “mano negra”, la injerencia de la cúpula partidista para elegir de forma unilateral al precandidato por el Frente opositor se concretó. Lo que tanto le critican a Morena por sus prácticas impositivas, por lo menos en la capital chiapaneca, estos tres partidos se unen, pero en contra de sus propios aspirantes que creían la designación se realizaría conforme a lo convenido, haciendo hincapié de que el PRI, el PAN y el PRD, sí priorizan la democracia.

Lamentablemente para propios y extraños, no es así. No hubo la decencia, la delicadeza de informar, por parte de la coalición, que ya se habían decidido por Francisco Rojas. No se tiene nada en contra de él ni de los partidos opositores, lo que se cuestiona es que son más de lo mismo.

Con estas decisiones ni por equivocación van a poder competir con el candidato que Morena ponga para la capital. Han adelantado su derrota desde un inicio, rindiéndose a los caprichos de Paco Rojas, quien seguramente de nueva cuenta venderá muy bien su derrota. Ya lo veremos de nueva cuenta incrustado como regidor de oposición en la próxima administración.

Francisco Rojas es tan mentiroso como los mismos políticos que él critica. Hace tres años, cuando perdió la elección a la alcaldía, en ese entonces compitiendo por Movimiento Ciudadano, prometió retirarse de la política y dedicarse a formar nuevos cuadros, de jóvenes con ganas de cambiar la entidad. Puras promesas y mentiras de las que ya el pueblo tuxtleco debería estar acostumbrado.

Las malas decisiones desde las cúpulas de los partidos definitivamente tendrán resultados adversos, y como dice Bayardo Robles, cuando las reglas no son claras o, mejor dicho, no se cumplieron o no se habló de frente, la decepción desmoraliza y hasta puede provocar que los derrotados enfilen sus baterías hacia otros frentes para, desde ahí, trabajar por la sociedad que le dio su confianza.

Tras la denuncia pública de Bayardo de que Marko Cortés, dirigente nacional, operó para que quedara el PAN como representante del Frente para participar en las elecciones, la finalidad, está clara, es que Acción Nacional no pierda su registro como plataforma política.

Entre los acuerdos para aterrizar la candidatura del PRI, PAN y PRD, es que cada uno de los participantes realizarían, a la par del partido político, una encuesta espejo para comparar resultados de las preferencias electorales, pero qué cree, sí, lo adivinó, la que realizó Francisco Rojas, tal parece que se abocaron a armar como tarea escolar, desde el escritorio, y, lógico, Rojas es el aspirante idóneo, el perfecto. En su encuesta arrasó, puras palomitas de que es el candidato perfecto.

En esta vida se gana y se pierde, pero el juego debe ser pulcro, limpio, sin zancadillas, y parece que, a Bayardo Robles no le pusieron un palo atravesado para que tropezara, lo que le hicieron fue una bajeza de Acción Nacional, partido que se dice honesto.

Bayardo Robles Riqué está prácticamente alejándose del PRI, partido que lo cobijó durante toda su vida, al que renunció hace tres años y que hoy, en una etapa de reflexión, quiso darse una segunda oportunidad, pero en tres meses, se ha dado cuenta que nada ha cambiado, todo sigue peor cada día. Producto de ello, en las próximas horas o días, tras meditarlo, anunciará su incorporación a otro escenario político donde sí lo valoren.

El mensaje, al final de cuentas, no es para el todavía priista, sino para la sociedad, a la que le piden su voto, pero que no toman en cuenta. La congruencia con que tomó la decisión el Frente de relegarlo habla bien de él. En los comentarios de apoyo recibidos en las redes sociales, Bayardo debe tener presente que ese sector que le brindó su apoyo, no debe dejarlo desamparado y como dijo Yuri, ya vendrán tiempos mejores.

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