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Editorial

Cortan las alas a la corrupta reelección

Dada la situación que ha prevalecido en el país, con gobiernos municipales o diputados que no se conforman con gobernar tres años su gestión, sino que buscan afanosamente seguir pegados a la teta presupuestal, la iniciativa que presenta la presidente electa Claudia Sheinbaum, respecto a terminar con el sistema de reelección en los puestos de representación popular, es resultado del sentir que recogió en campaña de parte de la ciudadanía que está harta de los diputados que se paran en el Congreso de la Unión, representando una curul, pero sin aportar nada significativo para la causa mexicana.

La presidenta se dio cuenta que dicha modalidad en lugar de consolidar los programas, proyectos e iniciativas, se percataron que ha sido la peor decisión porque desde los congresos estatales y del Congreso de la Unión, el trabajo legislativo ha ido como el cangrejo, para atrás, de ahí también que está en puerta la iniciativa de reducir el número de diputados de 500 a 300.

La propuesta plantea modificar varios artículos constitucionales para que no se relijan senadores, diputados y suplentes para el periodo inmediato posterior, además de diputados locales, alcaldes y concejales.

Los suplentes de los legisladores que rindan protesta, aunque sea de forma temporal, tampoco podrán participar en la elección inmediata como candidatos, y quienes hayan tomado posesión del cargo por alguna razón, tampoco podrán ser electas para el periodo inmediato siguiente, aun cuando sea el carácter de suplente.

Basa su planteamiento en que hay que regresar a los motivos que dieron origen a la Revolución Mexicana que a la letra dice “sufragio efectivo, no reelección’”. Esta iniciativa que le fue enviada a la Secretaría de Gobernación para que sea el canal que la haga llegar a la Cámara de Diputados, tendrá que aprobarse porque es una orden de la “jefa” y nadie, absolutamente nadie, tendrá los arrestos para protestar, aun sabiendo que el partido Morena ha sido el principal beneficiario de esta modalidad que se aprobó en el 2014, impulsada por el PRI, PAN y PRD, pero puesta en marcha en el 2018, cuando ganó Morena la presidencia de la República. 

En aquella ocasión 213 213 diputados federales compitieron por repetir en el cargo, consiguiéndolo 139, es decir, el 65% del total. En este 2024, en el Senado 80 manifestaron su deseo de repetir en el cargo y sólo lo lograron 25, lo que representó el 19 por ciento de un total de 128 senadores. Muchos de ellos, por su roce con la cúpula partidista o las negociaciones que pactaron como partido en el poder. Ahí está el caso de la chiapaneca Sasil de León, el guerrerense Félix Salgado, Ana Lilia Rivera, actual presidenta del Senado o Citlalli Hernández, secretaria general de Morena.

La mayoría de ellos, sino es que todos, su desempeño ha sido de lo pobre a la mediocridad, pero como están representando a la jerarquía en el poder lo que hagan o dejen de hacer no es importante ni criticable. Y esto último, se dice con el debido respeto porque hay quienes se sienten ofendidas por decirle que su estancia en el Congreso de la Unión forma parte de una pasarela y no una función ejemplar de representación popular.

En Chiapas tenemos casos patéticos de alcaldes que, en lugar de beneficiar a su pueblo con la extensión de su mandato, buscaron la forma de reelegirse, con trampas de por medio, para beneficio propio no de la colectividad.

Las quejas ciudadanas están a la orden del día y en algunos casos, producto de las elecciones recientes, sus municipios se encuentran impugnados por la serie de irregularidades que hicieron previo y durante la jornada electoral.

No es el caso de Tuxtla Gutiérrez donde su candidato Ángel Torres Culebro ganó holgadamente contra sus adversarios, pero la herencia que le deja Carlos Morales Vázquez tendrá trabajar al doble, además de que el morenista está obligado, a partir de que llegue a tomar las riendas de la alcaldía, a aclarar los presuntos actos de corrupción que han sido ventilados en este medio de comunicación.

De ahí que para quienes piensan que asumiendo el poder el próximo primero de octubre tendrían otra oportunidad de alargar su mandato se equivocaron. Esta es, sin lugar a dudas, una buena acción popular que ha decidido erradicar la presidenta electa de México al cortarle las alas a los que piensan que con la reelección ampliarían sus actos de corrupción.

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