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César González Madruga

La partidocracia se ha quedado sin una propuesta de derecha de cara a las elecciones de 2024, esto tras la declaración de Lilly Téllez anunciando que se bajaría de la contienda interna de la alianza opositora. Su principal atino para posicionarse, fue que abanderó durante un largo tiempo la propuesta de una derecha que se atrevió a calificar de moderna, sin embargo, esa fue también su lápida, ¿por qué? Porque es de conocimiento público los estrechos vínculos políticos y financieros de Claudio X González (la mano que mece la cuna en la oposición) con la izquierda democrática globalista de Estados Unidos, mientras que las palabras de Lilly han sido más cercanas a la derecha nacionalista de Trump o la mandataria italiana, Meloni.

La llegada de Xóchitl Gálvez aparece por el carril izquierdo, con una propuesta ideológica más cerca a la de los amigos de X González. Con la oposición presentando una propuesta de izquierda, que incluso se presume con más méritos zurdos que Claudia Sheinbaum, Morena que en su génesis es una mezcla de izquierda democrática e izquierda socialista y MC, donde toda su propuesta camina por el carril izquierdo, tendremos una elección entre izquierdas.

Si bien es difícil dilucidar qué porcentaje de la población se identifica con la izquierda o la derecha, ya que todas las casas encuestadoras se centran en medir los egos de los aspirantes, sí se puede observar el cálculo político de la partidocracia, donde la mayoría del electorado es de izquierda y que es más fácil pelear esas mayorías, sin embargo, ese porcentaje de derecha quedará huérfano de alternativa, forzará a votos pragmáticos o, en su caso, se irán con la corriente independiente de la derecha de Eduardo Verástegui.

Independientemente del resultado de la elección, el PAN se jugaría con Xóchitl su sobrevivencia como alternativa política, el vacío que dejaría en la derecha, fácilmente se llenaría con la red que se construya durante la campaña de Verástegui, que seguro le alcanzaría para formar un partido netamente derechista que margine al PAN de manera rápida.

Toda esta injerencia ideológica, no sólo marcará un nuevo camino lleno de baches y con nuevas disyuntivas, que en los trazos políticos de escritorio no se han resuelto ni se resolverán jamás, dejando de lado las genuinas necesidades de una nación con una economía creciente en los números macro económicos, que se enfrenta a elegir entre los dos más pesados bloques, por un lado, los BRICS y, por otro, los del eje OTAN. Así, los requerimientos más próximos de la sociedad mexicana, por el momento, van otra vez a un plano secundario.

Los esfuerzos de los mexicanos deberían enfocarse en exigir el fiel cumplimiento del Plan de gobierno y de absolutamente todas las promesas que lleven al bienestar de los ciudadanos por, sobre todo, incluso por sobre la conveniencia de situarse en cualquier vereda del globalismo actual. No se puede esperar que vengan de fuera a salvarnos, se trata de poner orden adentro, en un país que en su esencia contiene las virtudes de una nación referente de la historia planetaria.

Desde el “Renacimiento Mexicano” se sigue planteando la necesidad de un ambiente multipolar, en el cual se impulse el discurso mexicano de confraternidad con todas las naciones y, con ello, el comercio limpio y claro con todas las economías del mundo.

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