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Letras Desnudas

Mario Caballero

Inútil

Dice un refrán mexicano que “hacerles caso a pendejos, es engrandecerlos”. Hoy haré una excepción a la máxima para hablar de Juan Sabines Guerrero y su inútil e ineficiente gestión en el consulado de Orlando, Florida.

Parto de la pregunta, ¿qué debe hacerse cuando un empleado no da resultados, no cumple con las expectativas y, para empeorar las cosas, abusa del cargo para obtener beneficios personales?

En una empresa cualquiera a este mismo empleado tal vez le darían un periodo de gracia para mejorar su rendimiento y cumplir con los objetivos establecidos, pero si sigue en las mismas seguramente será despedido. Y si cometió algún delito en nombre o en perjuicio de la compañía hasta es posible que termine en la cárcel.

En los puestos gubernamentales no sucede lo mismo. Han sido rarísimos los casos en que el titular de alguna dependencia pone de patitas en la calle al subordinado incompetente. Más raro todavía es que el funcionario renuncie voluntariamente ante su inútil desempeño.

En el particular caso de Sabines es imposible que haga lo segundo y no hay señales hasta el momento de que vaya a ocurrir lo primero, esto es, que lo corran. Aunque bien haría el canciller Marcelo Ebrard en pensar, por lo menos, en su destitución, porque razones hay muchas.

ALGUNAS RAZONES

Hay que comenzar por comparar los resultados de su gestión con las estadísticas de atención consular durante el primer semestre de 2022 publicadas recientemente por la Secretaría de Relaciones Exteriores.

En general, los resultados de la cancillería son realmente muy buenos. Informa que durante los primeros seis meses del presente año hubo un aumento del 28 por ciento en la cantidad de trámites atendidos en comparación con el mismo periodo de 2021 y del 9% con 2019. En otras palabras, la secretaría a cargo de Marcelo Ebrard, a través de los consulados, está teniendo un rendimiento mayor en cuanto a apoyos y trámite de solicitudes incluso al periodo antes de la pandemia.

Sin embargo, en el comunicado no aparece que el consulado bajo la dirección de Juan Sabines esté entre los que más trámites atendió durante señalado periodo. Esto a pesar de que fue uno de los cónsules que más, dinero, tiempo y esfuerzos utilizó en difusión. Aunque hay que precisar que todos los recursos que empleó en propaganda y publicidad fueron para exaltar y promover su propia imagen, no la del consulado.

Es una acción muy similar a la que realizó durante los seis años que fungió como gobernador de Chiapas. Se sabe, mediante revisión de la cuenta pública, que en el último año de su sexenio gastó 427 millones 400 mil pesos en publicidad oficial. En 2007, erogó más de 393 millones. Dinero que pudo ser mejor aprovechado en la compra de medicamentos, equipo médico, construcción de aulas escolares o en el combate a la pobreza, que fueron los rubros más abandonados en su administración.

Como dato adicional, mencionado gasto en la promoción de su imagen como gobernador del estado fue con el objetivo de exhibirse como un aspirante fuerte a la candidatura a la presidencia de la República, pero no le funcionó.

Hoy, por otro lado, lo que pretende es fascinar a Ebrard, presumir de un control que no tiene sobre los medios de comunicación, venderse como un gran estratega político que tampoco es y, a partir de eso, conseguir que el canciller lo impulse para alcanzar una función de relevancia que le permita continuar comiendo del presupuesto.

La segunda razón es para vergüenza misma de Juan Sabines. Mientras los consulados de Dallas, Chicago, Houston, Los Ángeles y Nueva York fueron los cinco que más trámites atendieron en Estados Unidos durante el primer semestre de 2022, ¿qué hizo el consulado de Orlando? Si las citas atendidas por las oficinas consulares suman más de un millón 200 mil, ¿éste de cuántas se ocupó?

De este punto se desprenden dos razones más. Una de ellas es que, si el consulado de Orlando no aparece entre los más productivos de todas las representaciones de México en el país vecino, se debe a que Sabines Guerrero no tiene experiencia en funciones diplomáticas. Antes había sido diputado local, alcalde y gobernador, y no con buenos resultados y buen prestigio. Por el contrario, de dichos puestos salió bajo acusaciones de tráfico de influencias, peculado, nepotismo, desvío de recursos públicos, enriquecimiento ilícito, abuso de funciones, abuso de autoridad, entre otros. Inclusive, por estos delitos tiene demandas ante la Fiscalía General de la República.

La otra es que ha utilizado el cargo para promover sus proyectos políticos personales, entre esos el de obtener un puesto legislativo para su hijo mayor, Juan Pablo Sabines Aguilera.

Por eso lo hemos visto acudiendo a eventos públicos en Estados Unidos, como el de julio de 2021 para el que hasta abandonó sus oficinas para trasladarse a la ciudad de Kissimmee, donde estuvo Jill Biden, primera dama estadunidense, para atender la emergencia que surgió en ese lugar y en ese tiempo debido a la creciente cifra de contagios y fallecimientos por la variante Delta del coronavirus. Por eso mismo, llegó acompañada de Anthony Fauci, titular del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y del congresista Darren Soto.

Sabines, por otro lado, llegó sólo para tener sus cinco minutos de fama, es decir, presumir que se codea con altos funcionarios de aquel país cuando ni siquiera fue invitado al evento. No sólo eso, sino además desacató la instrucción de las autoridades sanitarias de México de evitar las aglomeraciones durante la pandemia y el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador de no utilizar los recursos públicos para hacer proselitismo político.

Este comportamiento reproblable lo ha venido haciendo especialmente en México, donde además ha protagonizado enormes borracheras en antros de la capital del país junto con exfuncionarios de su gobierno e incluso con el embajador Esteban Moctezuma, y en días y horarios en los que se supone debería estar atendiendo el consulado de Orlando.

Últimamente, él mismo se ha encargado de difundir en las redes sociales que es el principal asesor político de la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez. Sucede que, con el pretexto de hacer gestiones para esa ciudad, y no para Chiapas que sólo le interesó para el saqueo, permanece ahí durante largos días para atender sus negocios inmobiliarios.

Por eso cómo podría el consulado de Orlando ser productivo, si el titular se la pasa de borrachera en borrachera y residiendo en un lugar distinto, a 2 mil 300 kilómetros de distancia, de donde están sus verdaderas responsabilidades públicas.

YA ES HORA

Ya viene siendo hora que el canciller Marcelo Ebrard abra los ojos y medite sobre si vale la pena seguir sosteniendo a Juan Sabines en el consulado, que no da resultados y que nada más está siendo utilizado para financiar y proteger las actividades proselitistas de su titular.

Y también ya viene siendo hora que comprenda que Sabines, más que representar los intereses y defender los derechos de los mexicanos que residen en Estados Unidos, es un farsante al que le encanta el poder y el dinero.

@_MarioCaballero

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