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Resurge el temor por la amenaza de la “Americanización de Canadá”

Jesús Martínez Soriano

Toronto, Canadá. La reunión trilateral de América del Norte 2023 conocida aquí como la cumbre de “The Three Amigos”, realizada hace algunos días en nuestro país, atrajo la atención de los medios y los analistas, como es costumbre cada año que se realiza. Pero más que la cobertura de los eventos noticiosos, me parece importante destacar los análisis publicados en el marco de este evento, algunos de los cuales han tratado de visualizar los riesgos amenazas y dilemas que se vislumbran para la región en los próximos años. Entre ellos vale la pena destacar la columna escrita por el periodista Lawrence Martin en el rotativo The Globe and Mail, titulada “Canadá se acercará más a Estados Unidos nos guste o no”, en la que sostiene, entre otras cosas, que como consecuencia de la inevitable mayor integración de América del Norte que se avizora, el tema de verdadera relevancia para los canadienses es la “añeja amenaza de la americanización”, es decir, de que su país termine siendo avasallado por la mayor influencia de Estados Unidos. (https://www.theglobeandmail.com/opinion/article-canada-is-going-to-be-drawn-closer-to-the-us-whether-we-like-it-or-not/).

“Los estadounidenses y los canadienses de habla inglesa se han fundido en un solo pueblo”, afirmaba Samuel Moffett

Lawrence Martin habla de la “añeja amenaza” en alusión al libro titulado La americanización de Canadá, escrito por el estadounidense Samuel Erasmus Moffett en 1907, que en su momento causó revuelo y que en años recientes ha vuelto a generar una gran polémica, constituyéndose en una referencia obligada. Hay que recordar que en dicho texto el autor afirmaba: “La conclusión a la que apuntan inequívocamente todas las líneas convergentes… es que los estadounidenses y los canadienses de habla inglesa se han fundido en un solo pueblo.” Samuel encontró en su investigación una serie de coincidencias y similitudes entre Estados Unidos y Canadá en muchos y muy diversos ámbitos (cultural, educativo, religioso, etc.), aseverando que este último había adoptado y adaptado muchas costumbres, sistemas y esquemas de los estadounidenses, más que de los británicos, su procedencia original. Por ello, sostenía que, a pesar de que “los canadienses de habla inglesa (que son la mayoría) manifiestan que ellos jamás se convertirán en estadounidenses”, en realidad “ya lo son, sin darse cuenta de ello”, aseveraba. (https://archive.org/details/americanizationo00moffuoft/page/n12/mode/1up).

Varios lectores se preguntarán quien fue Samuel Erasmus y qué tanta autoridad tenía para emitir esas afirmaciones que datan de hace más de un siglo. En realidad, no abunda información acerca de su biografía, quizá por el tiempo transcurrido, y la poca disponible se encuentra en su mismo libro, antes referido. Erasmus Moffett nació en St. Louis, Missouri; realizó sus estudios en la Escuela Normal Estatal en Fredonia, Nueva York, hoy Universidad Estatal de Nueva York en el mismo lugar, ubicado al noroeste de ese estado, muy cerca de la frontera con Canadá. También estudió literatura en la Universidad de California. Fue autor de diversos libros, ensayos y artículos en diferentes diarios y revistas de Nueva York y California, de las que también fue editor. Es decir, era un hombre con una importante trayectoria que publicó ese libro en la madurez de su vida, cuando tenía 47 años de edad.

No está por demás subrayar que en el libro antes referido Samuel hacía referencia a un contexto muy diferente al actual, en el que ambas sociedades eran en cierta medida más uniformes u homogéneas. A principios del siglo XX, como el autor lo señalaba, Estados Unidos tenía 85 millones de habitantes, prácticamente la totalidad de habla inglesa, en tanto que Canadá contabilizaba seis millones de habitantes, dos tercios de los cuales eran de habla inglesa y el resto de habla francesa. Hoy en día tanto la Unión Americana como Canadá son sociedades mucho más grandes, diversas y complejas. La primera cuenta con 308.8 millones de habitantes, de quienes 78% son de habla inglesa y el restante 22% habla otros idiomas, predominantemente el español (13%), de acuerdo con el censo 2019, citado por el Foro Económico Mundial. (https://www.weforum.org/agenda/2021/12/spoken-language-united-states-america-english-spanish-mandarin/). En tanto, Canadá, según el censo 2021, tiene una población de 38.2 millones de habitantes, 75.5% de habla inglesa materna y 21.4% de habla francesa. (https://www.todocanada.ca/these-are-the-languages-spoken-in-canada-according-to-2021-census/).

“Los canadienses han tenido un éxito razonable para resistir la americanización”, refuta Lawrence

A la aseveración de Samuel Erasmus Moffett en el sentido de que “estadounidenses y canadienses se han fundido en un solo pueblo”, Martin Lawrence responde: “ No del todo Sam. Aquí estamos más de un siglo después y las diferencias siguen siendo grandes.” Lawrence, nacido en Edimburgo, Escocia, pero quien creció en Hamilton, una ciudad ubicada a 80 kilómetros al suroeste de Toronto, es enfático al afirmar que la fundición de que habla Erasmus “ha sido en dos, no en uno solo (pueblos), ya que los canadienses han tenido un éxito razonable con la ayuda de medidas culturales de sus gobiernos para resistir la americanización”. Para el escocés, nacionalizado canadiense, quien estudió la Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de McMaster, Hamilton, y la Maestría en Administración Pública en la Universidad de Harvard, Estados Unidos, “El desafío para Canadá es y ha sido tomar prestado lo mejor de Estados Unidos y dejar atrás lo peor” de ese país.

Pero Martin, autor de una decena de libros, reconoce que “en la era actual del Internet, con la presencia de Estados Unidos cada vez más abrumadora”, persiste la amenaza de la americanización de Canadá, por lo que “el desafío es mayor y, por lo mismo, requiere de mayor vigilancia.” Con la pretensión de fortalecer las cadenas de suministro de América del Norte para competir con las de China, el columnista canadiense subraya que, como es a todas luces visible, “se intensificará la dependencia económica de Canadá con respecto a Estados Unidos”, por lo que “la esperanza de que Ottawa pueda encontrar mercados alternativos para no depender tanto de la Unión Americana es una perspectiva cada vez más triste.” Resignado, Martin Lawrence reconoce que en el mundo tripolar al que actualmente asistimos, “no hay elección. Estados Unidos es nuestra principal esperanza, nuestro líder… En virtud de nuestra geografía y debido al tamaño y poder de esa nación, la única constante para Canadá desde el declive de la Gran Bretaña ha sido la indispensabilidad de Estados Unidos.”

“Internet habla estadounidense y, cada vez más, nosotros también”, afirma Lydia Perovic

El temor por la cada vez mayor influencia de la sociedad estadounidense sobre la canadiense resulta cada vez más preocupante y extendido. Lydia Perovic, una escritora originaria de Montenegro (parte de la antigua Yugoslavia) que arribó a este territorio a finales de los 90, ha señalado: “Mi país adoptivo (Canadá) y mi ciudad (Toronto) se están volviendo irreconocibles. El Canadá del que yo me enamoré se ha extinguido. Las conversaciones en la esfera pública han cambiado, al igual que las de los medios y la cultura.” En su libro Lost in Canada (Perdida en Canadá), publicado en 2022 y del cual el diario National Post reproduce varios extractos, Perovic ilustra la situación a la que esa influencia está conllevando: “Internet habla estadounidense y, cada vez más, nosotros también, importando al por mayor las guerras culturales tal como suceden en Estados Unidos, adoptando los diagnósticos de los problemas estadounidenses como universalmente relevantes”. (https://nationalpost.com/opinion/excerpt-the-canada-i-fell-in-love-with-is-gone).

Lydia Perovic, quien después de vivir 20 años en Canadá y encontrarse hoy en el punto medio de la vida, ejemplifica lo anterior con el siguiente caso: “Cuando estábamos en el punto álgido del Black Lives Matter (un movimiento político y social que busca combatir el racismo, la discriminación y la desigualdad racial que experimentan las personas negras), justo después del asesinato de George Floyd en 2020 (por parte de un oficial de policía en Minneapolis, Minnesota), nuestros medios de comunicación estaban desesperados por encontrar un caso de brutalidad policiaca contra alguna persona de raza negra.” Es decir, “queremos tener problemas estadounidenses, queremos ser estadounidenses”. En parte por lo anterior Perovic manifiesta que “después de 20 años sin complicaciones de vivir como una canadiense adoptiva, me encuentro (ahora) en un bosque oscuro, porque el camino ya no es tan claro, porque la pertenencia se ha perdido.” (https://thehub.ca/2022-08-04/is-canada-losing-itself-author-lydia-perovic-on-her-adopted-countrys-political-and-cultural-decline/).

El debate, las opiniones y las argumentaciones que aquí actualmente se están expresando acerca de las consecuencias que se derivarán para este país como resultado de su mayor vinculación con Estados Unidos, conllevan inevitablemente a la reflexión sobre el efecto que la misma situación tendrá sobre México, el otro vecino y socio comercial de los estadounidenses. Una primera aproximación, aunque muy superficial, nos permitiría pensar que, en contrapartida a lo que ocurre con Canadá, nuestro país mantiene muchas más diferencias que coincidencias con Estados Unidos (históricas, culturales, lingüísticas, etc.), lo que en apariencia haría más complicada, compleja y prolongada la que aquí denominan “americanización”. No obstante, nuestra condición de nación subdesarrollada (o en vías de desarrollo, como cada quien quiera denominarla) nos hace más frágiles y vulnerables a la influencia cada vez más intensa que se vislumbra tendrá sobre México el que sigue siendo el país más poderoso del mundo.

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3 Comentarios

  • juan ram 5 de febrero de 2023

    buen articulo. saludos

  • Arturo Domínguez de la Piedra 6 de febrero de 2023

    Como en la historia de la humanidad, el mounstro, se come al menor, aunque no sea en tamaño físico o de extensión.

  • R. Pérez 7 de febrero de 2023

    Muy interesante tema, coincido en que Estados Unidos y Canadá son más similares por muchos motivos. En cambio nuestro país sigue conservando una IDENTIDAD muy marcada lo cuál es motivo de orgullo y admiración. Si bien dependemos en gran medida del país vecino, hemos sabido balancear ambos aspectos, esperemos que a futuro siga así.

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