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Las decisiones que hundieron al insumergible Titanic

Las decisiones que hundieron al insumergible Titanic

Mtro. Esdras E. Cruz y Cruz.

Cuando el vigía Frederick Fleed gritó “¡¡¡Iceberg!!!” ya era demasiado tarde, el Titanic se encontraba a tan solo 400 metros de un inmenso bloque de hielo; chocó contra él y se hundió. El barco entre otras cosas, contaba con avanzado diseño, tecnología, potente estación de comunicación y lo último en lujos y comodidades, pero obsoleto en normas de seguridad de la época. Este naufragio conmocionó e indignó al mundo entero por el número de fallecidos y de errores cometidos.

Éste dramático acontecimiento lo traigo a colación a propósito de la catástrofe de la economía y las finanzas, hoy presente en el mundo y por supuesto, en México. La similitud entre el Titanic y la economía es el asombro: un barco parecía indestructible por sus portentosas fortalezas y una economía globalizada hasta el 2018, en apariencia también indestructible; sin embargo, ambos, frágiles por la conducción humana. Se dice que en el caso del Titanic, hubo cinco advertencias de peligros y de riesgos con gran antelación al choque con el iceberg, mismas que fueron desoídas y no consideradas y cuando estas se presentaron se quiso reaccionar evitando la colisión, pero ya era demasiado tarde: murió más de la mitad de los pasajeros.

Tiene sentido relacionar la tragedia del Titanic y la contracción económica mexicana de -8% prevista por INEGI, BANXICO, BANK OF AMERICA, pobreza (20 millones de nuevos pobres), desempleo (12 millones), inseguridad (55 mil asesinatos) y crecientes contagios del SARS-CoV2, Covid-19 (101,732 casos y 11,702 muertes), el sentido es citar los errores del Titanic como causa de su hundimiento, con el objeto de impedir un colapso frontal con el iceberg mexicano de las variables negativas antes citadas.

La aparente falta de gravedad, la confusión, el obcecamiento, la negación del hoyo económico y el postramiento social y económico de México, nos pueden condenar sin remedio a ser el México más pobre en los últimos 50 años, aún hay tiempo de reacción, poco pero lo hay, evitemos lo peor, las señales de socorro ahí están bien claras, interpretemos correctamente cada de una de estas, como señales de auxilio, decidamos en conjunto la maniobra o estrategia que impida el hundimiento de nuestra economía, girando hacia el lado correcto no el equivocado. Todos somos responsables de la tragedia o de la salvación.

El secretario de Hacienda Arturo Herrera, afirmó recientemente que en comparación con otras crisis que se han quedado en la mente de los mexicanos, en ésta la reapertura será rápida, pero paulatina (…), ojala fuera de esta manera, pero los dichos contra los hechos están totalmente alejados de la realidad, para nuestro infortunio la recesión económica será larga, con grandes penalidades por la erosión del empleo en relación con la pérdida total de empleos formales para este 2020 y los recuperados en 2021, así mismos derivado a las previsiones de Coneval que anticipan hasta 10 millones el crecimiento en el número de pobres.

El colapso de los ingresos de millones de hogares sin duda se traduce en una caída importante del consumo, lo que hará también disminuir los ingresos fiscales de la recaudación tributaria, que aunado a la falta de confianza empresarial y de los inversionistas de gran calado, vaticinan que la recuperación de la economía, por supuesto no será de corto plazo.

La decreciente inversión nacional, la disminución de la recaudación tributaria por falta de consumo y la pérdida de confianza de los capitales globales en una espiral de crisis sistémica, tendrán severas consecuencias, una auténtica tragedia económica para el país similar en el sentido metafórico, al “insumergible” Titanic.

La tendencia de recuperación a la que aduce el secretario Herrera en sentido figurado para describir el restablecimiento económico el cual señala con una forma de “V” alargada como el logo de Nike al respecto y ante tantas vicisitudes de las crisis económicas de la grave crisis económica, es incierto que la recuperación sea en ese sentido al que plantea el secretario de hacienda, más bien por su calado el restablecimiento de la economía, la veo ni como palomita de Nike, ni como “U” profunda, más bien la veo como una pronunciada “L”.

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