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Apuntes a la entrevista de Eduardo Ramírez

Letras Desnudas

Mario Caballero

Eduardo Ramírez Aguilar estuvo esta semana en la que ha sido mi casa editorial durante los últimos siete años, el Diario de Chiapas, donde fue entrevistado por mi compañera Viridiana Alonso para el noticiero Chiapas a Diario. Pregunta a pregunta, el precandidato único de Morena al Gobierno del Estado reveló lo que podría entenderse como auténticas lecciones de política.

Para el propósito de esta columna, me detendré en tres momentos de la entrevista: cuando habla de las elecciones municipales, el proyecto presidencial de Claudia Sheinbaum y su liderazgo frente a su próxima responsabilidad pública.

ESPÍRITU DEMOCRÁTICO

Eduardo Ramírez es un hombre de su tiempo, ya lo he dicho en otra ocasión. Por lo cual, no es extraño su magnetismo político, su empatía con la gente, su discurso apegado a la realidad y las expectativas que levanta su proyecto a la gubernatura. No por nada en cada municipio que ha visitado durante el periodo de precampaña ha sido recibido con algarabía, vítores y coros de “gobernador, gobernador”.

El poder que irradia es enorme si se le compara con los pasados candidatos al gobierno estatal. Y es un poder que sabe a dónde se dirige, en gran medida por su comprensión profunda del estado que está por gobernar, su juicio sobre el presente y su visión estadista del pasado.

En este instante es todavía precandidato, pero seguramente se convertirá en el único gobernador que podrá presumir que conoce todos los pueblos y ciudades de Chiapas, y que entiende el sentido de su movimiento, sus articulaciones complejas, la riqueza de su diversidad y de las redes que lo unen con el país.

Por su gran popularidad, poder y sabiduría, muchos actores políticos han querido colgársele tratando de obtener un beneficio personal, entre ellos los diversos aspirantes a presidente municipal que presumen sus fotos con él en las redes sociales. Peor todavía, creen que haciéndole cartitas a Santa Claus, él influirá en el partido para que obtengan las anheladas candidaturas.

A la pregunta de la periodista Alonso sobre las elecciones municipales, respondió que no habrá dedazo, que él no influirá a favor de nadie. “Se va a respetar la voluntad en todos los pueblos de Chiapas por una simple y sencilla razón: yo soy resultado de una encuesta, a mí no me puso nadie, a mí me puso el pueblo”, dijo.

Lo dicho por el comiteco es un asunto que debe valorarse en su justa dimensión. Primeramente, porque como coordinador de los Comités de Defensa de la 4T está anteponiendo el interés colectivo a cualquier ambición personal. Segundo, y no menor en importancia, pondera que si se quiere transformar la vida política de Chiapas y de México, se tiene que pasar forzosamente por el tamiz de la democracia, es decir, el respeto a la voluntad de los ciudadanos.

EL SEGUNDO PISO

Respecto al cuestionamiento sobre el proyecto de Claudia Sheinbaum, se expresó convencido que es lo mejor para México, para consolidar el desarrollo y la transformación que inspiró e inició el presidente Andrés Manuel López Obrador.

No faltarán los que piensen que Eduardo Ramírez no puede opinar diferente, ya que pertenece al mismo partido y al mismo movimiento que Sheinbaum. No obstante, nadie puede negar que es un hombre sin dobleces, leal con sus propios ideales y convicciones, que a lo blanco llama blanco y a lo negro, negro.

Prueba de ello es su paso del Partido Verde a Morena. ¿Acaso alguien puede tacharlo de “chapulín”? De ninguna manera. Churchill no cambió una, sino dos veces de partido.

Si en algún momento creyó en los ideales, causas y sentimientos del Verde Ecologista, dejó de hacerlo cuando éste pasó a convertirse en una franquicia controlada por unos cuantos políticos, quienes coartaban la participación, los derechos y las libertades de los militantes.

Se pasó a Morena sabedor de las garantías de sus derechos políticos y con el entusiasmo de ser parte de un movimiento que aspira a construir una sociedad más justa, igualitaria y libre, con mayores oportunidades de desarrollo, con una mejor calidad de vida para sus habitantes y que propone un cambio en la vida pública del país.

Por tanto, cuando Eduardo Ramírez habla sobre la construcción del segundo piso de la 4T de la mano de Claudia Sheinbaum, lo dice con honestidad moral y política, no con demagogia.

Además, sus palabras se sustentan con los resultados de la 4T: atención especial a los pueblos indígenas, recuperación del papel del Estado en la rectoría de sectores como la economía, programas sociales a favor de la población desfavorecida, disminución de la pobreza (la población en esta situación pasó de 52.2 millones en 2016 a 46.8 millones en 2022), justicia social basada en la solución de las necesidades populares, políticas de combate a la corrupción y la impunidad, entre otros.

“La Cuarta Transformación debe continuar –mencionó-. La doctora Claudia Sheinbaum ha prometido mantener la austeridad fiscal y financiera, así como los diversos programas sociales implementados por la actual administración y otros grandes proyectos de infraestructura”.

LIDERAZGO REAL

Ante la pregunta de si existe alguna ruptura con el exgobernador Manuel Velasco Coello, respondió:

“El senador Velasco Coello tiene su trabajo y lo tuvo como gobernador. No es ruptura, sólo que Eduardo Ramírez es un liderazgo genuino y no soy marioneta de nadie. Soy alguien con liderazgo y capacidad; difícilmente me voy a dejar influenciar de los demás. Soy respetuoso de todos los liderazgos y todos los exgobernadores deben respetar al nuevo dirigente que va a haber, porque va ser de adeveras”.

La respuesta de Ramírez Aguilar tiene una enorme connotación política.

En primer lugar, al mencionar que no existe ninguna ruptura con el senador Velasco y que no se dejará influenciar por nadie, reafirma su compromiso con la democracia y le brinda mayor solidez a su propuesta. Porque la gente que está con él, que lo eligió como abanderado de Morena a través de la encuesta y que lo quiere ver despachando como gobernador del estado, lo hizo y lo hace por él, por lo que es, por lo que representa y no por nadie más.

Segundo, al manifestarse respetuoso de otros liderazgos, pero asegurando que tiene y ejercerá un liderazgo propio como el próximo mandatario estatal, refuerza la confianza en sí mismo y en su proyecto.

Es lo que necesita Chiapas: liderazgos políticos de verdad y no títeres de personajes aviesos que buscan influir en el gobierno a través de la manipulación de los titulares.

Antaño fueron conocidos los cónclaves de los exgobernadores que se reunían en sus lujosos ranchos para discutir a quién apoyarían a la gubernatura. El elegido era siempre el que más se acomodaba a sus intereses. Así fue como obtuvieron cargos para sus hijos, contratos de obra pública y, lo que es peor, intervenir en las decisiones más importantes de la administración del estado.

Pero a Eduardo Ramírez no lo impuso ninguno de esos oscuros personajes y tampoco influyeron en su candidatura. A él lo eligió el pueblo y a éste se debe.

Su liderazgo, por consiguiente, se revela como un ejercicio virtuoso del poder, que llamará a la conciliación, a la paz social, al fortalecimiento del Estado de derecho y al trazo de líneas de acción para el bien común. Tal como él nos ha acostumbrado estos 25 años en su caminar por la política.

yomariocaballero@gmail.com

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