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Letras Desnudas

Mario Caballero

La verdad, no lo sé. Nadie lo sabe, quizá salvo el presidente Andrés Manuel López Obrador. Aunque a estas alturas después del anticipadísimo destape de las “corcholatas” hasta él mismo tenga ya sus dudas sobre si Claudia Sheinbaum es la más indicada para asumir la candidatura presidencial de Morena.

Razones para intuir esto hay muchas. El presidente, que es un monstruo político, entiende claramente que si quiere conservar la presidencia de la República para su partido necesita a una candidata o candidato que sea competitivo, eficaz, diestro en el debate y, sobre todo, que tenga resultados palpables como servidor público, y Claudia no lo es en ninguna manera.

AMLO no es un tonto. Sabe que a pesar del enorme respaldo que le ha dado a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, de los cuantiosos recursos que ésta ha utilizado para promover su imagen en todo el país, no levanta.

Un dato revelador al respecto se encuentra en las encuestas de intención, que la mencionan desde hace meses como la segunda en las preferencias de la candidatura presidencial morenista, estancada en la carrera, posicionada detrás del canciller Marcelo Ebrard y a pocos puntos del senador Ricardo Monreal, quien le va pisando los talones incluso sin contar con el favoritismo presidencial ni con los recursos financieros de los que ella dispone.

Repito: el presidente sabe de esta situación y tal vez por lo mismo se ha encargado personalmente de impulsar a Adán Augusto López Hernández, quien a opinión de este columnista es el aspirante que más se acerca a la estatura del candidato que el presidente necesita y al personaje que la Cuarta Transformación requiere para su fortalecimiento y continuidad.

LIDERAZGO

Los puntos que Adán Augusto tiene a su favor son varios y potenciales, empezando por su liderazgo.

Adán es un líder. Y como todos conocemos, son los líderes los que han escrito la historia de la humanidad.

Sin el liderazgo del padre Hidalgo, México hubiera retardado su independencia. Sin el de Benito Juárez, el Estado no se hubiera separado de la Iglesia y no hubieran existido las leyes de reforma que le dieron al país el poder y el control sobre los bienes de la nación y la administración de la justicia. Sin Tata Cárdenas, la repartición de las tierras y la nacionalización de los recursos naturales del país, como el petróleo, hubiera quedado en un simple anhelo.

México necesita líderes. Como lo fue el propio presidente López Obrador, quien, encabezando la histórica lucha de la izquierda nacional, no sólo creó un nuevo partido sino también construyó un movimiento que ha venido revolucionando las conciencias, proponiendo un cambio en las formas de la política, en el ejercicio del poder y un nuevo orden en la vida pública del país.

Adán Augusto López no es AMLO, por supuesto. Empero, ha demostrado capacidad, energía y efectividad en sus funciones durante los 14 meses que lleva de asumir la Secretaría de Gobernación. Prueba de ello es que antes del 26 de agosto de 2021 no se le identificaba a nivel nacional; hoy, sin embargo, está posicionado como la mano derecha del presidente.

Entre sus principales logros está el haberle dado peso a la institución a su cargo, misma que durante los primeros tres años de la administración lopezobradorista pareció desaparecida, ineficaz para entablar acuerdos con los poderes del Estado, con los gobernadores y que falló en su función vital de dirigir y plantear la política interior.

Adán Augusto recuperó la correcta y sana interlocución con los poderes, con las fracciones partidistas en las cámaras legislativas, con los mandatarios estatales y ha convocado a la clase gobernante y a los diversos sectores de la sociedad a seguir confiando en el gobierno y en el proyecto de transformación.

Estos son logros nada menores dada la historia gris de esa dependencia cuyos anteriores titulares la condujeron por el camino de la corrupción y las complicidades.

PODER DE CONVOCATORIA

Otra ventaja del secretario de Gobernación es su poder de convocatoria. Doquiera que vaya, sin importar si el estado es gobernado por la oposición, la presencia de Adán Augusto atrae a las masas, situación que no pasa con Claudia Sheinbaum y que no ha pasado con Ebrard.

Lo vimos estos días durante su visita a Chiapas. López Hernández, que comparte el mismo apellido y el mismo lugar de nacimiento que el presidente de la República, fue acuerpado por todos los funcionarios estatales, por muchos alcaldes, por los diputados del Congreso local, por morenistas, simpatizantes del partido y diversos grupos de la población chiapaneca. Por esa algarabía, es claro que comienza a verse como el favorito de los mexicanos. Ahí que no haya sido extraño que por momentos lo vitorearan con el estribillo de “¡Presidente! ¡Presidente!”.

Sin embargo, su poder de convocatoria está mayormente manifiesto en la efectividad de los acuerdos alcanzados a favor de la 4T. Por ejemplo, podría colgarse la medalla con toda seguridad por haber logrado los consensos con las distintas fuerzas partidistas en el Congreso de la Unión para la aprobación de la reforma a la Ley de la Guardia Nacional.

Este es tan sólo un ejemplo.

EXITOSO

Por otro lado, Adán Augusto es un hombre y político exitoso. Esto se ve en su trayectoria académica y política. Pues a pesar de haber nacido en una familia humilde logró obtener con base al trabajo la licenciatura en Derecho por la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. Asimismo, la maestría en Ciencias Políticas por la Universidad Sorbona de París y un diplomado en Derecho Notarial por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Por la parte política, ha sido diputado local, diputado federal, senador de la República y, antes de ser nombrado secretario de Gobernación, fue gobernador de Tabasco. Esto es indicativo de que sabe ganar elecciones, fundamentar un proyecto de gobierno y ser depositario de la confianza de la gente.

Caso contrario al de Sheinbaum, que teniendo todo, poder y recursos cuantiosos, perdió para Morena la mitad de las alcaldías de la capital del país, que ahora están bajo el control de los partidos de oposición.

DEL PUEBLO

Hace unas semanas, el presidente lo “destapó” en un evento público en el que dijo: “Ya saben que Adán Augusto López Hernández es mi hermano y vamos a seguir trabajando juntos”.

Días después, en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, reafirmó: “Me ayuda mucho, me aligera la carga. Díganme si sí o no: ¿verdad que tenemos un buen secretario de Gobernación?”. Ante ello retumbó el grito de “¡Presidente! ¡Presidente!”. Grito replicado en estados como Chihuahua, Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca, Quintana Roo, Aguascalientes, Jalisco, entre otros.

Algo es cierto. Adán Augusto es un funcionario sin dobleces, sin manchas de corrupción en su persona, que sabe conectar con la gente y que hoy por hoy está dándole al gobierno del presidente López Obrador la fortaleza que necesitaba para sacar adelante las reformas, políticas y diversos proyectos.

Esto creo que también lo percibe Andrés Manuel, quien comprende que los mexicanos quieren un hombre surgido del pueblo para que los gobierne, igual que él, y no a alguien de la aristocracia, como Sheinbaum, cuya única fortaleza es la cercanía familiar que tiene con él, y nada más.

@_MarioCaballero

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