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Letras Desnudas

Mario Caballero

Hoy les voy a contar una historia muy repugnante. Ocurrió en Chiapas hace casi 27 años. Era 15 de diciembre de 1995. Un grupo de personas, miembros de la agrupación llamada “Unión Campesina Popular Francisco Villa” bloquearon la carretera que comunica a la colonia Nueva Palestina con la cabecera municipal de Ángel Albino Corzo, en demanda de apoyos al campo y obras sociales.

El bloqueo fue durante la tarde de ese día. Esta gente, todas humildes, de origen campesino, impidieron el paso de los vehículos y retuvieron a algunos funcionarios de la Procuraduría Agraria, entre otras personas. La intención de ellos no era trasgredir los derechos de nadie, no era violar la ley y mucho menos hacerles daño a los retenidos. Lo único que querían era que sus demandas se escucharan entre las autoridades estatales, que les hicieran caso pues, y fue éste su último recurso. Frente a la indiferencia gubernamental, optaron por medidas más drásticas.

Sin embargo, a ninguno le pasó por la mente que serían reprimidos con una crueldad criminal y salvaje. El operativo que fue implementado para desalojarlos y poner fin al bloqueo no fue similar obviamente a la masacre de Acteal, ocurrida más o menos por esos tiempos, pero fue grotesco.

Versiones periodísticas de ese entonces revelaron que los agentes policiales fueron instruidos para no tener misericordia de ninguna de estas personas. Por tanto, aquello fue una carnicería en la que los policías golpearon sin distinción, sin piedad, sin importarles que entre la muchedumbre del bloqueo hubiera mujeres o ancianos y que los hombres estuvieran desarmados.

Recordemos que en esa época el tema de los derechos humanos estaba aún en ciernes en México y que los operativos policiales con excesivo uso de la fuerza ocurrían de manera cotidiana y con total opacidad. No como ahora que los grandes avances tecnológicos, informativos, judiciales y legales han logrado que este tipo de hechos no se den con el mismo grado de impunidad como antes.

El resultado del operativo fue de 17 personas detenidas, entre ellas Reyes Penagos Martínez, Adalberto Aguilar Velázquez, Julieta Flores Castillo y Enrique Flores González.

ONCE AÑOS DESPUÉS

Por desgracia, la historia no termina ahí.

Extrañamente, Reyes Penagos Martínez terminó muerto después de la detención. Las autoridades implicadas en su arresto y posterior fallecimiento alegaron que éste había perdido la vida tras recibir un impacto de bala por supuestos sujetos que los emboscaron en un paraje desconocido.

Pero once años después, en 2006, se conoció la verdad debido a las presiones ejercidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que le pidió al Estado mexicano realizar las investigaciones correspondientes para esclarecer la muerte del líder campesino.

La Fiscalía General del Estado fue la institución encargada de llevar a cabo dichas investigaciones, y encontró que Penagos Martínez había sido golpeado por los policías que lo custodiaban.

Luego del operativo de desalojo, el fiscal del Ministerio Público acreditó la probable responsabilidad de las 17 personas detenidas, por lo cual ordenó que fueran trasladadas a los separos de la entonces Procuraduría General del Estado, en Tuxtla Gutiérrez. Ahí, se dio la orden para que Penagos Martínez y las otras tres personas antes mencionadas fueran separadas del resto de los apresados.

Los cuatro fueron llevados a un cuarto donde los policías los golpearon salvajemente, de manera especial a Reyes Penagos, al que quisieron obligar a confesar su participación en el secuestro y asesinato del doctor José Rito Solís Martínez, pero no consiguieron nada.

Al día siguiente, los subieron a una combi y los condujeron hasta un llano a las fueras de Tuxtla, donde volvieron a ser torturados a golpes, toques eléctricos y hasta les pusieron tehuacán con chile en las fosas nasales.

Después de un largo rato, Penagos ya no aguantó más y tratando de que cesara la tortura confesó haber participado en el plagio y muerte de mencionado doctor. Entonces, el agente del Ministerio Público lo remitió ante el Fiscal Especial para el Caso Jaltenango y se solicitó a la Policía Judicial del Estado que enviara elementos de la corporación para que acompañaran a Penagos hasta el lugar donde supuestamente se encontraban los restos de Rito Solís.

Los familiares de Penagos Martínez presentaron una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos una vez que fueron notificados de su extraña muerte. Esta instancia, luego de analizar el caso, emitió la recomendación número 61/96 en la que le exigió al Gobierno del Estado el esclarecimiento de los hechos bajo el siguiente argumento:

  1. “El señor Reyes Penagos Martínez fue ilegalmente detenido, incomunicado y sometido a actos de tortura física por los servidores públicos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chiapas, que lo tuvieron a su disposición a partir del momento de su detención”.
  2. “Con un alto grado de probabilidad, el señor Reyes Penagos Martínez fue ejecutado sumariamente por los agentes de la Policía Judicial del Estado que estuvieron encargados de su custodia, durante el operativo de localización del cadáver de quien en vida respondió al nombre de José Rito Solís Martínez”.

De acuerdo con investigaciones, el 18 de diciembre de 1995, el Fiscal Especial para el Caso Jaltenango, Reyes Penagos y dos grupos de la Policía Judicial del Estado, se trasladaron en helicóptero de la entonces Procuraduría General de la República a un lugar de la sierra llamado “El Chaparral”, ubicado en el ejido Nueva Palestina, del municipio de Jaltenango.

Fueron hasta ese lugar para supuestamente exhumar el cuerpo de Rito Solís, pero todo terminó en la muerte de Reyes Penagos. Ahí fue donde según los policías judiciales dijeron que fueron emboscados por un grupo de personas que les disparaban y que el único muerto fue Penagos.

Por este homicidio se inició la averiguación previa 153/CAJ3/96. Y derivado de ello, más la recomendación de la CNDH y la presión de organismos internacionales como la CIDH, Amnistía Internacional de Londres y de la Relatoría Especial para Casos de Tortura, Ejecuciones Sumarias y Extrajudicial de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la FGE logró con los verdaderos actores de la tortura del líder campesino.

El jueves dos de febrero de 2006, dio a conocer que por este delito fueron detenidos cuatro servidores públicos de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado, entre ellos el Fiscal Especial del Caso Jaltenango, quien al momento de su detención fungía como secretario de Asuntos Parlamentarios del Congreso del Estado.

EN LA ACTUALIDAD

Si cuento esta historia es porque tiene gran relevancia en la actualidad. Sucede que en el marco del Día del Abogado, el 12 de julio reciente, el mismo Fiscal Especial del Caso Jaltenango, quien fue arrestado y encarcelado en 2006 por el delito de tortura en contra de Reyes Penagos, recibió un reconocimiento por parte de la Federación de Asociaciones de Abogados Chiapanecos, A.C. Ese fiscal especial se trata de José Uriel Estrada Martínez, actual auditor superior del estado.

No sé si otras asociaciones de profesionales hubieran hecho algo igual, pero lo de la Federación de Abogados Chiapanecos es un escándalo bochornoso. Menudo honor, dignificar al torturador.

@_MarioCaballero

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