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Mario Caballero

El tema del que nadie quiere hablar

Entenderé si usted no quiere leer este texto que versa sobre la pandemia. De hecho, lo confieso, yo tampoco quería hablar de ella. Ya la superamos, estamos bien y ¿para qué demonios recordarla?

No puedo estar sino más de acuerdo con muchos de ustedes en que ese fue un periodo lúgubre en nuestras vidas, el cual todos lo sufrimos, unos más y otros menos, pero a todos nos tocó, nos hizo llorar, quejarnos, enojarnos, aterrorizarnos y quizá se llevó a alguno de nuestros seres queridos. En mi familia fueron varios desgraciadamente.

Por lo mismo, no discuto sobre que a nadie le interesa saber más y seguir hablando del maldito bicho. Sin embargo, me apena decirle, amable lector, que debemos hacerlo por nuestro propio bien. Sobre todo, para evitar en el futuro otro mal manejo de la pandemia que ponga otra vez en peligro miles de vidas humanas.

Algo más, también vale la pena discutirlo para ver si ahora sí se sancionan a los responsables de esta catástrofe, empezando por el encargado de su gestión: Hugo López-Gatell.

EL INFORME

Para hablar del tema me basaré en el Informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de Covid-19 en México, el cual fue titulado “Aprender para no repetir”.

Vale decir que esta comisión estuvo integrada por 17 destacados científicos y académicos en diversas áreas, quienes fueron coordinados por uno de los mexicanos que más sabe de salud pública en el mundo: Jaime Sepúlveda Amor, exdirector del Instituto Nacional de Salud Pública y actual director ejecutivo de Ciencias de la Salud Global de la Universidad de California, en San Francisco.

Se trata de 17 destacados hombres y mujeres de ciencia que donaron voluntariamente su tiempo, trabajo y conocimientos para revisar y explicar lo que en verdad pasó en torno al manejo de la pandemia de SARS-CoV-2.

Dicha evaluación la realizaron mirando hacia al futuro. Y con un motivo claro: porque así lo han advertido los más destacados científicos del mundo, que en algunos años podría haber otra pandemia por lo que debemos estar preparados.

Antes de entrar de lleno a las cifras es pertinente aclarar que este informe es un documento con valiosa información cuantitativa y cualitativa. Es necesario leerlo con toda la atención posible, no sólo con un enfoque en el ámbito sanitario, sino también en materias tan importantes como la educación, finanzas públicas, comunicación social, economía y gestión gubernamental.

LOS DATOS

Ahora sí, las cifras.

Empiezo preguntando: ¿recuerda que López-Gatell dijo que el número de decesos en el país alcanzaría un máximo de 60 mil?

Bueno. Según la Comisión Independiente de Investigación, hubo 808 mil 169 muertes en exceso en México. Es decir, la cifra real de fallecimientos fue casi 14 veces mayor.

De esas muertes, por lo menos 300 mil pudieron evitarse de haber existido un manejo responsable de la pandemia, el cual no hubo.

Para empezar, Gatell trató de minimizar la contingencia sanitaria de mil maneras y se opuso tajantemente al uso del cubrebocas, cuando en otros países ya lo usaban como medida de contención y los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo recomendaban como el mejor medio de protección contra el virus y la propagación del contagio.

Inclusive, dijo que el presidente Andrés Manuel López Obrador no contraería el virus, pero acabó contagiándose tres veces, una de ellas lo puso en situación de gravedad, alejándolo de la actividad pública por varias semanas.

La pandemia, dice el informe, dejó 215 mil niños huérfanos de padre, madre o de ambos. 310 mil perdieron a la persona que se encargaba del cuidado de su hogar.

La consigna “Quédate en casa” hizo que miles de mexicanos llegaran tarde a los hospitales; 60 por ciento de los enfermos terminó en consultorios y farmacias privadas. Es más, 44% de los hospitalizados murió, frente a 10 o 15 por ciento de otros países.

La Ciudad de México, que tan sólo cuenta con el 7.3% de la población nacional, registró el 24 por ciento del total de las muertes en el país.

Por la elevada cifra de decesos, la esperanza de vida al nacer en Ciudad de México bajó 9.2 años, más del doble de la media nacional, que cayó 4 años.

El 95 por ciento de los fallecidos murió en soledad.

Otro descubrimiento fue que en ningún otra parte del mundo murieron tantos profesionales de la salud como en México, pues aquí 4 mil 843 médicos, médicas, enfermeras, enfermeros, camilleros, especialistas, entre otros, perdieron la vida tratando salvar la de otros.

Por otra parte, se disparó 59% la tasa de mortalidad materna entre 2019 y 2021, los años más crudos de la pandemia. Además, aumentó 18% la tasa de defunciones perinatales.

La carencia de acceso a los servicios de salud pasó de 16 por ciento de la población en 2018 a 39% en 2022. A la par, se dio una privatización de facto de la salud. Mientras en 2018 el 43% se atendía en el sector privado, para 2021 era 57%.

Para más inri, el gasto promedio de los hogares en salud aumentó 38 por ciento entre 2018 y 2022. Al respecto, los más pobres fueron los mayormente afectados, ya que en el decil más pobre de la población mexicana el aumento de su gasto en salud fue de 74%.

La investigación también revela que a mayor porcentaje de población de bajos recursos que habita un municipio o alcaldía, mayor es el porcentaje de muertes en exceso. “Los más pobres murieron en una magnitud desproporcionada en esos años”, dice el documento.

¿Cómo es que era la cantaleta? “Por el bien de todos, primero…”.

En el aspecto económico, un millón de negocios cerró definitivamente y 10.6 millones de trabajadores perdieron su empleo.

CONCLUSIÓN DEL INFORME

Estos son tan sólo algunos datos del informe, que a la verdad resulta devastador para el gobierno federal y el gobierno de la Ciudad de México, que fracasaron en su encomienda de proteger las vidas porque fracasaron en minimizar el impacto del virus.

Termino con la conclusión del informe, que dice: “El factor crítico, el hecho que explica los resultados tan graves y trágicos, es la defectuosa gobernanza de la crisis, pues, como aquí se demuestra, casi cuatro de cada diez muertes en exceso durante la pandemia sucedieron por fallas en la gestión gubernamental”.

Para los que creen que la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México hizo una labor eficaz, la conclusión del análisis los desmiente:

“La Ciudad de México contribuyó en forma desproporcionada a la mortandad de esta segunda ola, convertida en la más mortal de toda la pandemia […] A este hecho se suma la prescripción de medicamentos para un uso diferente y no aprobado por la agencia regulatoria federal encargada (Cofepris). Ni la ivermectina ni la azitromicina fueron autorizadas para tratar Covid-19, sin embargo, se distribuyó ampliamente entre la población”.

En otro país, este estudio sería un escándalo. Pero aquí, en México, donde todo pasa sin que haya ninguna consecuencia para los responsables, son pocos los que han hablado del tema. El gobierno federal, en voz del presidente, inclusive, ya desconoció el estudio, calificándolo como otra campaña de desprestigio en su contra. Lo cierto es que los hechos ahí están, igual que el dolor por la pérdida de cientos de vidas humanas, entre ellas, las de nuestros familiares.

yomariocaballero@gmail.com

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