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Letras Desnudas

Mario Caballero

La familia es la familia, se dice. De acuerdo con que la familia es el mejor lugar del mundo, cientos de dictadores a lo largo de la historia hicieron de ella auténticas monarquías. Fidel Castro, por ejemplo, fundó una dictadura con derecho de sangre y dejó la corona en su hermano Raúl, diciendo con ese gesto que el gobierno cubano le pertenece a los Castro desde 1959.

México tuvo su dictadura con Porfirio Díaz, pero al llegar a su feliz término entró en la política nacional algo similar: la visión dinástica, lo que ha derivado en la integración de gobiernos que se traspasan el poder de generación en generación.

Cuando Raúl Salinas Lozano, padre de Carlos Salinas, dijo adiós a su sueño de ser presidente de la República en 1963, año en que perdiera la candidatura ante Gustavo Díaz Ordaz y después de tener una gran trayectoria en el PRI y en sus gobiernos, comenzó a maniobrar a favor de dos de sus hijos, Carlos y Raúl, proyectando en ellos sus ambiciones.

En 1979 vio despegar la carrera de su hijo Carlos, que fue nombrado Secretario de Programación y Presupuesto por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado. De acuerdo con algunas versiones periodísticas, el 4 de octubre de 1987, día de su destape, Carlos Salinas corrió a la casa de su padre para declararle que el día anhelado había llegado: “Tardamos 25 años, pero llegamos”.

La frase quedó para la historia de esta dinastía política que alcanzó la presidencia gracias a una falla eléctrica, conocida como “la caída del sistema”. Si bien Salinas Lozano no vio llegar al poder a su hijo predilecto, Raúl Jr., al menos uno de ellos lo hizo, lo que significaba la afirmación de la riqueza, importantes negocios, privilegios y redes de mando sin límites para la familia.

CASTAS CHIAPANECAS

Esta lección de vida también se ha presentado en Chiapas en diversas ocasiones. Comencemos por mencionar a don Belisario Domínguez Palencia, político y ex senador de la República del que todos los chiapanecos nos sentimos orgullosos.

Fue un médico que con inteligencia, patriotismo y buena política hizo perdurar su nombre en la memoria nacional. Y no es sino dos generaciones adelante que su nieto, Absalón Castellanos Domínguez (q.e.p.d.), triunfó en la política poniendo el apellido Domínguez nuevamente en las marquesinas, al convertirse en gobernador del estado por el periodo 1982-1988.

Hasta nuestros días el abuelo es estimado como un héroe de la patria, y el general Castellanos como un gobernante ingenuo que estuvo seis años en el poder como en un día de campo.

El sucesor de Absalón Castellanos fue José Patrocinio González Blanco Garrido (también q.e.p.d.), hijo del ex gobernador Salomón González Blanco.

Patrocinio fue senador entre 1982 y 1988, en este último año fue elegido gobernador y durante su administración fue acusado de autoritarismo, corrupción, genocidio, asesinatos de homosexuales y en las altas esferas del poder lo consideraron la persona que agravó las circunstancias que aceleraron el levantamiento del EZLN.

El 4 de enero de 1993, Carlos Salinas lo nombró secretario de Gobernación, pero lo destituyó el 10 de enero de 1994 por la guerrilla zapatista en Chiapas, apenas una semana después de haber iniciado el conflicto. Se dice que el motivo de su despido fue que le propuso al ex presidente enviar a los militares a exterminar a los indígenas insurgentes.

El ex gobernador Juan Sabines Gutiérrez fue nieto del político Joaquín Miguel Gutiérrez Canales, prócer chiapaneco, que fue gobernador del estado en varias ocasiones, elegido por primera vez en 1830 y es símbolo de la mexicanidad por su contribución en las gestiones que lograron la federación de Chiapas a México.

Sabines Gutiérrez es un político muy bien recordado. Se le debe la transformación de Tuxtla Gutiérrez y la construcción de importantes obras, como el Palacio de Gobierno, el Congreso del Estado, el Teatro de la Ciudad, el Zoológico “Miguel Álvarez del Toro”, el Museo de Antropología, entre otros.

En el cine hay una frase que dice que “las segundas partes nunca son buenas”, y el hijo del Ciclón del Sureste, Juan José Sabines Guerrero, no lo fue.

Sabines Guerrero continuó con la tradición familiar y llegó a la gubernatura del estado el 8 de diciembre de 2006, pero lo hizo traicionando al PRI, partido al que perteneció su padre hasta el día de su muerte. En contraste con lo que ha significado en Chiapas el apellido Sabines, él condujo al estado sin rumbo, sin un plan de gobierno, con improvisaciones, lleno de vicios y terminó generando una deuda pública que alcanzó más de 40 mil millones de pesos.

Ahora bien, el apellido Velasco siempre ha sido de abolengo y prestigio en nuestra entidad. El insigne neurocirujano Manuel Velasco Suárez gobernó Chiapas de 1970 a 1976, y fue impulsor del desarrollo, la salud y la educación. Entre sus más grandes méritos está la fundación de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Falleció cuando el ex gobernador Manuel Velasco Coello, su nieto, era apenas un niño. Así que el conocido como “El GüeroVelasco” no llegó al éxito político gracias al empuje personal de su abuelo, ni por influencias familiares sino por cuenta propia, echando mano de la cultura del esfuerzo, brillando con luz propia para seguir poniendo el apellido en alto.

¿SE REPETIRÁ LA HISTORIA?

Hace cuatro años parecía que una de las tres dinastías políticas más relevantes del estado se encumbraría en el poder. Hablo, obviamente, de los Albores, los Robledo y los Melgar, familias con una importante tradición política. Pero no fue así.

Roberto Albores Guillén fue gobernador de Chiapas del 7 de enero de 1998 al 8 de diciembre del 2000. Actualmente atiende sus negocios, hace política con discreción y participa en la discusión pública a través de artículos de opinión en la prensa nacional. Se dice que sigue operando para que su hijo, Roberto Albores Gleason, vuelva a competir por la gubernatura después de su desastroso intento de 2018.

Eduardo Robledo, también ex gobernador de Chiapas, aunque sólo por 69 días, ya que el ex presidente Ernesto Zedillo lo llamó a ocupar la Secretaría de la Reforma Agraria y después lo nombró embajador de México en Argentina, tiene a uno de sus hijos participando en la política de manera activa. Muchos saben que se trata del director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto, quien se ha convertido en uno de los funcionarios más sobresalientes de la Cuarta Transformación y que goza de la plena confianza del presidente López Obrador.

Don Antonio Melgar Aranda (q.e.p.d.) fue uno de los pocos priistas de mayor prestigio en la entidad y muy querido en la Perla del Soconusco, Tapachula. A diferencia de los dos anteriores, no logró ser gobernador del estado por los obstáculos que le pusieron desde la cúpula del PRI y el poder del momento.

Sin embargo, sus hijos Yamil y Luis Armando Melgar son dos actores políticos que vienen dejando un buen sabor de boca entre la sociedad y la clase gobernante. El primero es presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado y el segundo, diputado federal.

No sabemos qué les depara el 2024 a estos linajes políticos. Empero, no quepa la menor duda que serán protagonistas, unos más y otros menos, y que de alguna u otra forma seguirán escribiendo una historia en Chiapas.

@_MarioCaballero

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