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Los gordos están desesperados

Ciro Sales Ruiz, José Antonio Aguilar Castillejos y Marcelo Toledo Cruz

Letras Desnudas

Mario Caballero

 

Los gordos están desesperados

El destape anticipado de José Antonio Aguilar Castillejos no tuvo ningún efecto positivo para él ni para su camarilla de aplaudidores, entre ellos Ciro Sales Ruiz, presidente estatal de Morena, y Marcelo Toledo Cruz, diputado local plurinominal que en la pasada legislatura se sintió importante por ser presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, pero hoy el tiempo lo ha acomodado en su justa dimensión: la irrelevancia.

Por el contrario, el destape del todavía delegado federal de Programas Integrales de Desarrollo en Chiapas provocó una oleada de reclamos entre los propios morenistas y la clase política local, así como críticas por su actitud arbitraria e ilegal por protagonizar un acto de proselitismo anticipado. Al mismo tiempo, reanimó los viejos conflictos y enconos en su contra. No se olvida que los tres han manipulado al partido a su conveniencia y han pisoteado los derechos políticos de los militantes, como fue en el pasado proceso electoral, en el que fueron acusados de todo, incluso de vender las candidaturas.

¿Bajo ese panorama quiere el grupo de “los gordos” convencer a los morenistas y a los simpatizantes de Morena que Aguilar Castillejos, el “súper delegado”, es el mejor para ser candidato a la gubernatura de Chiapas?

 

COLA LARGA Y RETORCIDA

En pleno siglo XXI, en un México democrático, en medio de un régimen que ha prometido la transformación de la vida pública del país a través de una gestión honesta, con funcionarios comprometidos con las causas de la sociedad, con un manejo responsable de los recursos, lo que vimos en los dos eventos del destape de José Antonio Aguilar Castillejos representa el despliegue más autoritario de Morena en Chiapas en tiempos recientes.

Fue de una indisciplina total a las instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, de actuar con ética, prudencia y anteponiendo los intereses del pueblo a los personales. Fue una disidencia a los postulados de la cuatroté: no mentir, no robar, no traicionar. Fue una traición a los estatutos del partido que dijo que sería diferente.

Pero creo que cuestionar a estas alturas la congruencia de Aguilar Castillejos y de sus compinches ya es vano. Considero que lo más atinado sería preguntar los motivos que los llevaron a cometer tremenda felonía contra el gobierno y el partido que les ha dado todo en el poco tiempo que llevan en el poder.

Dudo mucho que ninguno haya podido imaginarse la dura crítica de la que serían objeto tras anunciar el destape. Inclusive, quiero pensar que lo hicieron de manera premeditada, quizá desesperados ya que los motivos que los apremian no son para nada buenos para ninguno de los tres. Apelaron a aquella máxima de “a río revuelto, ganancia de pescadores”.

Empecemos por los motivos de Aguilar Castillejos. Él sabe muy bien que es un perfecto desconocido para los chiapanecos y que no tiene una trayectoria política destacable. Peor aún, supongo que entiende que de no haber sido nombrado delegado de los programas del bienestar en Chiapas no podría competir ni por una regiduría en su natal Ixtapa, municipio donde tampoco es bien querido.

Por tanto, si utilizó a Sales Ruiz y a Marcelo Toledo para declarar su aspiración a ser candidato al Gobierno del Estado fue sólo para azuzar a los dueños del partido con la pretensión de negociar una salida que lo proteja de parar en la cárcel. Sí, la cárcel. Ha trascendido que podría ser llamado a rendir cuentas a la justicia por el mal manejo que ha realizado durante tres años de los fondos de los programas sociales del gobierno federal, pues también se habla de su salida de la institución.

Desde 2019, enfrenta una investigación ante la Secretaría de la Función Pública por uso indebido de recursos públicos. Además de su evidente enriquecimiento personal, por el cual es acusado de comprar residencias, ranchos y hasta de construir una suntuosa plaza comercial en Ixtapa, se presume que con dinero de los programas del bienestar financió una estructura política en aras de fortalecer su proyecto con rumbo al 2024.

Trabajadores de la delegación lo denunciaron asimismo por desviar recursos de la dependencia a las campañas políticas durante el proceso pasado. También los morenistas lo señalaron por lo mismo, sumando que Aguilar Castillejos, en complicidad con Ciro Sales y Marcelo Toledo, acordó en una casa rentada por el rumbo de Terán respaldar política y económicamente a los candidatos afines a su grupo político, sin importar que fueran de Morena, del PRI, PAN, PVEM, PT, etcétera.

A esto hay que agregar las acusaciones por hostigamiento laboral, despotismo, nepotismo y acoso sexual en su contra y de su círculo cercano.

Destaparse como candidato a la gubernatura es la mejor carnada de José Antonio Aguilar Castillejos. Sabe que no tiene la mínima oportunidad, pero si “chicle y pega” tal vez logre negociar un puesto para su protección.

 

DON NADIE

Por otro lado, Ciro Sales y Marcelo Toledo no tienen más opción que respaldarlo.

Sales Ruiz llegó a ser dirigente estatal de Morena por mera coyuntura política más que por méritos. No tiene trayectoria, nunca ha participado en una elección y los pequeños cargos que ha desempeñado en la administración pública lo hizo durante el periodo de gobierno más corrupto de la historia reciente en Chiapas: el de Juan Sabines Guerrero.

Como presidente de Morena ha sido acusado de cometer fraude en los procesos internos, repartir las plurinominales a discreción y de vender las candidaturas entre 500 mil y cuatro millones de pesos.

Entonces, de no apoyar a José Antonio Aguilar Castillejos, quien según le ha dado su tajada vía desvío de los fondos de los programas sociales, volverá a ser un don nadie, un orondo político sin trascendencia que siempre vivió de migajas.

Caso similar al de Toledo Cruz, un contador público tachado de corrupto, capaz de cometer fraude en la elección interna de Morena correspondiente al Distrito 9 de Tuxtla Gutiérrez, en la que presuntamente utilizó dinero del Congreso del Estado para acarrear gente de los altos de Chiapas y comprar los votos necesarios en la asamblea en beneficio de sus allegados.

Hace menos de un año se sentía el rey de bastos. Con el cuento de que era fundador de Morena en el estado, gritaba que merecía ser candidato a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez. Pero no logró ni siquiera ser candidato a diputado federal. Y de no haber sido por el respaldo de Aguilar Castillejos y Ciro Sales, tampoco hubiera podido entrar en la lista de diputados por representación proporcional.

No puede, a la sazón, desvincularse de Los gordos. Al contrario, él fue el que en el acto celebrado el 31 de diciembre con supuestos líderes morenistas, en Villacorzo, dijo: “Agradecemos se sumen al proyecto de José Antonio Aguilar Castillejos, un proyecto que necesitamos que la gente ya voltee a ver, que no sólo lo vea como delegado sino como un serio aspirante a gobernar Chiapas”.

Si la maniobra del destape no le funciona, su insulsa e intrascendente carrera política se acaba.

Ahí los motivos del destape: la desesperación por no terminar en la irrelevancia o peor aún, en la cárcel.

 

@_MarioCaballero

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