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Una vez más, sobre precios, beneficios y deuda

Michael Roberts

Krugman señala que, si el repunte inflacionario fue impulsado por factores de oferta, entonces los bancos centrales han desempeñado un papel pequeño en la reducción de la inflación al aumentar las tasas de interés (un argumento esgrimido en este blog en muchas ocasiones). Por supuesto, los funcionarios del banco central seguirán atribuyéndose el mérito de haber reducido la inflación.

Summers respondió de manera reveladora en una entrevista con el FT. Sobre las explicaciones keynesianas de la inflación, Summers comentó: “ciertamente no ha sido un período glorioso para la teoría de la curva de Phillips en ninguna de sus formas. Pero no estoy seguro de que tengamos una teoría alternativa satisfactoria. La teoría por la que se inclinan muchos economistas es que la curva de Phillips es básicamente plana, la inflación está determinada por las expectativas de inflación y las expectativas de inflación las crean las personas que determinan las expectativas de inflación. Y eso es un poco como la teoría de que los planetas giran en el universo debido a la fuerza orbital. Es una especie de teoría nominal más que una teoría real. Así que creo que la teoría de la inflación está en plena crisis tanto por los problemas de la curva de Phillips como porque no tenemos una alternativa convincente para la teoría de inspiración monetarista”.

Pero Summers creía que la teoría monetarista no era mucho mejor: “La teoría monetarista creía que el nivel de precios tenía que ver con la cantidad de papel en relación con la cantidad de bienes. Pero ahora que el dinero paga intereses, no está claro cuál es la cantidad nominal, que se divide por una cantidad real y fija el nivel de precios. Sabemos por ejemplos extremos, como la historia monetaria de Argentina, que en algunos contextos una teoría sobre el nivel de precios y la cantidad nominal de dinero es la teoría correcta para pensar la inflación. Pero cuando se piensa en ello en el contexto de entornos de inflación relativamente baja, creo que a la economía le falta vergonzosamente teorías claras y operativas”.

Cito aquí extensamente a Summers, porque revela que la teoría dominante de la inflación ha resultado totalmente inadecuada para explicar el pico inflacionario. Esto también se aplica al falso argumento de que los “salarios excesivos” provocaron el aumento de la inflación –o al menos provocan una “espiral de precios-salarios” a menos que se moderen.  Recuerde los comentarios del gobernador del Banco de Inglaterra, Bailey, y su posición actual de que no recortará el tipo base del banco hasta que los aumentos salariales se moderen.

El argumento del aumento salarial ha sido erroneo desde el principio . De hecho, si miramos el cuarto trimestre de 2019, que fue el último trimestre antes de COVID, el salario real en Estados Unidos era de 362 dólares. Ahora, casi cuatro años después, eds sólo 3 dólares mayor, 365 dólares, cuatro años de crecimiento salarial casi nulo.

La mayoría de los trabajadores estadounidenses vieron caer sus salarios reales durante casi todo 2021 y 2022. El crecimiento positivo de los salarios reales no se reanudó hasta febrero de este año.

Una advertencia aquí. Las tasas de inflación están bajando, pero como se argumentó en una nota anterior, las principales economías no van a lograr que la inflación anual baje hasta los objetivos del banco central del 2% anual en el corto plazo, si es que alguna vez lo logran, salvo que se produzca una crisis. La inflación se mantendrá en torno al 3-4% anual porque el crecimiento de la productividad es deficiente y los costes de producción seguirán siendo «rígidos». En cuanto a las causas reales de la inflación de precios en las economías capitalistas, habrá que dejarlas para otra nota en 2024. Pero estas notas pueden ayudar.

Bien, entonces la economía estadounidense prácticamente ha evitado una recesión en 2023, aunque los datos del cuarto trimestre no serán buenos. He sostenido en notas anteriores que una crisis en la economía estadounidense sólo ocurrirá cuando el crecimiento de las ganancias se detenga y el aumento de las tasas de interés eleve los costes de endeudamiento para las empresas que buscan invertir. Entonces las empresas se verán presionadas desde dos direcciones. Semejante presión provocará quiebras de las empresas más débiles y una reducción de la inversión y el empleo para todos.

Las ganancias corporativas en Estados Unidos están cayendo ya.

Las ganancias no financieras globales antes de impuestos se han contraído durante tres trimestres consecutivos año tras año, y cayeron un 4% anual. Todas las regiones han experimentado una disminución, en particular la de Asia-Pacífico, donde las ganancias antes de impuestos cayeron un 7%. Incluso América del Norte ha tenido dos caídas trimestrales negativas año tras año. Es una recesión de beneficios.

Cuando los beneficios caen, le sigue la inversión empresarial (con un retraso de hasta un año).

Además, está la deuda. Como señaló un documento de la Reserva Federal a principios de este año, los menores gastos por intereses y tasas impositivas explican el 40% del crecimiento real de las ganancias corporativas estadounidenses entre 1989 y 2019. Pero los costes del servicio de la deuda ahora están aumentando significativamente.

Goldman Sachs estima que la rentabilidad sobre el capital de las empresas del S&P 500 se ha reducido en 69 puntos básicos este año hasta el 23,4% y la mitad de esa cifra se debe a mayores pagos de intereses.

Las quiebras corporativas están aumentando a tasas de dos dígitos en la mayoría de las economías avanzadas a medida que aumentan los costes de endeudamiento y los gobiernos retiran las medidas anti-pandemia de apoyo a las empresas por valor de billones de dólares.

Y no olvidemos a los ‘zombis’, empresas que ya no logran cubrir los costes del servicio de su deuda con sus ganancias y, por lo tanto, no pueden invertir ni expandirse, sino que simplemente continúan funcionando como muertos vivientes. Se han multiplicado y sobreviven endeudándose cada vez más.

Los impagos de dicha deuda aumentarán. La agencia de calificación Moody espera que la tasa global de incumplimiento de nivel especulativo siga aumentando en 2024 muy por encima del promedio histórico. 

Si la economía estadounidense entra en una verdadera recesión en 2024 o consigue evitarla de nuevo sólo es una cuestión de debate para los economistas. Las principales economías siguen creciendo a un ritmo lamentable, si lo hacen, mientras que las economías más pobres están atrapadas en el desastre de una deuda ineludible. Los costes del servicio de la deuda de un grupo de los países más pobres del mundo se dispararán a niveles de “crisis” a medida que las altas tasas de interés dañen sus ya frágiles economías, según el Banco Mundial, en su último informe sobre la Deuda Internacional.

Veinticuatro de las economías de ingresos más bajos del mundo gastarán un total de 21.500 millones de dólares en financiar su deuda pública externa durante este año y el próximo, a medida que vencen los pagos de los bonos y se transmite el impacto de las tasas de interés más altas. Esto representa un aumento de casi el 40% con respecto a los dos años anteriores.

«Los niveles récord de deuda y las altas tasas de interés han puesto a muchos países en camino hacia la crisis», dijo Indermit Gill, economista jefe del Grupo del Banco Mundial. “Cada trimestre en que las tasas de interés se mantienen altas, más países en desarrollo se encuentran en dificultades y enfrentan la difícil elección de pagar sus deudas públicas o invertir en salud pública, educación e infraestructura… Para los países más pobres, la deuda se ha convertido en una carga casi paralizante”, dijo Gill.

Sólo en los últimos tres años, ha habido 18 incumplimientos soberanos en 10 países en desarrollo, incluidos países como Zambia, Sri Lanka y Ghana, un número mayor que el registrado en las dos décadas anteriores. El Banco Mundial pronostica que, para fines de 2024, la actividad económica en los países de ingresos bajos y medios será un 5% inferior a los niveles previos a la pandemia, y se proyecta que el crecimiento durante el período 2020-24 será el promedio quinquenal más débil desde mediados de la década de 1990.

Según las previsiones del FMI, la carga media de la deuda pública bruta de los países de mercados emergentes y de ingresos medios superará el 78% del PIB en 2028, en comparación con poco más del 53% una década antes. Algunos de los países más pobres del mundo también enfrentan una carga adicional al pagar la deuda acumulada por participar en la iniciativa de suspensión del servicio de la deuda del G20 en 2020 y 2021, cuyos costes exactos, según dijo el Banco Mundial, no se conocerán hasta 2024. Esto tendrá consecuencias nefastas para los medios de vida de millones de personas en el Norte Global y de miles de millones de personas en el Sur Global el próximo año.

Así que incluso si la economía estadounidense avanza lentamente el próximo año, el resto de las economías del mundo van hacia bajo.

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