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Electrochoques partidistas

Opinión y Propuesta

Andrés Vázquez López

¿Es cierto que el PRI, el PAN y el PRD fueron grandes partidos políticos? Sí. El primero de ellos en el pragmático centro del espectro político, el segundo siempre a la derecha; y el último, en sus buenos tiempos, a la izquierda.

¿Es cierto que Morena es un gran partido político? Sí. Y se asume como la nueva izquierda.

Todos ellos, son partidos integrados por personas valiosas y talentosas; ciertamente. Todos ellos, salvo el PRD; han ocupado la presidencia de la República. 14 veces el PRI, 2 el PAN y una, Morena.

Todos ellos podrían presumir sus logros en el ejercicio de gobierno, porque sin duda que los han tenido… Y, sin embargo, todos son cuestionados gravemente en su credibilidad. ¿A qué se debe esto?

Es el resultado de una serie de malas o malísimas prácticas políticas.

La primera; la corrupción. La cual se junta con las malas prácticas en materia de transparencia. Hoy por hoy, a los mexicanos no nos queda del todo claro, cómo se maneja nuestro dinero. Muchos son los ejemplos de presuntos servidores públicos y representantes populares que se han servido con la cuchara grande, incluso a niveles escandalosos. Lo peor, no sólo han sido las condiciones de opacidad que se los permitieron o las infames cantidades de dinero sustraídas; sino la impunidad que ha impedido que muchos de los responsables de dichos ilícitos, sigan tan campantes.

Corrupción. Falta de transparencia. Impunidad. A ellas se suma el autoritarismo. Prácticamente en ningún Gobierno ha faltado algún grupo social que se sienta, a veces con razón, a veces no; francamente excluido o de plano maltratado. El detalle es que las más de las veces, han tenido razón.

A todas las anteriores, debemos sumarle la ineptitud. Y es que, igualmente; los mexicanos no hemos conocido un sólo Gobierno que nos endose el costo de alguno de sus dislates. Algunos verdaderamente graves, como el Fobaproa-IPAB; que con tanto cinismo convirtió deuda privada en pública y con ello condenó a varias generaciones de mexicanos a pagar una deuda que no es suya. Aunado a esto, hay que mencionar la priorización del interés particular sobre el general. Ésto ha sido una triste constante en las últimas décadas, trayendo para nuestro país, un saldo terrible de desigualdad social, una de las más profundas en el mundo.

Y como cereza del pastel, el chapulineo. Todos los partidos políticos, sin excepción; practican la pepena política. Rescatando a políticos venidos a menos en sus respectivos institutos, probablemente con la esperanza de que ello, de alguna manera; les sume votos y simpatías entre el electorado. Pero, ¿qué simpatías le puede traer Bartlett o Alejandra del Moral a Morena? ¿O Lily Téllez al PAN? ¿O Rosario Robles al PRI? Y así, un larguísimo etcétera.

Los Partidos Políticos no han querido entender, que la suma de estos factores, es un juego de suma cero. Hagan lo que hagan, saldrán desprestigiados. Y, sin embargo, son fundamentales para el buen funcionamiento de nuestra democracia.

Entonces, ¿qué hacer?

Reinventarse. Acercarse a los ciudadanos. A sus militantes y los no militantes. Hacer un trabajo casa por casa, para invitarlos a participar. Sensibilizarlos de que la democracia no termina en las urnas, sino al contrario, apenas empieza en ellas, pero se ejerce todos los días en todos los ámbitos de nuestro actuar.

Sólo ciudadanizándose de a de veras, todos los Partidos Políticos recobrarán sentido real, para la vida de México.

Ojalá que sí.

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