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“Buenos Resultados de la Universalidad de los derechos sociales”

Ulises Lara López

En la Ciudad de México los programas de bienestar han contribuido a reducir la pobreza, de acuerdo a estimaciones de la Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP), que por cierto tiene la responsabilidad de conducir, diseñar y vigilar la implementación de políticas de gestión de datos, gobierno abierto, gobierno digital y de gobernanza de la infraestructura tecnológica en la capital del país.

En la medición de pobreza multidimensional arrojan que, en la CDMX desde el inicio de esta administración, la población viviendo en esta condición se redujo en 21%. Estos indicadores se hicieron utilizando metodología del CONEVAL y datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2023 (ENIGH). Cuyos datos finales y oficiales en breve serán publicados.

En 2018 el 30% de la población vivía en pobreza extrema o moderada, para 2022 esta se redujo a 23.8% de la población. Esto significa que 533,234 personas hoy ya no están en la pobreza. Además, hoy nos encontramos en el porcentaje más alto de hogares que no presentan ni pobreza, ni vulnerabilidades desde 2016 cuando se comenzó a medir.

Comparada con 2020 durante la pandemia de COVID 19, esto representa a 624,853 personas que salieron de la pobreza y vulnerabilidad según estimaciones de ADIP.

Cabe señalar que entre 2018 y 2022 se redujo en 21% la desigualdad. En 2018 una persona en el 10% más rico de la población ganaba en promedio 19 veces más que una persona en el 10% más pobre. Entre 2018 y 2022 se redujo en 21% la desigualdad.

Entre los años de 2018 y de 2022, aumentó el ingreso mensual promedio de los hogares en $4,167 pesos; en términos reales, el incremento registrado en el ingreso de los hogares de la CDMX fue de 16.3%.

Los ingresos de todos indicadores de ingreso se incrementaron en términos reales en 2022; para el caso de los hogares en el 10% más pobre, el ingreso del hogar se incrementó 17%.

Y en el 2022 los programas sociales incrementaron en 11% de los ingresos de los hogares más pobres.

En los cinco indicadores con menores ingresos, los programas sociales representaron 6% del ingreso mensual de estos hogares. Sin embargo, en los hogares más pobres este porcentaje representó el porcentaje más alto (11%).

Un millón de personas más, de acuerdo análisis de Evalúa Ciudad de México, que es un organismo autónomo técnico colegiado e imparcial, especializado en evaluación, con capacidad para decidir sobre el ejercicio de su presupuesto, determinar su organización interna y encargado de la evaluación de las políticas, programas y acciones que implementen los entes de la Administración Pública y las alcaldías.

Entre 2018 y 2022, en la CDMX el número de hogares con programas sociales pasó de 543 mil a un millón 508 mil, lo que supone un incremento de la cobertura del 178%. La cobertura de los programas sociales capitalinos creció en más de 100% para todos los indicadores de ingreso al compararlo con 2018.

Según estimaciones de Evalúa, el mayor incremento en cobertura de programas sociales siendo los hogares más pobres los que mayor cobertura alcanzaron el 66%. Con esto hace evidente el impacto progresivo de los programas sociales.

¿Cómo se han logrado estos resultados? Ha sido mediante un crecimiento sin precedentes en la inversión en programas sociales tanto del Gobierno Federal y el de la Ciudad de México. Que cuenta con 38 programas sociales con una inversión al año de $15 mil millones de pesos.

Tendiendo gran impulso en la Educación, por ejemplo: becas para el bienestar para niñas y niños mi beca para empezar con 1.2 millones de beneficiarios; uniformes y útiles escolares 1.2 millones de beneficiarios; alimentos escolares 67 millones de raciones; la escuela es nuestra con 2,798 escuelas beneficiarias y la Beca Leona Vicario cuenta con 35 mil beneficiarios.

El programa Ponte Pila cuenta con un millón de actividades deportivas, el proyecto Cosecha de Lluvia ejerce $200 millones de pesos, para Vivienda en Conjunto (INVI) se han aplicado $645 millones de pesos, en créditos FONDESO a pequeños empresarios, se han aportado $500 millones de pesos, el seguro de desempleo con 1.2 millones de beneficiarios y otros 27 programas sociales que pueden ser consultados para el caso de la Ciudad de México en la página: tubienestar.cdmx.gob.mx incluso se puede constatar el padrón único de personas beneficiarias de estos programas y acciones sociales que se ofrecen por parte del Gobierno Central y de las Alcaldías de la Ciudad de México, así como la información más relevante sobre el mismo.

Las acciones de la Ciudad de México se suman a la inversión histórica en programas sociales que ha hecho el Gobierno Federal en la capital del país:

Beneficiarios un millón 831 mil 659, inversión 35 mil 644 millones de pesos; Pensiones para el Bienestar de los Adultos Mayores, beneficiarios un millón 263 mil 521, inversión 29 mil 187 mdp; becas Benito Juárez (básica y superior) beneficiarios 51 mil 888 inversión, 627 mdp; Jóvenes Construyendo el Futuro beneficiarios 5 mil 522, inversión 731 mdp; Beca Universal Benito Juárez (Educación Media Superior) beneficiarios 370 mil 474, inversión 3 mil 112 mdp; Pensión para Personas con Discapacidad, beneficiarios 90 mil 858, inversión 1,526 mdp, por mencionar algunos.

Con los datos aquí descritos se confirma que universalizar los derechos amplía las posibilidades de crecimiento social contrario a la visión anterior que prefería la focalización y la meritocracia bajo el supuesto de que, con el ascenso social de unos, los demás se verían motivados y obligados a “superarse”.

Los programas sociales buscan construir un piso y escaleras ascendentes, en el sentido de la progresividad de los derechos.

He oído comentarios que descalifican las ayudas a jóvenes y niños. Antes lo escuché que era desperdicio darles dinero a los adultos mayores. Espero que tengamos la capacidad de reconocer que los programas sociales no sustituyen el ingreso principal de las personas, ni tampoco limitan sus capacidades o deseos de trabajo, por el contrario, abren un espacio de oportunidad para construirse un futuro que, en otras condiciones, no existiría.

Estamos en una nueva etapa que debemos valorar con sus aciertos y desafíos. Pero, sobre todo, es mejor pensar en ampliar que en restringir. En integrar que en excluir. En construir un país donde la pobreza con todos sus rasgos multifactoriales se transforme en una referencia de lo podemos superar socialmente con ciudadanos y gobiernos responsables.

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