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Por desaparecer 5 lenguas en Chiapas

  • Chuj, quichés, ixil o los tekos que son lenguas que están reconocidas por el Estado; se localizan en las zonas fronterizas con Guatemala: Tziscao, Las Margaritas y Motozintla; los motivos: Despojo y la migración

Jeny Pascacio / Diario de Chiapas

En el mundo se hablan entre 6 mil y 7 mil lenguas indígenas y no indígenas. Según el Atlas Sociolingüístico de América Latina y El Caribe, el 10 por ciento de la población de América Latina habla una: 252 pueblos indígenas hablan en promedio 420 lenguas.

Esto habla de una gran diversidad de la lengua. Sólo en México existen 68 lenguas indígenas más el español; tienen 364 variantes dialectales y están conformadas por 11 familias lingüísticas.

Chiapas, el Estado nación, reconoce a 13 pueblos indígenas: akateko, cho’l, quiché, lacandón, mam, muxo, tojolabal, tzeltal, tzotzil, zoque, ixil, teko y chuj. Al menos cinco se encuentran en peligro de desaparecer por el despojo y la migración.

El docente e investigador indígena zoque, Roberto Lorenzo Rueda, considera que los verdaderos territorios, los espacios donde la lengua se reproduce, están disminuyendo en gran medida por los éxodos.

“Las lenguas que están en constante declive. He detectado que son los chuj, quichés, ixil o los tekos que son lenguas que están reconocidas por el Estado nación. Los números de hablantes han reducido son entre 10 o 15 personas adultas que las hablan”.

Se localizan geográficamente en las zonas fronterizas con Guatemala: Tziscao, Las Margaritas y Motozintla.

“No es por ser pesimista, pero si el Estado nación no escucha o no hace todo ese esfuerzo para fortalecer este camino sobre las lenguas y sobre los mismos pueblos, se pueden perder hasta cinco; y a eso hay que sumarle las lenguas de todo el país, el 50 por ciento de la población que habla una, va desaparecer”.

DESPOJO/ MIGRACIÓN

Entre los causantes de este declive, la migración —explica— va cargada de fascismo estructural y de discriminación, “elementos que no son nuevos, son de larga duración que han hecho que muchas generaciones hayan dejado de hablar lenguas, pero las generaciones de ahora también están dejando de hablarlas”.

En el caso de los espacios territoriales que genera el Estado de desarrollo, como el Tren Maya, la electricidad o infraestructura, “los pueblos tienen que montarse a esa carretera del desarrollo que nos despoja del territorio, de los espacios que para muchos pueblos son sagrados, como el cerro donde hay minería a cielo abierto”.

Para el también gestor cultural, con la enorme devastación, los daños ambientales son irreversibles, “se reduce el espacio territorial en que habitamos”: los ríos, árboles, los lagos están desapareciendo.

“Si se destruyen los territorios físicos hay una gran dispersión. Es como tirar un vaso de vidrio al suelo, entonces se rompe y los hablantes se van por su lado”.

Lo primero que tiene que hacer la institución es respetar el territorio donde habita, pues —insiste— que estos factores hacen que las lenguas estén en peligro.

CONCESIONES EN  ESPACIOS  SAGRADOS

“La migración sumada del racismo, la discriminación del despojo del territorio, de la desaparición de los espacios sagrados y físicos y acompañados de las políticas homogéneas; es como querer meter a los pueblos indígenas en solo costal”.

Lorenzo Rueda explica que se deben cancelar las concesiones que existen hasta por 50 años de minería, geotermia y geoparques “de estos proyectos extractivos”.

“El Estado nación debe escuchar, dialogar, pero no con consultas que no están bien construidas. El Estado debería hacer un doble esfuerzo para poder consensuar, porque estas políticas culturales se dan de arriba hacia abajo”.

Dentro de los esfuerzos por preservar las lenguas originarias, instituciones de cultura que dependen directamente de la Secretaría de Cultura “hacen esfuerzos de registrar las formas en las que se escribe una lengua o grabar en audio y video a los abuelos y abuelas que desde del Estado se les ha llamado patrimonios vivos, personas que guardan una memoria histórica colectiva”.

El investigador explica que a estos esfuerzos se suman un buen número de poetas indígenas, “hay espacios donde te permite poder registrar a través de un libro, de un video o de una serie de elementos culturales”.

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