M de R / Tapachula
La designación de Yadira de los Santos Robledo como delegada del Instituto Nacional de Migración (INM) en Chiapas, era ya un “desastre anunciado”, ya que tarde o temprano se viviría un caos social para el estado de Chiapas, “pero eso ya lo estamos viviendo más temprano de lo que esperábamos”, señalaron diversos sectores de la sociedad.
No existe trabajo coordinado y mucho menos el tacto que requiere de verdaderos funcionarios del Instituto Nacional de Migración, ya que esos puestos son ocupados por familiares de políticos y por lo tanto hoy la sociedad sufre de inseguridad, inmundicia, mendicidad, falta de empleos y una economía en picada.
A raíz de que Yadira de los Santos Robledo fue incrustada en la Secretaría de Gobernación, bajo la tutela de políticos chiapanecos como Roberto Albores Gleason, candidato perdedor a la gubernatura de Chiapas.
Es importante recordar que Albores Gleason estuvo involucrado en el desfalco millonario de apoyos para productores por parte del entonces Sagarpa denominado PIMAF, donde se calcula que fueron cerca de 500 millones de pesos, pero todo quedó en el olvido.
La corrupción y el nepotismo es el cáncer que sigue presente, ya que muchos priístas fueron metidos dentro de las filas de la Cuarta Transformación para que sigan operando políticamente y no perder esa cadena de corrupción que se hacía en gobiernos anteriores.
