Jorge Éver González Domínguez / Chiapa de Corzo, Chiapas
Mujer romántica y soñadora, tiene pasión por el color, admira los amaneceres y atardeceres pues percibe en ellos un derroche de colores cada día, gusta con especial embeleso el colorido de la naturaleza y lo bello de la creación.
Se apasiona cuando nos explica acerca del color: “Es la sensación que experimentamos cuando nuestros ojos son tocados por la luz; por lo tanto, si no hay luz no hay color”. Y continúa “…la luz de los rayos del sol y la luz artificial, son conocidas como luz blanca y luz amarilla y las dos contienen todos los colores del arcoíris. Los colores vienen de pigmentos minerales, vegetales y animales; se dividen en fríos y calientes, los fríos son el azul y el verde, los calientes: rojo y amarillo; el blanco se forma con todos los colores del arcoíris y el negro es la ausencia de Dios”.
A la artista siempre le llamó la atención pintar; poder plasmar en un lienzo blanco alguna imagen de lo que Dios hizo en su creación y poder hacerlo en forma tridimensional, pues solo se cuenta con dos dimensiones: largo y ancho, se tiene que dar la dimensión que no tiene y es la profundidad.
Josefina tenía miedo de aprender, pues en secundaria, el maestro no supo canalizar su enseñanza y únicamente la desanimó al decirle: “No sabes dibujar, mucho menos que aprendas a pintar”; comentario que inmovilizó sus manos por mucho tiempo hasta que, ya casada, comentó con una amiga muy querida su inquietud por la pintura.
Con el nacimiento de su hijo, Josefina dejó por un tiempo la pintura y en esta nueva etapa de su vida quiso dedicarse a él y disfrutar plenamente el regalo de ser mamá.
Después de algún tiempo regresó a la pintura. Ahora tiene una nueva maestra, totalmente diferente; una hermosa maestra joven que estudió artes plásticas, tolerante, paciente, perseverante, tenaz y con una agradable energía: Olga Fábregas.
Ella también es una excelente maestra que disfruta mucho todo lo que hace; enseña con cariño y paciencia a niños y adultos. La técnica de corregir, de la maestra Olga Fábregas, es diferente.
Josefina Ortega, dice sentirse inmensamente afortunada por haber tenido la conducción y acompañamiento de las mejores maestras en la realización de uno de sus más hermosos sueños y agradece a Dios ese legado recibido.
Actualmente radica en Tuxtla Gutiérrez y desaparece en los pinceles del arte.
