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Hipotéticos lectores… ¿arriesgarían su vida por otros?

?Amigo: siendo médico, cuidando de no exponerte, evitando la cercanía de otros colegas, quienes posiblemente están en contacto con gentes infectadas, ¡partiste cuidándote! -guardabas la sana distancia, reiterativamente evitabas la proximidad de los contactos de enfermos y espacios cerrados- ya sea por tus pacientes o por el medio con alta carga viral, que penetró por tus vías respiratorias.

?Dicen: ‘¡Es imposible evitar el contacto con el virus! ¡Es posible atenuar la carga viral o evitar que penetren e invadan!’.

?Carlos Alfredo Meléndez González, en tu altar mortuorio, simbólicamente colocamos el pastel de cumpleaños que te quedó esperando a principio de noviembre.

?Fuiste parco y honesto como gastroenterólogo, para expresar a los pacientes la historia natural de la enfermedad intestinal, pancreática o hepática. Siempre claro y nunca comercial para aumentar tu peculio.

?Serás inmortal mientras alguien te recuerde o a consecuencia de que tus actos permanezcan vivos o sanos.

?No menciono otros nombres de amigos o conocidos médicos. Fallecieron por exceso de carga viral, a causa de la exposición prolongada con enfermos, sin importar sus agravantes metabólicos, cardiocirculatorios y por sobrepeso. ¿Es acaso suicidio? ¿O entrega a la profesión?

?Plasmo para preservar tu memoria y de los demás médicos fallecidos por un salario o el cobro de consulta. Insuficiente para lo que se necesita gastar para mantenerse vivo. O para pagar una terapia intensiva que puede llegar a costar más de un millón de pesos y de la cual únicamente sobrevive uno de cada diez pacientes, por la comorbilidad (significa que si tienes enfermedades previas que dañan a tu organismo, te llevará a ser más susceptible de poder enfermar y morir).

?Amigo doctor: ¡a pesar de saber, bajas la guardia! Enfermas a consecuencia del contacto con tus pacientes. Quienes te culpan, demandan; y si bien te va, refieren: ‘¡Se curaron gracias a Dios!’.

?Amigo lector: Si los virus y bacterias fueran visibles como los reptiles, ofidios, existiría permanente cuidado para evitar estar en su contacto o para lavarse. Pero son invisibles, con tal poder de dañar a nuestras células. ¡De lo que no ves, no te cuidas!

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