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Roque Gil Marín Vassallo
Comitán, Chiapas
Apologética. Cuenta la leyenda que gracias a su intervención ante la justicia del Ser Supremo, San Caralampio, Mártir de Jesucristo, el pueblo del suriano estado de Chiapas llamado Santa María de Comitán o Comitán de las Flores, fue salvado de la extinción y de los severos y mortales estragos de la más terrible epidemia mixta de viruela y cólera que se registró en varios países de Norte y Centro América, a mediados del Siglo XIX, cuando el estado de Chiapas era gobernado por don Fernando Nicolás Maldonado, entre los años 1849 y 1851.

**Da inicio cada día 10 de febrero y se prolonga hasta después de “El Mero Día” en que se festeja su natalicio, que aquí es el 20 de cada mes de febrero**

Su origen o procedencia. Existen diversas formas de contar la procedencia o llegada de esta imagen sagrada, la que según algunos fue traída de Centro América por un señor que era militar o soldado de uno de los ejércitos que por ese entonces se formaron tanto en Chiapas como en Guatemala y en el norte de México.

Su templo en Comitán. En agradecimiento a su milagrosa y salvadora intervención ante la divina gracia del Señor Jesucristo, los sobrevivientes de la llamada “Peste del Cólera” de Comitán, se procedió a la construcción de su templo, que es un edificio de estilo neoclásico con fisonomía arquitectónica de tipo indiano y adornada con dos bellos campanarios, su fachada pintada en colores naranja y rojo, y su armonioso atrio en forma de escalinata.

Su Fiesta. Desde hace más de un siglo, “La Fiesta de San Caralampio”, Mártir de Jesucristo, en la Ciudad de Comitán de Domínguez, Chiapas, da inicio cada día 10 de febrero y se prolonga hasta después de “El Mero Día” en que se festeja su natalicio, que aquí es el 20 de cada mes de febrero, y el pueblo católico comiteco se lanza a las calles para presenciar el recorrido que hacen los múltiples y coloridos grupos de danzantes y carros alegóricos con las imágenes del Santo Patrono del Barrio de La Pila, de la Reina de la Feria y algunas otras alegorías religiosas que se concentran alrededor del Parque de La Pila y calles aledañas, que disfrutan de las marimbas y grupos musicales, amén de los productos regionales y de la exquisita gastronomía comiteca, juegos pirotécnicos y mecánicos, y del fragante calor de los comitecos.
Salud.

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