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Temporada de huracanes y la naturaleza humana

Francisco Félix Durán Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Leer la novela “Temporada de huracanes”, de Fernanda Melchor, me transportó al sureste de México, como si estuviera echando una rica botana con su respectiva caguama, mientras escucho el chisme de la bruja que fue asesinada y encontrada por unos niños en el río, así como todas las suposiciones que un acontecimiento como este trae consigo.
Esta novela tan original, sin palabras rebuscadas y sin personajes que soportan estoicamente las diversas tragedias que se viven en todo nuestro país, nos cuenta con un lenguaje muy popular de la costa de Veracruz, lo imposible que resulta salir de la miseria y la marginación en la que viven muchos pueblos.
En ese contexto, la historia comienza con el encuentro del cadáver de la bruja que mencioné, con ello vienen narraciones de diversos personajes que cuentan lo ocurrido desde sus perspectivas, creencias, temores y vendettas muy particulares, en donde las mujeres siempre pierden y resultan culpables.
Me llama la atención que la adaptación al cine de esta película no haya tenido éxito, la razón sin duda alguna es que, en el filme dirigido por Elisa Miller, no muestra la realidad de la sociedad retratada por Melchor; temió enseñar lo que todos ya sabemos, pero pocos reconocen y quienes tuvimos la oportunidad de leerla estamos de acuerdo con la autora.
Quienes conocemos las diversas comunidades de nuestro país, sabemos que la desgracia siempre acompaña a los desfavorecidos. La pobreza lleva a las localidades a ser controladas por el narcotráfico, arrastra a sus mujeres a sobrevivir vendiendo su cuerpo y a las que subsisten lejos de esta actividad siempre están por debajo de un hombre -como el hecho de que los abusos y violaciones sexuales en casa, en la mayoría de los casos resulta ser alguien de la familia o muy allegado a ella-, pero la vergüenza y la falta de credibilidad ante el agresor masculino, concluye en la falta de denuncias.
Por otra parte, existen quienes ante la adversidad intentan soñar y salir adelante, como bien hizo la bruja, quien comenzó por reconocerse a sí misma como mujer e incluso, aprendió el negocio esotérico de su madre para capitalizarlo; pero lamentablemente, como bien señala Jorge Castañeda en “Mañana o pasado: el misterio de los mexicanos”, en esta comunidad marginada y pobre, todos son cangrejos que te regresan a la cubeta cuando estás a punto de escapar. Así es la naturaleza humana.
Así es como Fernanda Melchor retrata la vida tan cotidiana que viven los mexicanos. En donde gobierna el crimen, la marginación y la pobreza no cesan, la misoginia y la homofobia están disfrazadas, y realmente es difícil -por no decir imposible- salir de esta oscuridad en la que tantos habitan.

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