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Eduardo Solís

Diario de Chiapas

Mientras por un lado afirman vivir un momento renovado, lleno de buenos resultados y proyectos que apuntan a una nueva era del deporte ráfaga en Chiapas, la realidad va encaminada a otra perspectiva en la que se exhibe lo contrario; de nuevo, intereses, desatención y como consecuencia, deserciones de ADEMEBA, porque a la par de los discursos, está la realidad y no siempre coinciden.

El pasado 10 de abril se realizó la Asamblea en la que, “18 ligas debidamente acreditadas” y con la palabra “reingeniería”, se hablaba de un proyecto renovador; es más, el 28 de julio, tres meses después, varios estatales y seleccionados nacionales, todo estaba en base a “avances sólidos”.

Esa dinámica innovadora dejó rastros de las viejas prácticas, de rencillas por intereses individuales y una mesa directiva que en el papel es diversa e inclusiva, pero que en la praxis tiene ya cuarteaduras severas entre quienes siguen perpetuados en un puesto que, obvio de nuevo, les queda grande.

Generoso es el basquetbol, que puede creerse cualquier discurso y que regresa al desencanto a la primera. Sucedió con la “cartera” de Maxibaloncesto, renuncia después del primer evento sin conocer las causas por las que, prefirió dar un paso de costado, no hay manera de seguir en un proyecto en el papel.

No existe la fórmula para borrar con una conferencia de prensa, años de malas prácticas y de a poco, fueron cayendo las máscaras del proyecto renovador, o bien, ¿cómo es que un integrante de ADEMEBA no contribuye fusionando las ligas municipales en Tuxtla?, o viceversa, quizá no importe quien deba ceder, buscando el beneficio del basquetbolista en la capital y trabajar de mejor forma el uso de un espacio público. ¿Por qué la insistencia de “controlar” al arbitraje?

Era de esperarse, las deserciones porque en el mundo del basquetbol chiapaneco, que parece un universo centralizado, pero en el que todo se reduce a el mismo grupo de siempre vendiendo espejitos y sin encontrar por lo menos coherencia, porque un año se piensa de una forma y al siguiente, dependiendo de la corriente, se puede pensar de otra forma. Al final, el tiempo pasa, generaciones se pierden y los que no pierden nada, son los que cobran la mensualidad, que encuentran en algún beneficio político, un escenario que les permite mejorarse, pero desde la parcialidad, es un asunto personal, de “marcas” y lo demás, podrá seguir en el divisionismo y la confusión; mientras cada mes la mensualidad del club sea cubierta, lo demás es lo de menos.

Pero el asunto no es exclusivo de ADEMEBA, también ACHIBA tiene sus asuntos. Exiliado, destinado a “trabajar” con lo que queda, termina por buscar la justificación de su existencia porque no existe base, más que lo que se pueda ir recogiendo por el camino, tratando de sobrevivir a unos tiempos en el que, toma la delantera aquel que tiene mejor discurso mediático, aunque en la realidad no haya más en inconformidad de los que hacen el deporte.

Organismos que surgen a cada rato, clubes que estuvieron donde todo se iba a “fortalecer”, pero que ahora buscan trabajar con quienes, en su momento, hicieron menos. Cuando de buscar la conveniencia se trata, hasta los mismos basquetbolistas hacen flexible su ideología.

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