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Otra vez, al secuestro de la educación

Otra vez, como en años anteriores, el SNTE, acuerpado en la CNTE, salió a las calles de Tuxtla Gutiérrez para demostrar que en cuanto se decida, podrá poner en jaque al gobierno federal porque a su entender, éste no les ha cumplido con la solución a sus demandas y, sobre todo, se dicen engañados por la autoridad que se comprometió a darle solución a sus solicitudes desde hace seis años.

El problema de los mentores no es que se manifiesten o se inconformen contra la autoridad gubernamental, sino que su protesta la elevan a otro escenario donde los que más pierden son los prestadores de servicios del transporte, automovilistas y población en general que tenía la necesidad de salir o ingresar a la ciudad.

Los cuatro puntos cardinales de la ciudad capital estuvieron bloqueados por los maestros, quienes exigen mejores condiciones salariales y otras demandas. Cierto es que manifestarse está en su derecho, se los permite la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Pese a ello, retomando la historia, la del viernes fue una protesta desangelada, con poca audiencia, tanto que el dirigente de la Sección 7 del SNTE no hizo presencia por estar en las manifestaciones simultáneas que se realizan en la Ciudad de México, donde intentan sostener un encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El movimiento fue convocado por una de las alas del magisterio, la Asamblea Estatal del Bloque Democrático de la Sección VII del SNTE-CNTE. Sus integrantes fueron los que taponearon las cuatro entradas y salidas de Tuxtla Gutiérrez. Fue, por tanto, un día de locura para la ciudadanía, tomando en cuenta que se tapó la salida y entrada de Chiapa de Corzo con Tuxtla Gutiérrez; lo mismo se hizo con la salida de Tuxtla, en el poniente, a la altura de la Pochota; otro más en la salida hacia San Fernando, y el último, el de la zona de Villaflores, el camino que conduce a El Jobo, Copoya y Suchiapa.

Los maestros se inconformaron por la nula atención que de ellos ha hecho la secretaria de Educación, Rosa Aidé Domínguez Ochoa, a quien acusan de solapar actos de corrupción en el otorgamiento de plazas, en el descongelamiento de plazas, así como el retorno de la caja de ahorro.

Casos específicos como despidos injustificados y represión. Demandan, además, de la “abrogación de la ley laboral y la ley del ISSSTE, que les impide jubilarse a los 28 y 30 años de servicio, tal como se venía haciendo anteriormente, esto sin dejar fuera la exigencia de desaparecer la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros”.

Los maestros se portan reacios a entender que no es por esta vía, la de los bloqueos, como se les resolverán sus problemas. Al gobierno no le importa que haya esta clase de manifestaciones pues con el paso del tiempo, la irritación se vuelve contra ellos mismos.

La protesta no es contra los ciudadanos, las infamias e injurias que profesan no deben dirigirse contra la población que “no tienen vela en el entierro”. El magisterio y principalmente sus líderes, no entienden que así no es como se resuelven los problemas.

Si el gobierno no tiene la capacidad para resolver lo que el gremio demanda, pues que se plasme, pero no a costa de violar los derechos de terceras personas. Es no se vale ni es justo. Otra cosa es que se manifiesten o hagan plantón para que la autoridad se siente a dialogar. Todo, con el debido entendimiento de que sólo se procede si lo que pide el magisterio es justificable. Tampoco se trata de pedir por pedir.

El problema de la Prepa 1 de la capital chiapaneca es otro ejemplo donde reina la negligencia, la actitud abusiva de los directivos y no es necesariamente el gobierno es el culpable. Cuatro millones de pesos andan desaparecidos y ese recurso, producto de las aportaciones de cuotas escolares y el dinero que la misma Secretaría de Educación aporta, son el pretexto para dejar sin clases al alumnado.

Tres semanas sin abrir las puertas de la institución, dos turnos varados y cientos de alumnos sin prepararse, es el resultado de una mala gestión, del abuso de confianza. Este lunes iniciaron las vacaciones y al regreso a la actividad normal seguirá igual. El viernes, cientos de maestros no acudieron a su centro de trabajo para marchar para exigir respuesta a sus demandas, y entonces la pregunta obligada es, ¿qué pasa con la educación de miles de niños, adolescentes y jóvenes? Nada es la respuesta, pero eso sí, no se les cumple.

No hay necesidad de que la ciudadanía los califique de “flojos” y “burócratas vividores del sistema”. Tampoco eso es sano, es mejor que predomine el diálogo y si no se cumplen los acuerdos, con toda razón, exhibirlos y actuar por la vía legal, pero no dejando sin educación a las promesas del presente.

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