Justicia perezosa y tramposa que avala al Cártel Inmobiliario
¿Hasta cuándo las autoridades harán justicia a las mujeres que han sido víctimas del cártel inmobiliario que encabezan Erick Romero Peimbert, Gustavo Adolfo Flores Alfaro, este par de pandilleros?
La verdad no lo sabemos, pero es indudable que se requiere la intervención directa del jefe del Ejecutivo federal y estatal para que las investigaciones se aceleren en su definición, porque no es posible que se siga permitiendo que estos criminales se sigan saliendo con la suya.
Es inaudito y hasta humillante ver cómo decenas de mujeres, impotentes ante la arbitrariedad y el tráfico de influencias, se hacen las fuertes para decir que seguirán luchando por recuperar su dinero y sus propiedades que les fueron arrancadas de tajo de su patrimonio por la acción burda, abusiva, humillante, grosera y el término que usted quiera ponerles, a este par de sujetos que controlan el cártel inmobiliario en Chiapas
Las víctimas, en su rol de madres, hijas, esposas, algunas de ellas adultas mayores que a lo largo de su vida forjaron un patrimonio, hoy no sólo lloran y lamentan su desgracia, sino que maldicen la falta de justicia por parte de las autoridades que tienen asignados decenas de casos y que esta casa editorial, durante meses, ha estado difundiendo, y que, a la fecha, no hay indicios de que haya una rendija donde se vislumbre una luz de esperanza para que recuperen su patrimonio perdido.
Con todo el cinismo, tanto Erick Romero Peimbert como Gustavo Adolfo Flores Alfaro se definen como hampones profesionales, intocables, que hacen lo que les viene en gana, total que a las autoridades de primer nivel que tendrían que estar resolviendo los casos, están muy tranquilos recibiendo los embutes por quienes también se hacen llamar “desarrolladores inmobiliarios”.
Es de suma importancia que en el Poder Judicial del Estado y en la Secretaría General de Gobierno, y a nivel nacional intervengan la Unidad de Inteligencia Financiera y el SAT se aboquen a investigar quiénes son los funcionarios que están brindando protección a los juicios que se tienen en los juzgados y que, al parecer, es donde los expedientes se detienen o se alargan.
Además, ante la ola de denuncias de las víctimas, los sindicados se previenen al portar en su portafolio amparos para evitar ser detenidos, en caso de que alguno de sus cómplices se haya echado para atrás y se haya deslindado de seguir apoyando estos asuntos que caen en el rubro de la barbarie.
No es posible que abusivos personajes utilicen la ley a sus bajos instintos y, sobre todo, que no tengan piedad por sus víctimas, mujeres indefensas que su único delito fue encontrárselos en su vida.
Debe ser frustrante, de pesadilla, tener en mente, desde que te levantas hasta que anochece, cuándo será el día en que te regresen el dinero perdido o el bien inmueble timado. En esta casa editorial publicamos como María del Rosario Gómez Flores, María Eugenia Salcedo Torres, Juanita Hernández Cruz y María Rita Gómez Flores, dan la cara y denuncian a Erick Romero Peimberth y Gustavo Adolfo Flores Alfaro, quienes son los líderes del cártel inmobiliario que cometió los fraudes a través de las empresas GCI, Líneas del Sur y Grupo Constructor Inmobiliario Tu Casa en el Sureste SA de CV.
Los defraudadores engatusan, ilusionan y al final los maldices, pero eso qué, a los pillos no les importa, es más siguen riéndose de sus finas acciones fraudulentas. Lo que es lamentable en este proceso de despojo se encuentren embarrados notarios públicos o supuestos funcionarios que extienden documentos apócrifos que abusan de la buena fe de quienes andan en busca de una casa, de comodidad, de un hogar para la familia.
Un eslabón clave en estos fraudes es la operación que realiza el Registro Público de la Propiedad porque es en este espacio institucional donde se da el visto bueno a las ventas irregulares. El camino está tan bien planeado, que hay casos que no avanzan porque existen amparos que han detenido el análisis de los expedientes y es donde la “justicia” le apuesta a que el cliente desista o se muera.
Sí, es grotesco decir esto, pero en este maquiavélico proceso la salud del embaucado se deteriora que hasta puede perder la vida por el impacto tan fuerte que representa quedarse sin dinero, sin propiedad.
